La ejecución de Sadam Husein ha sugerido a Dawkins algunas reflexiones llamativas. Tras unas apreciaciones políticas algo toscas, argumenta contra la ejecución de aquel, o la de Hitler si hubiera sido capturado, porque con ella se priva a los científicos (historiadores y psicólogos en particular) de una fuente de información, que él cree sería única, sobre la evolución de los sucesos y sobre "cómo un individuo podía ser tan malvado y devastadoramente eficaz convenciendo a otros de unírsele". Los científicos nunca podrían perdonar el tesoro de información perdido con tales ejecuciones.
Dejo aparte la cuestión de la pena de muerte y la ingenuidad de la idea de Dawkins. Lo interesante es el fondo común de esa idea con la que podría tener Mengele en sus experimentos con seres humanos (¿y si el mal residiese en los genes? Hermosa hipótesis). Tras ese fondo, la obvia diferencia: sin duda Dawkins no comparte la crueldad de Mengele, ni la ideología nacionalsocialista, sino que, por el contrario, exhibe los más elevados sentimientos humanitarios. El problema es, siempre volvemos a ello, que esos sentimientos no tienen mucho que ver con la ciencia. ¿De dónde le vienen a Dawkins? Puede estar seguro de ello: de una larguísima tradición moral religiosa. La ciencia, al menos tal como él mismo la concibe en relación con la moral, nunca nos dirá si su actitud es mejor que la de Mengele.
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La ETA sabe tratar al gorrino
La ETA opina que los gorrinos solo entienden a golpes. Está demostrado: después de cientos de asesinatos ha conseguido que Zapo "entre en razón", "dialogue" y haga grandes concesiones. Dada la buena disposición del gobierno, los asesinos han establecido una "tregua" para animarle a seguir hasta el final. Como, ante la creciente resistencia democrática, el gobierno ha ralentizado el proceso de destrucción de la Constitución, la ETA ha considerado oportuno un gran atentado para reconducir a los gorrinos por la buena vía. Y Zapo ha entendido el mensaje, vaya si lo ha entendido: ha declarado su intención de continuar el siniestro proceso "con más energía que nunca". Y aumenta la división y la crispación social movilizando a los sindicatos, como hacía cuando estaba en la oposición contra Aznar, ahora en apoyo de la política común gobierno-ETA. La manifestación contra la paz y a favor del triunfo del terrorismo. Y luego dicen algunos que los etarras son torpes y sin inteligencia.