A simple vista distinguimos un sufrimiento corporal y otro espiritual o psíquico.
En cuanto al primero, proviene de, al menos, dos fuentes: el mundo exterior nos acoge y al mismo tiempo nos es hostil. Hostilidad manifiesta en accidentes pero, sobre todo, en el continuo acecho de otras formas de vida que toman nuestros cuerpos como alimento del suyo propio, desde animales peligrosos a la mucho más peligrosa la vida invisible, microbiana, en constante acoso, que obliga al cuerpo a una permanente alerta, de la que, curiosamente, el ser vivo no tiene consciencia, creando anticuerpos e inmunidades nunca definitivas. Vivir es defenderse, en un sentido muy real. Y atacar: cada cuerpo exige una cantidad de energía procedente del exterior, precisamente de otra materia viva, causa de sufrimiento para otros seres. A la imposición de alimentarse dedica cada organismo un esfuerzo enorme, en muchos casos el esfuerzo principal a lo largo de su vida. El fracaso en ese esfuerzo causa dolor, y el éxito causa placer, pero menos placer que el sufrimiento infligido a las víctimas. Por ello provoca también culpa en el ser humano. No es de extrañar que en la Biblia, por ejemplo, sea Dios quien libera al hombre de esa culpa al autorizarle a matar animales y nutrirse de ellos. Solemos creer también que las plantas no sufren, pero es solo una suposición.
Otra fuente de dolor físico brota de los desarreglos internos debidos a la misma complejidad inimaginable del organismo vivo, en particular de los animales superiores, desarreglos de los equilibrios casi milagrosos, de la infinidad de reacciones químicas constantes que permiten funcionar y mantenerse como una unidad, en lugar de desarrollarse como un monstruo incapaz de sobrevivir. Los cánceres parecen ser una manifestación de esa dificultad inmensa, y sin embargo vencida por lo común, para mantener la armonía orgánica.
En cuanto al sufrimiento espiritual, tiene una gama enorme, desde el proveniente de las relaciones con los demás, causa de placer pero siempre unida a peligros, choques y roces que llegan a ser muy dolorosos; hasta el procedente de nuestro propio funcionamiento psíquico, con su capacidad imaginativa para crear monstruos. Añadamos la consciencia de la muerte, por lo común apagada pero nunca ausente. Esa consciencia tiene efectos muy complejos, desde el deseo de sublimar el tiempo de vida que se nos ha concedido, de elevar su dignidad, hasta la sensación de futilidad general de nuestros esfuerzos, de absurdo de la vida.
-------------------
***** Ramoneda: "El PP es un partido bajo sospecha"
¡Cómo, bajo sospecha! Escupe y orina todos los días sobre las tumbas de sus padres y abuelos, al igual que tantas tiorras y tiorrillos del PSOE... ¡Ah, claro, le falta cagar, pública y diariamente!
**** El País aplaude la "desenvuelta e ingeniosa articulación jurídica" del auto de Garzón
Por supuesto. Nadie ha dicho que los pro chekistas y pro etarras no fueran desenvueltos e ingeniosos. Comparados con el PP, al menos. Ingeniosos pro chekistas y pro etarras El país, Zapo
y Garzón.
-------------------
"La batalla de Kursk influyó en sentido más amplio sobre la política franquista. Antes, el Caudillo había pensado entrar en el nuevo orden europeo después de una guerra corta o en el último momento de una larga. La guerra corta se había esfumado, y su prolongación volvía incierta la victoria del Eje y, por tanto, el nuevo orden. Tras Ciudadela, el desembarco aliado en Sicilia y la caída de Mussolini, todo se volvía contra el Reich. Además, la presencia de la Wehrmacht en los Pirineos perdía peso, mientras lo ganaba la presencia aliada en Marruecos y en los mares próximos a la península. A Franco le interesaba cada vez menos el compromiso con Hitler, en pro del cual solo quedaba la gratitud por la ayuda en la guerra civil y una cada vez más borrosa afinidad ideológica. Él había hablado de socorrer a Berlín con un millón de hombres en caso necesario, pero se trataba de una baladronada imposible de cumplir. Como había aclarado a Don Juan, "las naciones se guían por su propio interés y no por sentimentalismos, pesan las realidades y no las ficciones". Aun así, no pensaba traicionar a sus amigos.
El 28 de julio, Hayes imponía condiciones: España solo sería considerada neutral si retiraba la División Azul, cortaba la propaganda pro Eje, y retiraba la no beligerancia. Arguyó que la retirada de los voluntarios permitiría a los anglosajones obstruir las represalias que sin duda exigiría Stalin contra España. Franco le reiteró amigablemente sus conocidos argumentos.
El 20 de agosto, explotando el efecto psicológico de la conquista de Sicilia y la caída de Mussolini, y bajo "una ola de tremendo calor que no tenía precedentes en Madrid desde hacía cincuenta años", Hoare viajó al pazo de Meirás, donde el Caudillo veraneaba. Iba a plantearle, en "los límites extremos de la más extremada franqueza", tres puntos capitales: la Falange, la no-beligerancia y la División Azul. Franco, una vez más, se mostró poco impresionado, y Hoare comenta, con cierta involuntaria comicidad: "Su inconsciencia era desconcertante. Este hombre que tenía ante mí era, sin embargo, el dictador de España, separado por 600 kilómetros de su capital en plena crisis europea; sentado en la calma de su confortable salón, tan dispuesto a hablar de la próxima cosecha, del tiempo que hacía o de las perspectivas de la estación para los cazadores, como de los tremendos acontecimientos que tenían lugar en el mundo cada día (...) Y las duras verdades que yo a propósito le dirigí, lejos de provocarle reacción alguna, morían entre algodones".
(De Años de hierro)
**** http://blogs.libertaddigital.com/presente-y-pasado/zapo-y-garzon-3360/ (Sobre la "caballería de San Jorge")
**** http://www.populartv.net/index.php/PopularTV/ver-programa/la_noche_de_isabel_san_sebastian_22_10_2008/