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Percival Manglano

Carmena narcotiza el Debate del estado de la Ciudad

No soporta las críticas. No las entiende. De hecho, pidió a todos los concejales que aplaudiesen sus logros (no es broma).

No soporta las críticas. No las entiende. De hecho, pidió a todos los concejales que aplaudiesen sus logros (no es broma).
EFE

Manuela Carmena nos ha atizado un discurso inicial de casi dos horas en el Debate del estado de la Ciudad, celebrado esta mañana. Los concejales lo hemos soportado apenas. Los internautas que lo siguiesen a distancia supongo que habrán encontrado cualquier excusa para desconectar, como, por ejemplo, contar nubes. Es significativo que, a mitad de discurso, la alcaldesa se haya recordado entre risas que ella no tenía límite de tiempo; un concejal de la bancada popular le ha señalado que aún era de día, por lo que iba bien, a lo que Carmena ha exigido con toda sequedad que no se le faltase al respeto.

¿Y qué ha dicho Fidela Carmena durante estas dos horas? Empecemos por lo que ha dicho sobre lo que son las verdaderas competencias del Ayuntamiento de Madrid. A la limpieza le ha dedicado tres minutos, al urbanismo cinco, a la economía y la fiscalidad uno y a la movilidad cero. Exacto, a los atascos cero.

Entonces, ¿a qué ha dedicado los más de cien minutos restantes? Pues nos ha hablado de rankings internacionales en los que Madrid sale bien parado (es bien sabido que antes de llegar Carmena a la alcaldía, Madrid era una aldea perdida que no salía en ningún ranking), de desigualdad, de género, de participación, de sentimientos y de refugiados. De hecho, su principal anuncio ha sido que va a quitar el famoso cartel de "Welcome Refugees" del Palacio de Cibeles y va a levantar un monumento a los refugiados en Madrid (ha dedicado unos 5 minutos a contar cómo creía que debía ser dicho monumento). El principal anuncio del Debate del año pasado fue la inauguración de un Museo del Videojuego. Nada se volvió a saber de él. Veremos qué pasa con el monumento.

El monólogo de Carmena ha sido amenizado (es un decir) por una inagotable serie de vídeos propagandísticos. Quince conté en total. En cada uno de ellos salía gente que sonreía a cámara en equipamientos recién pintados y con el sol reluciente. Es evidente que Carmena ya está en campaña electoral. Lo llamativo es que después denunciase las críticas de la oposición con el argumento de que eran electoralistas.

La piel de la alcaldesa sigue tan fina como siempre. No soporta las críticas. No las entiende. De hecho, pidió a todos los concejales que aplaudiesen sus logros (no es broma); los (tímidos) aplausos de sus propios concejales no le parecerían suficientes. Y, más adelante en el debate, rechazó todas las críticas a la suciedad de la ciudad con el argumento de que sus datos dicen lo contrario; vamos, que los madrileños no deben creer a sus ojos sino a los datos de la alcaldesa.

Es llamativo también que la movilidad no exista para la alcaldesa. Sólo existe la calidad del aire. Toda crítica a los atascos de la ciudad se convierte de inmediato en un alegato por la defensa de la salud de los madrileños. El hecho de que a más atascos haya más contaminación y de que, por lo tanto, se perjudique más la salud de los madrileños es algo que se le escapa a la omnividente alcaldesa.

Frente a la voluntad de la alcaldesa de matar el debate a bostezos, el portavoz del Partido Popular, José Luis Martínez-Almeida, ha sido el único capaz de animarlo y decirle a la alcaldesa todo aquello que no quiere oír. Invito a los lectores a ver su primera intervención. Les aseguro que no se aburrirán.

En resumen, este Debate le sobraba a la alcaldesa. Tenía previsto utilizarlo única y exclusivamente para anunciar su candidatura a las elecciones en 2019. Pero al trastocarse sus planes y tener que anunciarlo hace unas semanas, su objetivo ha sido sepultarlo bajo una espesa capa de almíbar narcotizante. Pero esta estrategia demuestra su debilidad de fondo: es incapaz de reivindicar su acción de Gobierno durante estos últimos tres años y se ve obligada a acudir a las cataratas de buenos sentimientos.

Las elecciones municipales de mayo del año que viene le sacarán de su burbuja.

Percival Manglano, concejal del PP del Ayuntamiento de Madrid.

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