La penosa sensación de inadecuación y blandenguería producida por la política de Rajoy, hace que en muchos sectores del PP redoblen campanas por la vuelta de Rato, una personalidad mucho más resolutiva, menos roma y con más pegada dialéctica.
Esta ansiedad por un verdadero liderazgo ciega a muchos sobre la verdadera cuestión: ¿hacia dónde lideraría Rato al PP? Tenemos suficiente experiencia de su gestión anterior para hacernos una idea bastante clara y, desde luego, nada tranquilizadora. Rato no es un político de principios o, si los tiene, se parecen mucho más a los de PRISA o a los del propio Zapo, que a los que muchos miembros del PP creen, algo ingenuamente, que debiera defender su partido. Representa también esa especie de marxismo vulgar tan extendido en el PP: la economía lo es prácticamente todo.
En ese sentido, un liderazgo de Rato podría empeorar al de Rajoy.
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Corrupción judicial
Una sala de un tribunal supremo propio de un país donde Montesquieu sufre acoso permanente, ha certificado que los polizontes politizados pueden detener arbitrariamente a los ciudadanos. Un hecho realmente muy grave, un paso más hacia la tiranía de los colaboradores del terrorismo.
Inmediatamente el embustero y bocazas Bono, y otros cuantos como él, se han tirado al cuello del PP. Reacción del PP, a través de Acebes: en el PSOE están “nerviosos” y utilizan el caso Bono “para tratar otros asuntos muy graves”. La sandez al poder, o, en este caso, a la oposición.
No hay tal caso Bono, sino caso tribunal supremo. La decisión de esa sala, señor Acebes, certifica el amplio descrédito popular de que “goza” el poder judicial sometido a las exigencias de un poder corrupto. Por ese camino vamos hacia Latinoamérica. ¿No tiene usted, no tiene el PP, nada que decir a todo ello? Pues van a aquedar ustedes como los mediatizadores del poder judicial, y no los enterradores de Montesquieu. Aunque, en fin, eso es secundario y en el fondo se lo merecen ustedes, políticos de calderilla, por no saber defender lo que realmente importa.