(anteriores 27-V y 7-VI)
El Pacto de San Sebastián comenzaría muy peligrosamente la lucha republicana: organizando un golpe militar que debía completarse con una una huelga general instrumentada por la UGT. Tal era su respuesta a la oferta de elecciones libres hecha por el gobierno monárquico.
El golpe, intentado a mediados de diciembre, fracasó de modo estrepitoso, como es bien sabido; pero son menos conocidas las tensiones dentro del PSOE entre Largo Caballero y Besteiro. Largo, como ya vimos, se había aproximado a los golpistas republicanos, mientras que Besteiro mantuvo su reticencia, de tal manera que hizo fracasar también, en Madrid, la huelga general. En Los personajes de la República, resumo: "Era lunes, y Largo Caballero, que se había ocultado, supo por la tarde que la ciudad continuaba su vida normal. Explica Largo en sus memorias: "Araquistáin y yo nos trasladamos a casa de Besteiro" en el coche de Negrín, y luego en él bajaron por La Castellana. "Le hice a Besteiro las consideraciones del caso, recordándole el compromiso contraído (...) Le hice observar que si no cumplíamos con nuestro deber ello constituiría un descrédito para la clase obrera organizada y que en el porvenir pagaríamos cara la deserción. Besteiro decía que sí, pero sin poder sacarle la declaración de por qué no había declarado la huelga. Al fin prometió que me comunicaría que se declarase la huelga el martes (...) El martes vinieron a verme y me dijeron que no había huelga (...) No había duda, la huelga estaba saboteada, consumada la traición de los enemigos de formar parte del Comité revolucionario". Fue el primer choque serio entre el golpista Largo Caballero y el legalista Besteiro.
El revés no supuso, sin embargo, el derrumbe de los planes republicanos. En la intentona, los militares rebeldes habían matado a un general, un capitán, dos carabineros y un guardia civil, por lo que fueron fusilados los dos cabecillas más significados. Pero tras esta aparente energía, el gobierno dio muestras de total pusilanimidad. Procuró no detener a nadie, y varios de los complicados tuvieron que presentarse por su cuenta, como explica Largo: "Llegaron Araquistáin y Negrín para comunicarme que Fernando de los Ríos nos esperaba (...). Acordamos presentarnos espontáneamente al día siguiente ante el General Juez Instructor de la causa (...). Antes de ir al cuartel del Pacífico donde se hallaba el juzgado, pasé por la Casa del Pueblo. Vi a Besteiro y a Saborit, les di cuenta de lo resuelto (...), esto es, presentarnos ante el Juez de Instrucción... y se encogieron de hombros sin decir una sola palabra. La indignación que esto me produjo fue tan grande que no pude evitar que se me saltasen las lágrimas (...) Al juez le sorprendió nuestra presencia. Tomó declaración a los tres y dijo que por la tarde su ayudante nos diría la resolución adoptada con De los Ríos y conmigo (...) Aquella tarde el ayudante del General se presentó vestido de paisano en la Casa del Pueblo y, muy cortésmente, nos condujo en su auto a la Cárcel Modelo". A Sánchez Román, que también quería ir a la cárcel, no se lo consintió el juez.
Era solo el primer acto de una farsa que terminaría convirtiendo en héroes a aquellos golpistas, y en verdugos a sus "perseguidores". El gobierno dio a los republicanos todas las facilidades para que convirtiesen la Cárcel Modelo en un centro de propaganda a todo el país, efecto multiplicado luego por un seudo juicio en que los jueces militares hicieron todo lo posible por favorecer a los reos y poner en ridículo la justicia monárquica.
Lo que seguiría después, las elecciones municipales de marzo de 1931 y el golpe de estado propinado por los monárquicos y el propio rey contra la monarquía, son episodios asimismo bien conocidos, que aquí no explicaré. Y así llegó la república el 1 de abril, y con ella el período de colaboración republicano-socialista, que iba a durar dos años y medio.
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La España de la trola, el choriceo y el puterío es, en gran medida, una creación de los medios de masas. La razón de que esos medios se comporten así merece un estudio, pero entre tanto observemos este equívoco: se supone que la derecha defiende determinados valores opuestos a aquellos, pero no ocurre así: la derecha abandonó la lucha por las ideas, si alguna vez la sostuvo (Gallardón, el modelo). De ahí la entrega de la universidad y de la cultura a la izquierda, una izquierda que en España nunca fue democrática ni identificada con su país. De ahí, por ejemplo, las promociones de periodistas y titiriteros formados, justamente, en la "cultura" de la trola, el choriceo y el puterío.
Hace semanas me informaba un corresponsal de intentos de crear una organización universitaria contra esas tendencias. Sería una gran cosa, porque la universidad es clave para el futuro de España. Llevo años oyendo cosas parecidas, pero sin continuidad. Porque las ideas no están muy claras ni hay un programa de acción, y todo termina diluyéndose. No tiene nada de fatídico, mas por ahora es lo que hay.
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Más abyección:
Leo en el blog http://www.heterodoxias.net/:
Dani (Sirera) también gira al centro: "La solidaridad de Catalunya [sic] con el resto de España no puede ser ilimitada".
Haciéndose atractivo a los nacionalistas: su mismísimo lenguaje. Aznar, Mayor Oreja, Vidal Quadras, Aguirre y tantos más, tienen ahí una responsabilidad: o echan a los pro etarras y pro separatistas, o estos les echarán a ellos. A menos que se "resignen".