En una democracia los ciudadanos tienen el derecho de votar, y también el de exponer y difundir su opinión. Y cuando un grupo de colaboradores del terrorismo se ha aupado al poder y corrompe las reglas del juego democrático, el ejercicio de nuestros derechos ciudadanos se convierte en un deber. Cada uno debe hacer su campaña electoral contra los mayores enemigos que ha tenido la libertad desde la Transición. Una buena idea es concentrar el mensaje en unas pocas evidencias, generalmente olvidadas por los políticos, sin dejarse distraer por temas secundarios, y repetirlas por todos los medios hasta que calen en la población. Por ejemplo:
A la ETA le conviene la victoria de Zapo (o Zapatero).
A Ibarreche, a Carod, a Mas, a Touriño… les conviene la victoria de Zapo.
A Fidel Castro, a la tiranía iraní, a la tiranía marroquí, a Chávez, etc., les conviene la victoria de Zapo.
A los islamistas les conviene la victoria de Zapo.
¿Y A TI?
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Justo dos siglos después, tenemos que volver a demostrar que somos el único pueblo que se organiza sin generales.
Con engaños, como entonces, unos pérfidos desalmados buscan perjudicarnos gravemente por su exclusiva conveniencia. Ante el desafío que nos lanzan, cada uno sabrá donde está su puesto y como va a responder. Dar una moneda o repartir una octavilla, todo es importante.
Nuestros muertos, nuestros mayores, nuestros niños y los españoles por venir esperan que demos lo mejor. Nuestras vidas futuras y la tranquilidad de todos ellos o el oprobio a nuestra Nación están en nuestras manos. La responsabilidad es únicamente nuestra.
Seguros de la rectitud de nuestra causa y de nuestro triunfo, los corazones valientes que ya van despertando y laten con furia española en cada pecho son todo el aval que necesitamos.
Que Dios reparta suerte.
Memoria, dignidad y justicia".
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Rajoy y los suyos, como siempre
Dice que garantizará por ley la enseñanza del castellano. Esa ley ya existe, está en la Constitución, no necesita más papelajos ni burocracia, solo cumplirla: lo que no han hecho los separatistas ni los socialistas. La Carmen Chacó dice que cumplir la ley es "rancio, centralista y anticatalán". Ella, como su banda, está por incumplir la ley, esto es, por la delincuencia. Catalufa ella, que no catalana. ¿Quién dijo que en España no existe clase política, sino chusma política?
Pero tampoco ha cumplido la ley el PP cuando estaba en el poder ni lo cumple en las comunidades bilingües donde gobierna, en las cuales ha imitado la política "educativa" de los separatistas, contraria a la democracia y a España. Al final, Juan Costa, personaje de una necedad política desusada, nos explica que se garantizará la enseñanza en castellano... allí donde solo se habla castellano; en las demás regiones, solo "en porcentaje menor". La única garantía, al final, va a ser para el inglés. Así es el PP. Estas cosas, como los estatutos o sus obsesiones anglofilíticas relejan la mísera realidad de Rajoy y los suyos bajo su palabrería "patriótica".
La Constitución exige la cooficialidad real del español común y de los idiomas regionales, así como el derecho de los ciudadanos a expresarse o recibir enseñanza en una u otras. Y los políticos, incluidos los del PP, repitámoslo, no lo han cumplido en ningún caso. Con ello se han situado y se sitúan al margen de la ley.