Como la ciencia demuestra, nada hay tan práctico como una buena teoría. Suele ocurrir que las frases ingeniosas o rotundas como ésta son atribuidas a tanta gente que uno se cansa de buscar la fuente original. Sea de la autoría del psicólogo Kurt Lewin o no (se la han imputado a Aristóteles, Hayek, Chesterton y otros, e incluso a Facundo Cabral) , lo cierto es que sólo si de dispone de una teoría consistente se consiguen resultados prácticos relevantes. Por ejemplo, los Principia de Newton, a pesar de sus interrogantes y su insuficiencia a grandes escalas, funciona como un reloj si no nos alejamos del sistema solar.
A veces, ni siquiera es necesario que la teoría se ajuste a los hechos, sino que es suficiente que sus postulados se ciñan como un guante a las creencias de la parroquia. Verbigracia, eso de que el País Vasco es una históricamente una nación superior incluso a Navarra, que los vascos son genéticamente privilegiados, que el carácter euskaldún es superior al castellano, viejo, nuevo o novísimo o que la libertad del liberalismo sea la libertad de Satanás para un nacionalista vasco, que debe ser católico integrista sí o sí, no son más que gilipolleces. Pero si terminan por ocupar los espacios interiores de unas almas fanáticas se erigen como si formaran parte de una teoría y dan pie a una estrategia y a un plan de batalla.
Lo mismo pasa en el nacionalismo catalán, cuyas perlas "teóricas", desde su superioridad intelectual y moral sobre la "miseria mental" de los andaluces que se inventó el ratero Jordi Pujol a su preeminencia emprendedora, ya denunciada en el siglo XIX porque no era más que oportunismo proteccionista para vender a los demás españoles a precios desorbitados lo que unas importaciones podrían haber abaratado, son más falsas. Como lo de que Casanova era separatista o como que lo de 2017 no fue un golpe de estado contra la Constitución. Himalaya de mentiras. Aventuras totalitarias. Farsa, cierto, pero actúan como teorías sobre su feligresía y hacen posible que sus fines deriven en fines, métodos y guiones de acción.
Ni estos, ni los comunistas sean del pelaje que sean, ni siquiera la mayoría de los socialistas han creído nunca en la democracia, ni monárquica ni republicana. Pero ahí los tienen, tergiversando lo que fue la II República y trazando un itinerario que les conduzca a una III donde todos los demás, desde los católicos a los liberales, desde los conservadores a los libertarios, no tengan cabida o, si no hay más remedio, no puedan jamás ganar unas elecciones por marginación expresa diseñada en las leyes.
Ellos tienen una teoría de España. Será birriosa, trolera, sectaria e incluso criminal pero la tienen. Ajustan todo tipo de movimientos a su teoría de lo que debe ser España. Su idea de la nación común es que hay que ocupar sus instituciones para dinamitarla y eso hacen, con paciencia a veces, con dobles lenguaje siempre y con prisas cuando empiezan a ver la luz al final de nuestro túnel.
Unos ejemplos. La Justicia no puede ser independiente de los partidos en España así que nombran a una afín en la Fiscalía, seducen al Presidente del Tribunal Constitucional, presionan al Tribunal Supremo y van de las cúpulas a las más modestas instancias con un plan. La historia de España que conviene que no se conozca queda fuera de la "memoria histórica y democrática". La expropiación general se prepara con la Ley de Seguridad Nacional. Las administraciones se "siembran" con colocados afines. Y así sucesivamente, como usar el sexo como campo de batalla política. Un imberbe o imberba o imberbo de 14 años no puede votar, ni conducir ni alquilar pero puede cambiar libremente de sexo. Y los asesinos etarras, cada vez más cerca. Hay una teoría de la España del futuro, una España destrozada y desmoralizada y se ajustan a ella.
Y digo yo, ¿hay una teoría de España en una oposición que piensa en mociones de censura de salón cuando esta gente que gobierna no para de hacer movimientos prácticos y concretos que la reducen a coros de grillos que cantan a la luna y encima desafinan? ¿Cuál es el plan que tiene trazado para que los enemigos de la España histórica y democrática no consigan sus objetivos? ¿Cuál es el dibujo de la España en la que todos, salvo los que no quien ninguna España, podamos convivir? ¿Cuáles son los objetivos que se proponen a corto, medio y largo plazo? ¿Cómo se transmiten los argumentos a los ciudadanos? ¿Qué medios son necesarios? ¿Qué alianzas dentro y fuera de España? ¿Qué podemos hacer todos y cada uno?
Silencio, vacío, simulaciones, ambigüedades, peleas de gallos y una insoportable levedad teórica sobre la nación española y su futuro.