****Addenda al artículo Pa negre y conciencia oscura: “En los últimos tiempos se ha venido presentando un panorama de la época (los años 40) absolutamente lúgubre, siniestro, del todo negativo. No fue así. Ciertamente fueron tiempos difíciles, amargos y, en ocasiones, dramáticos. Pero, paradójicamente, alegres.
“Su característica fue, ante todo, una tremenda alegría de vivir que ahora se quiere olvidar, como si no fuese el atributo más valioso del pueblo español. Había en el seno de la sociedad española la oscura convicción de que todo lo que había pasado había sido una locura atroz, de la cual unos cuantos seguían viviendo, pero que ya no suscitaba adhesión, menos aún entusiasmo. Y así comenzaba, a fuerza de trabajo, lo que habría de ser, años más tarde, la reconciliación y la prosperidad de los españoles”
“Subrayo las anteriores frases porque no son mías. De nuevo acudo al testimonio de Julián Marías (…) Sí, entre tanto dolor pasado y todavía presente para muchos, dos fueron las notas de aquellos años, como muy bien destaca el ilustre académico: la alegría de vivir y el afán por trabajar” (Fernando Vizcaíno Casas, Los pasos contados. No crean lo que cuentan de él nuestros ruines progres).
Algo que añadir a Marías: la “locura atroz” fue larga y minuciosamente incubada por la izquierda, en especial por el PSOE, pero también por la Esquerra y la izquierda republicana, sin olvidar a anarquistas y comunistas.
** Buen artículo de Eva Miquel Subías, por cierto
** La colmena, de Cela: “Cela ambientaría su segunda gran obra, La colmena, precisamente en 1942. Afirmará haber escrito “un libro de historia, no una novela”. “Esta novela mía no aspira a ser más –ni menos, ciertamente—que un trozo de vida narrado paso a paso, sin reticencias, sin extrañas tragedias, sin caridad, como la vida discurre, exactamente como discurre”. No obstante, observan los aviesos y algo stalinistas críticos C. Blanco Aguinaga, J. Rodríguez Puértolas e Iris Zavala, “La colmena transcurre en el Madrid de 1942. Año de hambre, miseria, estraperlo y racionamiento, pero también del maquis, de la represión feroz, de las cárceles y campos de concentración, de los fusilamientos… Realidades que no aparecen en la obra. Se trata, pues de una historia, en efecto, diluida, es decir, deformada”. Salvo que el maquis solo existía entonces en Francia (y muy poco), y que la represión había descendido mucho con respecto a 1939-1940, la observación es legítima, aunque solo en parte: tampoco refleja la novela la alegría que, sobre las penurias, reinaba en la población o en gran parte de ella, como recordaba Julián Marías y testimonian numerosos documentos y documentales. Aquellos fueron también años de fiestas populares, canciones y humor, entre tantas otras cosas. No parecerá ello tan incongruente si recordamos que la gente guardaba un vivo recuerdo de la Guerra Civil y sabía de los diarios bombardeos y persecuciones que atormentaban a Europa, además de haber un hambre más extrema en buena parte del continente. Por comparación, España podía considerarse privilegiada, e iba superando las dificultades. Nada de ello refleja la novela, extremadamente viva, en cambio, en su descripción de los aspectos más ruines, presentes, de un modo u otro, en todo tiempo y lugar.
"Hay una diferencia entre las dos novelas: Pascual Duarte es una personalidad fuerte, primaria en algunos aspectos y complicada en otros, rebelde contra su destino, mientras que los de La Colmena son mediocres, grises y sin espíritu. De ella ha desaparecido el tremendismo, las “tragedias extrañas” del Pascual Duarte, sustituidas por una nube de sordidez donde el autor encauza a veces los sentimientos del lector mediante observaciones moralistas convencionales e innecesarias. Cela, al margen de su talento literario, deja una impresión de moralismo romo o nietzscheísmo trivial.
"Se ha dicho que Cela no siente simpatía hacia sus personajes, derrotados “por la vida”, aunque a veces le aflora compasión o ternura por alguno. I. Gibson, dentro de sus conocidos prejuicios, ha observado con agudeza: “Cabe deducir que si eligió como lema personal El que resiste gana, y dedicó toda su vida a triunfar, era porque temía ser él mismo un derrotado, un fracasado”. En palabras de Cela, “Vengo de una familia bien inglesa y victoriana, y la derrota se considera un fracaso y una descalificación. En mi familia, como alguien pierda, lo meten en la vía muerta”. Cela empezó La Colmena en 1945, fecha significativa, cuando nadie apostaba por la continuidad del franquismo, pero la publicó en 1951, cuando el régimen había vuelto a consolidarse, contra todas las expectativas y contra una Europa hostil. En aquellos años, quien quisiera “ganar” debía tener en cuenta las dos cosas. Ya no le convenía adherirse al glorioso Movimiento y sí distanciarse de él, aunque sin llegar a la colisión. La Colmena refleja muy bien ese doble carácter, y lo mismo la reacción del régimen, que hizo a Cela el honor de ponerle algunos obstáculos de censura, pero solo momentáneos y sin persecución al autor” (Años de hierro, pp. 439-42).
