El PP del País Vasco ha convocado un congreso extraordinario para los días 7, 8 y 9 de marzo con el objetivo de "fortalecer su proyecto". Los participantes en el congreso elegirán formalmente a su presidente. La actual presidenta, Arantza Quiroga, fue nombrada el año pasado, pero su nombramiento aún no ha sido ratificado por los afiliados del partido.
Las reglas de funcionamiento del congreso son novedosas y bienvenidas. El congreso será asambleario, regido por la lógica de "un militante, un voto". Todo militante, previa inscripción, podrá votar a su presidente.
Además, todo militante podrá presentar su candidatura si reúne inicialmente un número de avales relativamente bajo: 90. Habrá, eso sí, una segunda criba que los candidatos superarán sólo si cuentan con el aval del 20% de los inscritos en el congreso. No se ha puesto un límite máximo a los avales que un solo candidato pueda recabar. Esto podría llevar a que, siguiendo el ejemplo de Susana Díaz en Andalucía, un candidato acaparase avales para impedir que sus contrincantes recabasen los que necesitan para presentarse. El éxito del candidato presidencial, pues, dependerá de que consiga que sus votantes se inscriban en el congreso. Para evitar injusticias, será crucial que todos los candidatos tengan el mismo acceso al censo de los 5.000 afiliados del PP vasco.
Dicho esto, y a falta de ver cómo se desarrolla la campaña, se debe felicitar a Quiroga por ser coherente con la idea subyacente a estas declaraciones: "Si soy presidenta de una organización, debe ser por una elección de sus afiliados". Este razonamiento, por cierto, encaja como un guante con el que usó Mariano Rajoy en Barcelona para oponerse al separatismo catalán. Dijo entonces, con toda la razón: "Cuando se trata de España, tienen derecho a opinar todos los españoles". De la misma manera, cuando se trata de decidir sobre cuestiones tan importantes para el PP como quién debe ser su presidente o quiénes sus candidatos electorales, también tienen derecho a opinar todos sus afiliados.
Para evitar que el congreso sea un mero trámite, para asegurar que el PP vasco salga fortalecido del encuentro, para garantizar que el voto de los militantes se base en una opción, Quiroga debería competir con otros candidatos. La competencia es tan buena en política como lo es en economía; lleva a los políticos a esforzarse por convencer a los electores de que les otorguen su confianza y a afinar sus argumentos para responder a una pregunta tan simple como importante: ¿por qué soy yo la persona indicada para asumir esta responsabilidad? Al igual que el movimiento se demuestra andando, el liderazgo se demuestra compitiendo.
¿Quién podría ser un rival para Quiroga que beneficiase con su candidatura al PP vasco en su conjunto? Aquí va un nombre: Carlos García.
Carlos es concejal del PP en el municipio vizcaíno de Elorrio. Consiguió su acta en 2011 tras una subida del 11% de los votos del PP en dicha localidad, pese a una caída del 9% en Vizcaya. Las elecciones en Elorrio arrojaron un empate a seis concejales entre el PNV y Bildu. El único concejal restante era Carlos, quien se enfrentó al entorno etarra y, pese a los insultos y amenazas, evitó que Bildu gobernase.
Carlos es joven (nació en 1980), pero tiene experiencia política. Ha sido concejal en Sondica y en Bilbao. Es una persona que está cómoda con el tú a tú, incluso en un entorno tan hostil para un político del PP como es el País Vasco.
La semana pasada publicó en Libertad Digital un homenaje a Gregorio Ordóñez en el 19 aniversario de su asesinato por ETA. Lo hizo para reivindicar las palabras y el ejemplo de quien consiguió hacer del PP el partido más votado en San Sebastián. Este es el ejemplo, creo yo, que servirá para que el próximo congreso fortalezca el PP vasco.
Animo a que los lectores propongan más nombres de candidatos en los comentarios a este artículo. No sé si Carlos García se presentará finalmente, ni quiénes lo harán. Lo que sí sé es que un partido dinámico necesita congresos dinámicos con varios candidatos e intensas campañas electorales. Quien gane una campaña interna siempre estará mejor preparado para ganar elecciones contra candidatos de otros partidos.