****Dice Arzallus, en referencia a Bildu, que “esta es una guerra que Madrid no ha ganando, que ha perdido”. Yerra. Madrid la ha ganado porque es de allí de donde salió la legalización de Bildu y la colaboración con la ETA. La ha ganado el PSOE “de Madrid” y la ha ganado el PP de los “pellizcos de monja”. La han ganado unos políticos y magistrados delincuentes. La han perdido, por supuesto, España, la democracia y el estado de derecho. Por ahora.
****Bildu tendrá acceso a los datos fiscales de todos los españoles Pero muchos eluden sistemáticamente hablar de colaboración con banda armada por parte del gobierno. ¿Es que no pueden unos abogados solventes y expertos pormenorizar los clarísimos aspectos de colaboración de Zapo y su banda con la ETA? ¿Tan difícil resulta? ¿Es que los políticos son inmunes e impunes ante la ley y el derecho más elemental?
**** Algunos no acaban de ver la diferencia entre mis tesis y enfoques y los de otros historiadores, todos o casi todos, en torno a la república y la guerra civil. A ver si lo explico: yo he enfocado esas cuestiones desde el punto de vista de la democracia liberal (la única democracia posible, en realidad), sus problemas y su destrucción. Los historiadores de derecha, en general han dejado de lado este enfoque (en el que no creían, o apenas) para centrarse en del “orden y el desorden”, mezclado un poco con el de la “justicia social”; y los de izquierda lo han centrado en la lucha de clases, de pobres contra ricos, privilegiados contra desheredados etc., y secundariamente en la democracia, interpretada también con arreglo a la lucha de clases, es decir, usando la palabra democracia para atacar su contenido. Los equívocos tanto en la derecha como, mucho más aún en la izquierda, han sido monstruosos y han hecho de aquellos sucesos un verdadero galimatías.
-----------------------------------------
La aceptación popular del franquismo.
He estudiado este asunto en Años de hierro, referido a la posguerra y, con más amplitud, en Franco para antifranquistas. Puede el señor Vilches leerlos y tratar de rebatirlos, si le interesa. Diré simplemente que los antifranquistas éramos pocos y con muy poca influencia popular, y que tampoco tuvimos éxito entre el millón y medio de españoles que, a lo largo de quince años, emigraron a Europa y que, suponíamos serían más proclives a nuestras propagandas, dado que “se habían visto obligados por el régimen a abandonar su tierra para ganarse la vida”, como predicábamos, y habían conocido de primera mano las democracias occidentales (de esa emigración habla también el señor Vilches, interpretándola erróneamente, como suele hacer la izquierda. Ya lo veremos también). Aquí un breve resumen:
http://findesemana.libertaddigital.com/por-que-duro-tanto-el-franquismo-1276230843.html).
En cambio el señor Vilches explica, o cree explicar: El Sr. Moa insiste en que el franquismo era un movimiento de masas con aceptación casi unánime (a su entender sólo los locos y los vendidos podían oponerse). Nuevamente tenemos una mala comprensión lectora. Yo no he dicho nada de vendidos, de locos ni de movimiento. Una cosa fue el Movimiento Nacional, básicamente falangista y que en la práctica solo representaba a una fracción del franquismo político, y otra la aquiescencia muy masiva y poco politizada de la que gozó el franquismo hasta el final. Frente a ello, la ciencia sociológica de Vilches expone: Los informes de la Fundación FOESSA, vinculada a Caritas, comenzaron en 1965 bajo la dirección de Amando de Miguel. Hasta 1975 hubo tres informes, el último coordinado por Luis González Seara. El objetivo era conocer la situación social del país (…) En lo que atañe a los valores y actitudes políticas, distinguía entre "liberales" y "autoritarios" atendiendo a su deseo de reformas. Los primeros eran la mayoría, jóvenes y urbanos, tanto del sector público como del privado; mientras que los últimos, los resistentes a las reformas, los franquistas, eran una minoría compuesta sobre todo por "jornaleros del campo y personas sin estudios" (FOESSA, 1975, pág. 1.158). ¿Cuáles eran las regiones españolas más resistentes al cambio? Andalucía, Extremadura, y lo que hoy es Castilla-La Mancha, Canarias y Aragón; es decir, eran franquistas los que no emigraron en masa a las ciudades (FOESSA, 1975, pág. 1.160). Esto, en una sociedad urbana y alfabetizada como era la española en 1975, es definitorio: la mayoría no quería el franquismo. El resto son fanfarronadas de nostálgico.
Cualquier sociólogo medianamente experto capta a la primera la falacia en que incurre el señor Vilches dando alegremente a los términos la significación que a él le gusta: ni los “liberales” ni los “autoritarios” eran necesariamente franquistas ni antifranquistas. Había un gran número de franquistas que deseaban reformas y la liberalización del régimen, sin por ello pensar en destruirlo, menos aún en echar a Franco, algo que poquísimos querían. Y como recordará el señor Vilches, finalmente se produjo por aplastante mayoría la “reforma de la ley a la ley” en contra del rupturismo preconizado por los antifranquistas. Un dato definitivo, que Vilches imagina poder descartar con alguna frase despectiva. Y había muchos autoritarios que no eran franquistas, bien porque les disgustaban la reformas y cambios realizados por el franquismo en aquellos años, bien porque la oposición era (éramos) más bien totalitarios y temían una vuelta al Frente Popular. Espero haberle aclarado al señor Vilches una distinción elemental. Por poner otro ejemplo, ningún sociólogo algo experto confundiría a los votantes de los partidos separatistas con el separatismo: la cuestión es bastante más complicada, como he puesto de relieve en un artículo reciente, publicado en este blog el pasado 13 de junio (“El caso catalán”). Los datos sociológicos no pueden interpretarse a la buena de Dios o del wishful thinking, que dicen los anglosajones.
**Añadamos al punto del día pasado que la transición se hizo pacíficamente (aunque con el hostigamiento del terrorismo antifranquista, muy apoyado, en el caso de la ETA, por el resto de la oposición “moderada” rupturista); pero fue pacífica precisamente porque procedió del mismo régimen que había ganado la guerra y no de la ruptura con él. Puede compararse con la transición de los países de Europa del este, donde también fue pacífica, pero no por transformación del mismo régimen, sino por su derrumbe. El franquismo no se derrumbó, se transformó. Y lo mejor de la democracia procede de él, y lo peor del antifranquismo. Eso por no comparar el panorama de ruina social y económica que dejaba el comunismo, y el del franquismo, con una clase empresarial importante, una economía sólida a pesar de la crisis mundial del momento y una notable libertad de expresión (repase la prensa de la época, si quiere).
---------------------------------
****Nacho Vegas: "Cualquiera que se declare de derechas ha de ser un cretino o un cabrón" Palabra de gilipollas. El páramo cultural y la nada política, en fin.
****Otro de los mitos que cultivan mucho los ineptos: “El sistema no permite desafiar a los dos grandes partidos”: ahí tienen Asturias.
****http://www.religionenlibertad.com/articulo.asp?idarticulo=16087