Después cuando mejor le convenía y no había ya peligro, Cela afirmó que en la denuncia de aquella época se había quedado corto o había suprimido partes. Es creíble. Cuando todo el mundo creía al franquismo al borde del naufragio, Cela probablemente se ensañó mucho más, y la resistencia inesperada del régimen contra casi todo el mundo le volvió más cauto a la hora de publicar el libro. En otras palabras, el siempre oportunista -- también talentoso-- Cela supo nadar y guardar la ropa.
**EL CASO CERCAS ( En Época)
Ha sido divertida la broma que Arcadi Espada ha gastado a Javier Cercas a cuenta de la propensión, teorizada de y por este, a mezclar la realidad y la imaginación, con el noble propósito de impartir lecciones morales. Divertida y ejemplarizante, porque tal filosofía viene a ser la de El Chafardero Indomable, alias El País, periódico cuyo prestigio e influencia revela inmejorablemente el páramo cultural instalado en España desde hace muchos años, y que no ha vacilado en aplicar eficaces censuras en nombre de la democracia y el progreso. Así son ellos.
Como tengo la convicción de que ni en cine ni en literatura se hace en España casi nada que merezca la pena desde hace decenios, no leo ni veo esas cosas, con lo que me arriesgo a hablar con injusticia, siempre hay algo que escapa a la miseria. Pero de vez en cuando caigo en la tentación y, por ejemplo, leí en su momento Soldados de Salamina, un título ya absurdo. El libro tuvo enorme éxito y la derecha, que tantos palos venía recibiendo de los titiriteros y compañía sin ser capaz de replicar contundentemente en el mismo plano, lo agradeció mucho, porque no era tan sectario como suele ser esa siniestra literatura escrita y televisada (Cuéntame, Amar en tiempos de no sé qué… en fin, “memoria histórica” en triunfante abyección), donde la mentira compite solo con la estupidez. La condescendiente novela de Cercas me chocó por el infumable retrato del soldado “republicano” (era rojo: los rojos destruyeron la república), valiente, aventurero y heroico. Todos los hechos heroicos, da la casualidad, fueron protagonizados por los nacionales, y en el bando opuesto debieron animar el fervor de los reclutas mediante unos reglamentos terroríficos que castigaban la deserción no solo en los desertores (si los cogían) sino en sus familiares hasta no sé qué grado. Estos detalles seguramente los ignoraba Cercas. No es que todos los combatientes del ejército rojo fueran forzados de esa manera, había también muchos convencidos por el “Himalaya de mentiras” denunciado por Besteiro; pero, repito, nunca protagonizaron un alcázar de Toledo, un Simancas, un Santa María de la Cabeza, un Oviedo, un Huesca, un Teruel… Algo significará esta diferencia, siendo españoles los dos bandos.
Por motivos profesionales estoy leyendo o releyendo las novelas de Ignacio Agustí y de José María Gironella sobre la república y la guerra civil. La diferencia con la literatura de las almudenas grandes, los cercas y tantos otros, es abismal, y no a favor de estos últimos, va de suyo. Comparándolas, nos percatamos del páramo cultural de hoy, poblado, eso sí, de una densa vegetación enana. Y resulta que los representantes de ese erial se permiten hablar enfáticamente del “páramo” franquista.
Pues bien, cambiando algo de registro, Cercas ha dicho hace poco que la democracia debe ser generosa con la ETA, ya que fue también generosa con los franquistas. El hombre, bien se ve, delira. Fue el franquismo el generoso, el que realizó la transición democrática e integró en ella a una oposición rupturista que soñaba con enlazar con el Frente Popular, con los “valientes soldados republicanos” fantaseados por Cercas y cuya representación más propia eran en aquellos momentos los etarras. Cercas siente que en honor de los asesinos deben ser silenciadas y olvidadas sus víctimas directas, y los victimarios recibir mil generosidades políticas, reconocimiento y dinero público, estatutos “de segunda generación” y corrosión del estado de derecho (¿por qué no? Al fin y al cabo viene del franquismo, “de la ley a la ley”)…
Hay un claro lazo entre la simpatía de muchos progres hacia los etarras y hacia los “milicianos sudorosos” de otra conocida autora. Todos ellos comparten muchos ideales, solo que los sudorosos han sido más consecuentes. Hay un fondo mal disimulado de admiración en esas generosidades.
