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Rousseau Sánchez y el PP

Si Vox apoya al PP es democrático; si quiere entrar en un Gobierno con el PP, entonces ya no lo es.

Si Vox apoya al PP es democrático; si quiere entrar en un Gobierno con el PP, entonces ya no lo es.
El presidente del PP, Pablo Casado. | Europa Press

En su famoso libro Discurso sobre el origen de la desigualdad entre los hombres, el propio autor reconoce que lo suyo no son más que conjeturas, incluso arracionales, porque nadie sabe cuál ha sido el "estado natural" (antes de la razón, oigan) de los hombres. Al principio de su segunda parte se explica cómo nació la "malvada" propiedad privada. Según Rousseau, un listillo cogió a un simple del brazo y se lo llevó a lo alto de un cerro. Desde allí vieron un gran terreno que el listo había cercado y le dijo: "¿Ves todo ese terreno? Pues es mío". Y el otro se lo creyó.

Textualmente: "El primer hombre a quien, cercando un terreno, se lo ocurrió decir esto es mío y halló gentes bastante simples para creerle fue el verdadero fundador de la sociedad civil". Naturalmente, fue, para el francés, el origen de todos los males de la sociedad sin prueba empírica alguna. De lo que se trataba era de ponerle concepto a las cosas, fuesen estas las que fuesen y aunque que desembocasen en una dictadura y en la guillotina, de la que se libró seguramente por haberse muerto a tiempo.

Ahora, el listillo Rousseau Sánchez, legendario fabricante de trolas, farsas y gazapos, ha cogido al simple de Pablo Casado (o tal vez a un torpedo de su más inmediato entorno) y se lo ha llevado a la cima del Teide o del Mulhacén. Y le ha dicho: "¿Tú ves toda España desde aquí? Pues observa que Vox es el principal problema nacional y que cualquier coalición con él, que voy a calificar de ultraderecha, es antidemocrática". O sea, en la España del Gobierno menos democrático y más antiespañol de la historia reciente, el problema es Vox. No Esquerra, no ETA-Bildu, no Junts, no Podemos, no este PSOE del largo caballero Sánchez. No. Dar un golpe de Estado, pegar tiros en la nuca, pretender una república totalitaria, apoyar satrapías u ocupar las instituciones al margen de o retorciendo la Ley, eso es democracia. Himalaya de mentiras.

No le dijo al simple que para que su PSOE mantenga su Gobierno arracional, caprichoso, disolvente y disgregador es preciso que se crea que Vox es la ultraderecha y que por ello debe negarse a gobernar con él en cualquier parte. Lo de recibir sus votos, como en Murcia, Madrid y Andalucía, pase. Hasta Rajoy lo ha bendecido en su libro para estultos, que no para adultos. Tras fustigar a Vox como populista y antidemocrático, igual que Sánchez, va y dice: "Esto no quiere decir que Vox no pueda apoyar a Gobiernos del Partido Popular en distintas Administraciones, como de hecho ha venido sucediendo en los últimos tiempos". O sea, si Vox apoya al PP es democrático; si quiere entrar en un Gobierno con el PP, entonces ya no lo es. Vox sólo es el siervo del PP (y el acordonado por Sánchez). Es decir, nació para ser felpudo de Casado y Egea.

Hace ya más de un año, un grupo de personas sin poder como las de Václav Havel firmamos un manifiesto a favor del derecho a la existencia política de Vox, del que, por cierto, no se hizo eco ni el propio partido de Abascal, en un curioso ataque de lucidez. En él decíamos:

Sabemos que Vox es un partido democrático al que sólo la ignorancia o la agitación propagandística manipuladora pueden caracterizar como de extrema derecha, fascista o nazi, puesto que no se da en él característica alguna de las que concurren históricamente en tales formaciones.

Añadíamos que el hecho de que PSOE, Podemos, PNV, Bildu, ERC, JuntsXCat, Cup, BNG, Más País y Compromís demonizaran a Vox sólo quería ocultar que todos ellos sólo aceptan la democracia constitucional cuando les beneficia y les permite, en cada caso, la ocupación o la destrucción del Estado y la Nación. Si el PP de Pablo Casado se cree la patraña lanzada interesadamente por todos ellos sobre Vox, estará convirtiéndose en un partido invotable para una mayoría de españoles. La izquierda socialcomunista y separatista que ha fraguado Sánchez sabe que PP y Vox juntos pueden detener la tragedia nacional que se avecina. Por eso, y sólo por eso, quieren eliminar a Vox de la escena política nacional.

Estaremos atentos. Pero si en Castilla y León, Andalucía y donde sea, el PP se cree la trola de Rousseau Sánchez y se niega a gobernar con Vox , como las urnas han querido y cada vez van a querer más (o se atreven sus prebostes a ser investidos por la abstención del PSOE), la suerte estará echada. El PP será invotable porque no representará algo digno de ser votado y no servirá de nada para enderezar el rumbo nacional.

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