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Los Juanmas están regalando la victoria al PSOE

Albert Rivera y Pablo Casado harían bien en mirar qué está pasando en Andalucía.

No es el único factor, pero es bien decisivo. Andalucía cuenta con un granero de votos que casi alcanza los 6,5 millones, más que los obtenidos por el PSOE en toda España en 2015 y 2016. Y más que los obtenidos por cualquier partido a excepción del PP de entonces. Andalucía aportará 61 de los 350 escaños, casi un 18%. Si se hubiera dado alas a la esperanza con una política transparente de cambio desde la inesperada victoria del centroderecha en las autonómicas, el impulso andaluz en las generales de abril podría significar el –ansiado por muchos– fin de Pedro Sánchez.

Pero no, este personaje indeseable hasta para medio PSOE e incalificable por el insoportable culto a la personalidad –vieja enfermedad del socialismo real– que manifiesta está recibiendo la ayuda objetiva de unos Juanmas que llevan mes y medio en el Gobierno y que con cada paso que dan no hacen sino acrecentar la huida de los propios y la abstención de los expectantes.

Albert Rivera y Pablo Casado harían bien en mirar qué está pasando en Andalucía. Cuando el otro día un sesudo miembro del Sindicato Andaluz de Funcionarios me dijo que estaban desenfundando las camisetas naranjas (en 2010, mucho antes de Ciudadanos, el naranja fue el color del antienchufismo de los empleados públicos andaluces en manifestaciones multitudinarias de más de 50.000 personas), comprendí que el malestar es inmenso. Cuando las andaluzas de 2012, con un PP emergente y mayoritario, la incomprensible política de Mariano Rajoy y el silencio de Javier Arenas condujeron a la más amarga victoria popular y a una espantá aún inexplicada. Pero es que esta vez el PP está en retirada como consecuencia de la mediocridad de Moreno –a su lado, Arenas es Churchill–, pese a que su baraka electoral le ha regalado la Presidencia aun perdiendo siete escaños (ya perdió otros 17 en elecciones previas).

Lo del otro Juanma, Marín, va a ser la novedad principal de estos comicios. A pesar de haber colaborado con el susanismo –no se enteró de nada, ni siquiera de las mentiras en las listas de espera sanitarias, ni de tantos otros pecados capitales del régimen en tres años y medio–, le fue bien por el batacazo del PP y el hundimiento socialista. Pero lo que está haciendo Marín en la Junta, desde sus nombramientos inexplicables –sobre todo el del abogado defensor del miserable y mentiroso El Cuco, cómplice, al menos, del asesinato de Marta del Castilla, como director de la Oficina Fiscal y de Justicia de la Junta– a su insaciable afán de poder personal, ha provocado un alto consenso en la indignación general.

Los Juanmas ni bajan masivamente los impuestos, ni terminan las auditorías, ni reducen los efectivos de la Administración paralela, ni enderezan Canal Sur ni nada. Todo va para largo, pero hay detalle: que estamos en campaña.

Sus consejeros encumbran a imputados y alguno ha dicho que la promesa de Moreno de crear 600.000 empleos en esta legislatura es sencillamente una "forma de expresarse en una campaña electoral" y que no es posible. Para remate, ambos Juanmas se avienen a que casi 8.000 empleados públicos, entre funcionarios y maestros contratados temporalmente para cubrir necesidades "urgentes" y por ello habitualmente a dedo, participen privilegiadamente en pruebas convocadas para estabilizarlos por disponer hasta de un 40% de puntos extras sobre cualquier otro opositor, algo que es inconstitucional. De ese modo, se enjuagan los trapos sucios del PSOE y la casta se extiende desde Podemos, que calla como las malvas, a Ciudadanos y PP, con Susana de timonela.

La impresión de que se está pasando del cambio al cambiazo sube como la espuma y Vox, que sigue sin ser reconocido como lo que es, 12 escaños y un 10% del electorado, medrará electoralmente sin hablar siquiera, como el PSOE de Susana Díaz, favorecido por todos, incluso por un Podemos con el que ya no se puede nada de nada.

Los Juanmas van a hundir a Rivera y a Casado y ambos lo tienen merecido porque hace mucho que deberían haber cambiado a quienes viene grande Andalucía y carecen de formación y aptitudes para el gobierno, que el ordeno y mando y la mala baba son otra cosa. Tal y como la nave va, la campaña supereficaz de los Juanmas contra sus propios partidos lleva camino de convertirse en sorpresón electoral y otro capítulo del Manual de Vanilocuencia del Yoyó de la Moncloa.

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