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****Señor Moa: he leído con atención las opiniones de un interviniente de su blog, que firma Gaditano, sobre la educación y el maltrato de los niños. Creo que el mayor maltrato y el más traumático que sufren los niños actualmente son las tan frecuentes malas relaciones entre los padres, que suelen terminar en divorcio o separación. Creo que nada traumatiza a los niños más que eso. Y, ya ve usted, casi no se habla de ello. No es difícil ver que la expansión de la droga, el botellón y otros fenómenos parecidos entre la juventud tiene su raíz en ese malestar familiar de fondo, ese malestar extendidísimo hoy en día. También me sorprende la insensibilidad de ese señor ante los sufrimientos de los irlandeses, entre los que debió de haber cientos de miles de niños víctimas no tanto de la plaga de la patata como de la política inglesa, según usted señala, a mi juicio correctamente. A. N.G (Sevilla)
****Treinta mil jóvenes vascos justifican y simpatizan con el terrorismo de ETA. Pues como el gobierno de Zapillo el Rojo, o el gobierno vasco o el PNV.¿O acaso no quieren todos premiar generosamente a los asesinos y no lo han venido haciendo año tras año? Siempre escudándose en el buen deseo de que “dejen de matar” Faltaría más.
****http://produccionesarmada.wordpress.com/2011/02/25/genesis-de-la-revolucion-de-octubrepio-moa/
****Don Pío, he leido su blog titulado "La legitimidad del rey…”, y aparece alguien con el sobrenombre de Egarense que pega una información sobre, entre otras, "las bases Norteamericanas en Colombia" e información sobre la ex senadora destituida por nexos con las FARC, Piedad Córdoba; y el senador Jorge Enrique Robledo senador por el Polo "democrático", partido de izquierda. Su blog es excelente, don Pío. Pero me parece que dejar pasar este tipo de información, a mi juicio, no va con la línea de su blog. Al señor Egarense hay que decirle que en Colombia no hay bases norteamericanas, ni se van a construir bases norteamericanas. Eso ya ha quedado claro. Aquí un link, para Egarense, que trata muy bien este tema http://webarticulista.net.free.fr/em200909081652+Eduardo-Mackenzie.html Además, Piedad Córdoba es chavista y declara su admiración por Fidel Castro. Le envío estos Links para que Egarense tenga una idea sobre Piedad Córdoba y con qué comulga ella y sus aliados del Polo "democrático".
El 4 de febrero de 2008 hubo una marcha multitudinaria en las principales ciudades de Colombia y en diversos lugares del mundo en contra de las FARC. Aquí un pequeño documental
http://www.millonesdevoces.org/contenido/index.php?option=com_wrapper&view=wrapper&Itemid=58
Aquí unas fotos
http://www.millonesdevoces.org/contenido/index.php?option=com_wrapper&view=wrapper&Itemid=62
En esta congregación multitudinaria el Polo "democrático" no salió a marchar. Uno de los defensores para no asistir a la marcha fue Jorge Enrique Robledo.
Esta es la repuesta de Piedad Córdoba a la marcha del 4 de febrero:
http://www.youtube.com/watch?v=CR_5-Z-6tuc&feature=related
Aquí Piedad Córdoba se declara Chavista.
http://www.youtube.com/watch?v=F6jQ8UZImIg&feature=related
Otras declaraciones chavistas
http://www.youtube.com/watch?v=SZ0ELAoHhXc&feature=related
Piedad Pro terrorista
http://www.youtube.com/watch?v=Phmz_lPLvvQ&feature=related
En otra conferencia Piedad Córdoda sin ningún reparo demanda imitar a Tirofijo. Pedro Marín, alias 'Tirofijo' o 'Manuel Marulanda Vélez' fue fundador de las FARC en 1964 -otros dan fecha de 1966- bajo la batuta del Partido Comunista Colombiano y apoyados por Fidel Castro. El jefe histórico de este partido, Gilberto Vieira, era un cipayo de Moscú. Las FARC, como buen grupo marxista leninista, desde su creación han matado, secuestrado y extorsionado. Le adjunto, don Pío, un artículo sobre las FARC y PCC
http://www.neoliberalismo.com/Con-lasfarc.htm
El Polo "democrático" es una confederación -o frente popular- de diversos grupos de izquierda entre los que más destacan son el Partido Comunista Colombiano, que domina al polo a su antojo junto al MOIR (maoista). Del senador Robledo, miembro del MOIR, no le conocemos textos donde renuncie al marxismo o condene el maosimo y la dictadura comunista china. Su discurso es el típico discurso antiimperialista, con toda la verborrea marxista, donde hacen lobby a los senadores del Partido demócrata en USA para que condenen a Colombia por violación de DDHH y bloquear por ello el Tratado de Libre Comercio. Están en la borrachera ideológica.
