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Pedro de Tena

Los andaluces, ¿'primos' de Rivera?

Los andaluces que quieren el cambio no se merecen, no nos merecemos, ser los 'primos' del partido de Albert Rivera.

La política española apenas se divide ya entre derechas e izquierdas, categorías desgastadas por el paso del tiempo y la transformación de la realidad social. Desgraciadamente, se divide mejor entre ciudadanos primos y partidos timadores (por no llamarles estafadores o truhanes) de diverso pelaje. Los primos son aquellos ciudadanos individuales propietarios de un voto libre. Los timadores son aquellos partidos (algunos creerán que todos, pero hay diferencias) que diseñan imágenes y metáforas políticas con el fin de apropiarse de esos votos sin pagar su precio justo: el de la gestión prometida y decente de los asuntos comunes. Las encuestas sirven para dar el cante a los partidos de tal pelaje de por dónde va el corazón votante de los ingenuos primos, señales difusas de cuáles son sus deseos, señales aprovechadas por los farsantes para la arquitectura de sus campañas. Pero a los timadores también es posible detectarles algún cante que desvela cuál es la verdadera intención que les anima. Lo decisivo es que antes de la celebración de las elecciones los primos, entre los que me encuentro, estemos en conocimiento de los cantes de los partidos timadores para evitar ser bultitos manejados a su antojo por los jetas de la política.

Por eso, y dadas las expectativas que tenemos los andaluces de volver a ser gobernados, es un decir, por el partido del régimen –que prometió honradez, libertad, desarrollo y equiparación con las mejores regiones de España y Europa hace 33 años–, hay que aclarar una cosa esencial. Según los sondeos, el PSOE puede volver a gobernar con Podemos o tal vez con Ciudadanos y no se imagina ninguna posibilidad de que la satrapía socialista pudiera caer víctima de un "todos por la democracia y contra el régimen". De Podemos (ser Venezuela) no hay que hablar porque el gorilato que quieren instaurar es mucho peor aún que el existente. Pero de Ciudadanos hay que hacerlo. Durante toda la campaña, el candidato Marín se ha pronunciado con generosidad sobre su preferencia por llegar a pactos con el PSOE. Es natural, lleva ocho años de socio del más corrupto socialismo andaluz, el gaditano, y parece que le gusta. Es más, incluso participó en la cesión de locales públicos al exconsejero Ojeda para que impartiera cursos de formación a parados que nunca se hicieron. No se sabe si el señor Marín ha meditado que Andalucía, con su decisión, tendrá sobre su cabeza y sus bolsillos un gobierno más longevo que el del general Franco que era una dictadura. En las democracias, la regla de oro es la alternancia democrática, precisamente lo que el señor Marín quiere impedir.

Se habrá comprendido pues que a quien hay que preguntarle sobre qué va a hacer Ciudadanos en Andalucía es al señor Rivera, Albert Rivera. En estas mismas páginas, hemos estado exponiendo detalladamente desde el pasado martes (y seguiremos haciéndolo hasta el próximo sábado) en qué consiste el régimen andaluz y cuál ha sido la dominación socialista sobre los andaluces desde 1982. Desde la ocupación irregular de las administraciones públicas a la ocupación de las cajas de ahorro, desde el soborno (consentido) de sindicatos y empresarios al control de la comunicación pública y no pública, el menosprecio de la oposición política y el deterioro sectario de la educación, desde la hegemonía social sobre subvenciones y adjudicaciones a un entramado de corrupción sin precedentes en la historia de España, ¿va usted a permitir que este calvario andaluz siga en pie? No nos diga que si el señor Chaves o el señor Griñán. Paparruchas. Se trata de si va a apuntalar a un régimen sin alternancia desde 1982 o va a dar paso a la reforma general de Andalucía. Una cosa es la estabilidad del próximo gobierno andaluz, que se puede conseguir de muchas maneras, incluso si llega el caso con nuevas elecciones clarificadoras y otra muy distinta ser cómplice del régimen. Dígalo con claridad antes del próximo sábado. Los andaluces que quieren el cambio no se merecen, no nos merecemos, ser los primos del partido de Albert Rivera.

Además, le aseguro que si Ciudadanos hace lo que sus cantes auguran, no quedará de ustedes piedra sobre piedra en el futuro andaluz ni nacional (a ver cómo lo explican en Madrid, por ejemplo, dentro de unos meses). Repasen la historia del Partido Andalucista y de Izquierda Unida, arrojados al desierto por su complicidad con el régimen andaluz. Y eso que ellos nunca se presentaron como radiante esperanza blanca ni verde para esta tierra ni para España.

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