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Percival Manglano

Goodbye Carmena

Carmena se siente ontológicamente superior a los demás; su función es la de dar lecciones de moral, no rendir cuentas.

Carmena se siente ontológicamente superior a los demás; su función es la de dar lecciones de moral, no rendir cuentas.
EFE

Para entender por qué Manuela Carmena ha sido despedida por los madrileños no hay más que recordar el debate electoral en el que participó (es un decir) en Telemadrid la semana pasada.

Carmena se pasó todo el debate transmitiendo la sensación de que no entendía qué demonios hacía ahí. Para ella, lo de tener que justificar su gestión, responder a las críticas o utilizar algún dato objetivo que demostrase que, por ejemplo, su pretendido gran logro de reducir la deuda no se había debido a otra cosa que a su incapacidad para ejecutar inversiones supuso, todo ello, un ejercicio absolutamente incomprensible. Y es que, ¿quiénes eran estas personas que le pedían explicaciones a ella, que tenían los mismos tiempos que ella y que, horror, incluso le interrumpían impunemente?

Para todos los concejales de la oposición que hemos sufrido las regañinas de Carmena durante los pasados cuatro años, nada de lo ocurrido en el debate nos sorprendió. Carmena se siente ontológicamente superior a los demás; su función es la de dar lecciones de moral, no es, por supuesto, cumplir con objetivos de gestión y rendir cuentas al respecto. Pudo mantener la ficción de su superioridad mientras presidió el Pleno, al moderar ella los tiempos y cerrar siempre los debates. Pero en cuanto tuvo que ponerse en pie de igualdad con los demás aspirantes a la alcaldía naufragó. Estos han sido para ella cuatro años de poses morales blindados de la crítica, hasta que la función democrática de exigencia de rendición de cuentas previa a unas elecciones descubrió que la alcaldesa estaba desnuda. Las críticas de Carmena fueron el mejor testimonio de que esto del debate entre candidatos a la alcaldía como máxima expresión de la cultura democrática no iba con ella.

Muchos otros se dieron cuenta del fraude de Carmena hace tiempo. Ocurrió, en particular, en los distritos del sur de Madrid que más la habían apoyado en 2015. El símbolo de esta decepción con Carmena fue El Langui. El actor y rapero es un verdadero líder vecinal en su barrio de Pan Bendito, en Carabanchel. Sus críticas a Carmena empezaron a arreciar en 2017 ("En mi barrio, Carmena no ha cambiado nada") y en 2018 estallaron del todo ("Sus presupuestos son una estafa"). Carmena había hecho bandera del "reequilibrio territorial" para limitar la brecha entre los distritos del norte y del sur y resulta que su único interés fue el distrito Centro (en particular, la Gran Vía) y sus viajes a París y Nueva York. Carmena se olvidó de sus pasados apoyos en el sur y, como consecuencia, decenas de miles de residentes de los distritos meridionales se olvidaron de votarle. Carmena no era la que les habían contado.

Para los que hemos hecho oposición durante estos últimos cuatro años, es una satisfacción ver cómo por fin ha salido a la luz la verdadera cara de Carmena. En mi caso, me enfrenté a dos amenazas de querellas (que ya describí aquí) por parte de esta gran defensora de la libertad de expresión; amenazas que, por supuesto, se quedaron en nada. Incluso en mi despedida como concejal, tras tomar la decisión de dejar la política, Carmena tuvo que impedirme hablar. En este vídeo verán cómo Carmena ejerció su intolerancia hasta el último día.

Ahora quisiera aprovechar la ocasión para dejar por escrito lo que no pude decir entonces al impedírmelo la alcaldesa. Sigo teniendo mis notas delante de mí. Dicen lo siguiente:

Me voy con el orgullo de haber contribuido al fracaso del proyecto político de Podemos. He sido parte del dique de contención que les frenó y les hizo retroceder.

Gracias a ello, en unos meses ustedes estarán en la oposición haciendo lo que más les gusta hacer (escraches, asaltos a capillas y promesas de bajarse el sueldo si llegan al poder), este señor (por Martínez-Almeida) será alcalde y yo seré becario.

Todo estará en orden y yo podré decirme a mí mismo: "Misión Cumplida".

La profecía se ha cumplido y puedo decirme con orgullo:

Misión Cumplida. Goodbye Carmena. Welcome Almeida!


Percival Manglano, exconcejal del Partido Popular en el Ayuntamiento de Madrid.

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