Una campana suena monótona: http://www.youtube.com/watch?v=2d_KHDE81XQ
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A diez años del ataque a las torres gemelas parece bastante claro que la estrategia adoptada en respuesta no ha tenido éxito en conjunto. Las ofensivas para derrocar a los talibanes y a Sadam Husein, llevadas a cabo con gran facilidad debido a la enorme superioridad técnica occidental, han derivado a guerras o semiguerras permanentes, a un coste enorme y sin salida clara. Tampoco Pakistán resulta un modelo de estabilidad. Aunque se empleó el argumento de las armas de destrucción masiva --a hacer creer en las cuales contribuyó el propio Sadam--, creo que la invasión de Irak tenía por objetivo real establecer allí una democracia que, por una parte, asegurara la posición de Israel y por otra sirviera de polo de atracción para los países circundantes. Imponer una democracia desde el exterior es asunto arduo, y más en países musulmanes sin la menor tradición de ese tipo, pero las experiencias de posguerra en Alemania y Japón autorizaban a creerlo posible, a juicio de muchos. La cuestión está todavía en el aire, pero las perspectivas son malas.
Quizá las revueltas en varios países musulmanes contra las respectivas dictaduras sean un efecto indirecto de aquellas decisiones, pero el hecho es que los regímenes caídos en Túnez y Egipto eran pro occidentales, y el de Gadafi por lo menos neutral, aparte de que el ataque occidental a Libia ha sido una repugnante agresión por motivos oscuros, ante los que no ha protestado la gentuza que con tanta pasión defendió a Sadam, dato indicativo. Además, esas revueltas se producen en un momento en que los países occidentales están sacudidos por una profunda crisis económica y ofrecen, por tanto, menos atractivo para las masas musulmanas.
Casi ninguna decisión política de gran alcance está plenamente justificada en el sentido de que esté llamada a alcanzar el éxito o de que no tenga consecuencias inesperadas y negativas. Ocurre incluso con decisiones que desde el punto de vista moral y político parecen no ofrecer ninguna objeción.
En mis tiempos yo defendí, con algún escepticismo, la intervención en Irak y, sobre todo, traté de poner de relieve la hipocresía y antidemocratismo de quienes protestaban por ella.
http://www.libertaddigital.com/opinion/pio-moa/contra-la-guerra-o-a-favor-de-sadam-12393/
¡Pues claro que estaban con Sadam!
Pío Moa (LD, 13-4-2003)
Nuestros talibanes izquierdistas y nacionalistas han tildado de infamia la acusación de que tomaban partido por Sadam en la guerra de Irak. Para desmentir ese cargo, proclamaban dos o tres condenas fáciles: ¡ellos están, por supuesto, contra toda dictadura! Que no es así lo demuestra su indisimulable pena ante el rápido y poco cruento hundimiento de la dictadura irakí. Ellos auguraban un nuevo Vietnam, una resistencia numantina, y he aquí que se han disuelto en la nada los cálculos que utilizaban para impresionar y explotar la sentimentalidad de la gente: cientos de miles de víctimas, cientos de miles o millones de desplazados, ingente catástrofe humanitaria, etc. Pero si alguien espera de estos honrados analistas y políticos una disculpa ante la gente, cuyos sentimientos han manipulado con total desvergüenza, esperará en vano. Al contrario, dirán que cualquier número de víctimas, incluso una sola, es inaceptable. Con lo cual vuelven a demostrar su impostura. Si fueran sinceros, estarían protestando todos los días, de la mañana a la noche, por los miles y miles de víctimas de las guerras causadas por los dictadores en el mundo. Nunca lo hacen, al menos si esas dictaduras se proclaman izquierdistas.
Que sus condenas a Sadam eran huecas y gratuitas, de un carácter semejante a las del PNV al terrorismo, lo revela su inmediata actitud de pasividad cómplice ante el recrudecimiento de la persecución desatada en Cuba por el “gang” totalitario de Castro. Oleada represora lanzada precisamente al abrigo y con la distracción de la otra oleada de protestas no contra la guerra, sino a favor de Sadam, como queda ahora de relieve. Esa izquierda y esos nacionalistas han simpatizado siempre con el brutal régimen castrista, al cual disculpan y ayudan moral, política y materialmente de mil modos.