Carlos Romero. Bogotá.
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Gran Hambruna
Existe, como he dicho, una notable similitud entre la propaganda justificativa stalinista y la pro inglesa ante los respectivos genocidios (del Holodomor, aunque no con ese nombre, se hablaba ya en los años 30, y las izquierdas europeas, socialdemócratas incluidas, lo despachaban como “propaganda antisoviética” o “burguesa” o similares. Y se ha vuelto a hablar intensamente después de la desintegración de la URSS. No es algo que "casualmente" surja ahora, ni mucho menos, como supone un bloguero). Hay una cartas muy expresivas cruzadas entre Shólojof y Stalin a propósito de aquel genocidio. En ellas Stalin explicaba que las denuncias de Shólojof eran “unilaterales”, pues solo se fijaban en los sufrimientos de los campesinos y olvidaba que estos habían saboteado al Ejército Rojo y llevado el hambre a los proletarios de las ciudades por resistirse a las salvajes requisas del poder soviético. Por lo tanto, viene a decir, ellos mismos se habían buscado su ruina, por su conducta irrazonable. Los anglómanos sostienen algo muy parecido: los irlandeses estaban bajo el yugo y el atraso de la Iglesia Católica, y por ello no acababan progresar y se multiplicaban excesivamente, pese a los esfuerzos “civilizadores” de sus dominadores. En ese sentido, la Gran Hambruna, fue vista a menudo como un castigo divino y otras veces como producto de una ley natural maltusiana o de una interpretación desvirtuada, realmente criminal, de las teorías de Adam Smith. Lo veremos con más detalle.
De momento seguimos con la emigración. Las navieras inglesas aprovecharon al máximo la emigración irlandesa hacinando a las víctimas del hambre en barcos sin apenas condiciones de salubridad o seguridad, los llamados “barcos-ataúdes”. La imposibilidad de la higiene en tales condiciones convertía los dormitorios, por llamarlos de algún modo, en lugares absolutamente apestosos. Los barcos solían tener dos retretes cuya cobertura saltaba pronto con las malas condiciones del mar, obligando a la gente a hacer sus necesidades a la vista de los marineros, lo que molestaba especialmente a las mujeres y las niñas. El número de retretes era totalmente insuficiente para la masa acogida en los barcos y muchos se veían obligados a hacer sus necesidades en los mismos dormitorios. Estos se componían de maderos desnudos de anchura inferior a la espalda de un hombre, para aprovechar el espacio al máximo, y apilados, por así decir, en literas. A veces, con el mal tiempo, las literas se derrumbaban aumentando la incomodidad ya extrema. Los piojos y otros parásitos eran una plaga común. Dickens escribiría: “Si alguien merece la protección y asistencia del gobierno, son los que han sido expulsados de su tierra natal en busca de la más básica subsistencia (…) Por parte de los ingleses, la ley debe (…) poner fin al sistema por el que los comerciantes de emigrantes adquieren toda la entrecubierta de un buque y envían a embarcarse en él a todos los infelices que puedan captar por cualquier medio sin informarles de las condiciones del entrepuente (…), ni de ningún aspecto que no se relacione con la rápida obtención de su ganancia”. La ley que prescribía ciertas condiciones más o menos humanas era burlada con diversos trucos ante los que el gobierno cerraba los ojos. Debe decirse que los barcos useños eran en todos los sentidos incomparablemente mejores para los emigrantes. En el Parlamento se expuso el testimonio de un capitán de barco que había perseguido el comercio de esclavos: “Las condiciones de muchos de los barcos de emigrante irlandeses (…) eran infinitamente peores que las de los buques de esclavos que capturaban”.
Los “barcos-ataúdes”, como la propia Gran Hambruna despertaron el escándalo de todos los países civilizados, y protestas en el Parlamento, que, como en tantos otros aspectos, apenas fueron tenidos en cuenta.
Siempre en este tipo de largas travesías, y más en las condiciones de la época, morían en el mar algunos pasajeros, pero la mortandad en los buques ingleses era cuatro veces superior a la de los buques useños.Era frecuente que más de un cuarto de los embarcados perecieran en la travesía, y muchos más llegaban gravemente enfermos, muriendo poco tiempo después de desembarcar. Según un informe canadiense, 20.365 de un total de 98.105 emigrantes fallecieron en la travesía.
**** Blog: como ha indicado Hegemón, para entender a nuestros anglómanos debe tenerse en cuenta que les encantaría ser tomados por ingleses; pero su mentalidad recuerda más bien la de mayordomos o lacayos de los señores ingleses. Creen hacer méritos echando pestes de España, tal como los mayordomos echaban pestes de la falta de educación de las clases populares inglesas. Tienen el servilismo por una virtud. Pero parecen ser felices así, de modo que algo sacan.