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Tres eran tres y ninguna era buena

Las tres, PSOE, Cs y PP, han exhibido las peores maneras de la política, dos de ellos desde hace décadas.

Comprendo perfectamente que uno de los fundadores de Ciudadanos, al que sigo desde cuando apenas tenía un blog, haya convocado un Manifiesto para la Extinción de su vástago político. Lo que descuadra en tal inteligencia es que, como aperitivo, nos endiñe una teoría de la compraventa política, llámese soborno o tamayazo si así gusta, en la que sólo aparecen como responsables de los males de la política española “personas como esas tres de Murcia que se echaron atrás a las pocas horas de firmar la moción de censura contra el presidente de la Comunidad.” Y, claro, cómo cualquier progre de corazón, culmina la faena con un bajonazo al PP, al que sitúa como especialista de la corrupción de las formas, pagador de  venales y disolvente de la ética y la estética. También, de paso, llama cortito con sifón a Albert Rivera por no haber querido ser vicepresidente de Pedro Sánchez.

Vamos a ver si además de listos y guapos nos ponemos serios. En la compraventa de Murcia, epicentro de nuestro más reciente terremoto político con réplicas en Madrid, Castilla y León, Andalucía y ya veremos en qué lugares más, han intervenido tres formaciones políticas. No sabemos el orden de la intervención porque nadie nos ha susurrado quien instigó a quién, pero se va sabiendo que entre el PSOE de Sánchez y el Ciudadanos de Inés Arrimadas estuvo la cuestión. Parece un hecho que ambos presentaron una moción de censura en la Comunidad de Murcia contra el gobierno constituido que era, fíjense, de coalición entre PP y Ciudadanos, una gallardía de comportamiento.  

Cómo se llegó a tal contubernio se irá sabiendo, pero la experiencia política española nos dice sin sombra alguna de duda que cuando dos partidos acuerdan tamaña aventura algún trueque chungo, y al margen de las urnas, ha habido de por medio. Es sorprendente que sólo se destaque al partido más perjudicado en este caso, al que perdía el gobierno de la Comunidad y tal vez de otras, como perpetrador de pagos y se señale sólo a los tres “ciudadanos” que no se sabe cómo y bajo qué presiones o amenazas firmaron la moción de censura ¿Qué cargos, mercedes y prebendas se ofrecieron a los otros tres “ciudadanos” arrimados de Murcia, los beneficiarios del entuerto,  que el consagrado extintor no tiene en cuenta? ¿Qué otras regalías llovieron sobre los campos resecos del socialismo murciano y otros predios?

Sigamos siendo serios. Es que las mociones de censura de Madrid, las de PSOE y el avispero de Errejón, ya estaban preparadas desde hacía tiempo porque no cuadra que redactar tales mamotretos jurídico-políticos se puedan hacer en dos horas. Y, tras la estupefacción provocada por la rebelde osadía de Isabel Díaz Ayuso, aparecía otra moción de censura en Castilla y León. ¿Quiere hacernos creer el voluntario extintor de Ciudadanos que todo esto era limpio como una patena y que no habría estraperlo en Madrid, Castilla y León y otras comunidades y ciudades? Y además, ¿pretende que nos traguemos, sin nombrarla, que Inés Arrimadas es larguita y con “Casera” por querer ser vicepresidenta, o lo que pueda comprarse a Sánchez con 10 escaños, y luego predicar que todo está consumado y que hay que proceder a la extinción?

Tres han sido, tres, no sólo una, como quiere la rima de los pregoneros de la Moncloa, las formaciones implicadas en este seísmo político que, además de ausencia de ética y estética, revela una falta alarmante de sentido democrático y nacional.  Pero una de ellas, el PSOE,  parecía tener claro el rumbo y los doblones preparados para los corsarios que se iba a encontrar en un tráfico que conoce a la perfección. Otra, Ciudadanos, sin timón y a la deriva apostó por el ordeno y mando, el miedo y secreto desleal para sumarse a una cagada de diseño que le ha reventado el dodotis. La última, el PP, a menos que Teodoro García Egea y Pablo Casado sean genios de la estrategia del juego medio en el tablero político, lo que parece una guasa, se encontró  con el cambalache en marcha y han trapicheado cómo y cuándo han podido.

Tres eran tres…y ninguna era buena. Las tres, PSOE, Cs y PP, han exhibido las peores maneras de la política, dos de ellos desde hace décadas. Reducir la miseria moral que respiramos en esta nación, a la que se quiere extinguida sin manifiestos, a esos tres “Ciudadanos” que se han opuesto a una impuesta moción de censura en Murcia olvidando todo lo demás, parece un meme, y malo, de Iván Redondo.

Ya que alguna columna parece haberse agrietado con el tembleque, léase alguna más robusta, la de Daniel Rodríguez Herrera, por ejemplo, que no quiere oficiar ninguna extinción sino asistir a la restauración de la nación española.   

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