Por desgracia, la izquierda y los nacionalistas en España no han acabado de hacer la transición, son muy poco demócratas, y no sólo en relación con el exterior. Su protesta por la guerra contra Sadam la han orientado como una campaña contra la democracia en España. Como siempre en estos casos, había razones de peso en pro y en contra de la intervención en Irak. El gobierno tenía sus fuertes argumentos y por ellos se inclinó, y no voy a menospreciar varios de los argumentos esgrimidos por la oposición. Pero lo que en ningún caso puede apoyarse en razones es ese cultivo de un clima guerracivilista mediante la mentira, la explotación cínica de los cadáveres, los insultos, violencias, ataques y amenazas, que por unas semanas ha extendido por España un ambiente similar al de las Vascongadas. La campaña, so pretexto de la guerra, defendía a Sadam e indirectamente a Castro, pero su daño mayor ha sido para las libertades en España. Contra ellas han marchado juntos socialistas, comunistas, nacionalistas catalanes y vascos, republicanos y anarquistas: ¡la vieja coalición que dio lugar a nuestra contienda civil!
Pero lo importante y peligroso no es esa especie de coalición de hecho, sino su capacidad de arrastre de masas, después de años languideciendo. ¡Parecen estar recuperándose de la caída del muro de Berlín! Ahora bien, eso no habría ocurrido sin unos medios de comunicación dedicados, con pocas excepciones, a manipular y desinformar con más o menos arte. Lo cual es culpa muy primaria de una derecha claudicante que ha entregado la cultura y la comunicación, no a sus enemigos, que sería lo de menos, sino a enemigos de la democracia y amigos de Sadam, de Castro y de nuevas y peligrosas aventuras balcanizantes en la misma España.
Sería un gravísimo error creer que la desilusión de nuestros talibanes por el fin de la guerra va a desanimarles o hacerles rectificar. Se han embriagado en su baño de masas, y persistirán en su empeño con renovadas fuerzas. Todo va a depender de cómo sepamos reaccionar, no sólo el gobierno, sino cuantos deseamos un futuro de paz y libertad para España.
****Vean, por ejemplo, la continua paletería anglómana, a nivel inconsciente. Cuando se traduce al español no puede hablarse de “u-boats” (“Iu bouts”), como si ese fuera el nombre propio de los submarinos alemanes. O se dice “submarinos” o se dice “u-boote”. Pero el inglés se convierte así en medio de denominar cualquier cosa que no esté directamente en español (o sustituir términos españoles por ingleses). Muchos exponen un título en español y a continuación en inglés (o a la in versa) aunque el original sea ruso o italiano. Pero, en fin, el mal está tan extendido que denunciarlo sería cosa de nunca acabar.
****Blog: Arditi: ”En una guerra moderna, la industria y la tecnología es la que vencen”. Como en Afganistán, en Irak o en Somalia, por poner casos y recientes. O en Argelia o Indochina los franceses, en Vietnam los useños o en Angola los portugueses. Etc.
****Jornada de historia en Castuera (Badajoz) el próximo 17 de septiembre: “Política y propaganda en la retaguardia republicana. Extremadura, 1936-39”.
11 h. Homenaje a las víctimas de la Guerra Civil en Castuela
11,30: visita a lugares del casco urbano relacionados con la guerra
13,00 Conferencia de José Javier Esparza: “Represión en la Extremadura republicana en el contexto de la Revolución y la Guerra
14,00. Comida
16,30 Visita guiada a restos de fortificaciones en el frente extremeño, guiada por Rafael Moreno, investigador de los restos de la Guerra Civil.
La asistencia a la conferencia es libre. En la comida y visitas se recomienda inscripción para mejor organización
Aportación voluntaria para gastos: 30 euros (incluye comida y materiales)
Información e inscripciones, historiaenlibertad@hotmail.es
** http://www.religionenlibertad.com/articulo.asp?idarticulo=17060
**Una pega: hablar de “republicano” supone una distorsión esencial de la historia. Se trataba del Frente Popular, que destruyó la legalidad republicana entre febrero y julio de 1936. El término “republicano” aplicado así concentra una falsedad básica, compartida también por la derecha, que nunca ha distinguido o querido distinguir bien entre los dos regímenes, el republicano y el del Frente Popular. “La guerra civil española es uno de los hechos del siglo XX sobre los que más se ha mentido”, ha venido a decir Paul Johnson.