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Pío Moa

La involución política

La única oposición real ha sido la de la COPE, Libertad Digital, Intereconomía y unos pocos medios más, o de personajes aislados dentro de esos medios. Y contra ella están cargando, para anularla, el Gobierno y la seudo oposición de Rajoy.

Ningún sistema político es plenamente estable, y puede evolucionar en diversos sentidos. El sistema de libertades establecido en 1978 pudo tender a una democracia más firme, corrigiendo poco a poco las graves deficiencias de la Constitución, o hacia una progresiva descomposición de la convivencia social y la integridad del país. Si observamos su desarrollo desde entonces constatamos, tras la etapa constituyente y poco definida de UCD, un grave deterioro de los valores democráticos bajo Felipe González, una tímida pero cada vez más clara reorientación en la buena vía en tiempos de Aznar, y una reincidencia brutal, una verdadera involución política tras la matanza del 11-M.

La involución se manifiesta en hechos como los siguientes: socavamiento de la Constitución desde el poder, desde los separatismos y desde el terrorismo, todos juntos en el llamado proceso de paz, propiciando un verdadero golpe de régimen mediante hechos consumados; ataque asimismo conjunto a la integridad de España, en proceso de balcanización por medio de la creación de nuevas "naciones" (la nación es la base de la soberanía) y la reducción a residual del estado español en varias de sus regiones; falsificación sistemática de la historia con vistas a enlazar la democracia con el régimen fraudulento y pro totalitario del Frente Popular y recuperar los rencores ya superados en el franquismo; fuerte retroceso y corrupción de la independencia judicial, manifiesto especialmente en el Tribunal Constitucional o en sentencias como la del 11-M; descenso, con ello, de la seguridad jurídica; ataque persistente a la libertad de expresión, prácticamente cercenada en varias regiones y en retroceso en el resto; corrosión persistente de la igualdad ante la ley y de los valores morales sobre los que se asienta la convivencia en libertad, sustituidos por otras pretendidas igualdades, por los ataques a la familia y la intromisión creciente del estado en la esfera de lo privado; aumento de la corrupción y el clientelismo políticos; apoyo internacional a regímenes totalitarios, tiranías diversas y terrorismos...

A estos datos, indudables para quien siga con alguna atención crítica la actualidad, debe añadirse la ausencia de una verdadera oposición democrática. La rectificación emprendida por Aznar y Mayor Oreja naufragó en el seno del PP con el nombramiento de Rajoy: desde la misma campaña electoral del 2004 se percibe en él, claramente, un distanciamiento de fondo con respecto a la política de Aznar y un creciente seguimiento –con matices, pero solo con matices– de la política del Gobierno "rojo", hasta integrarse, finalmente, en su diseño golpista.

La única oposición real ha sido la de la COPE, Libertad Digital, Intereconomía y unos pocos medios más, o de personajes aislados dentro de esos medios. Y contra ella están cargando, para anularla, el Gobierno y la seudo oposición de Rajoy.

Este es el panorama, de momento.

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