Susana Díaz no tendrá dudas al respecto a pesar de que lo llamó el "alcalde buena gente" (nada menos que en 2019, hace un ratito). Pero hay que decir que Juan Espadas, hijo de un conserje de la Junta, siempre ha jugado a serlo todo en el lado oscuro de la sombra hasta que fue seleccionado por José Antonio Griñán, condenado en el caso ERE a 6 años de cárcel, para ocupar la alcaldía de Sevilla desalojando de tal sillón al propio y egregio sanchista Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, ya curtido en decepciones.
Sus primeros años políticos contemplan una trayectoria tenebrosa en los círculos inferiores del purgatorio socialista sevillano ligado, sobre todo, a Medio Ambiente (vértice de escándalos mil a través de la famosa empresa EGMASA, que presidió desde 2004 a 2008). Recuérdese que fue Egmasa la organizadora de cacerías parecidas a aquella en la que fueron cazados el aún juez Baltasar Garzón y el ministro Mariano Fernández Bermejo quedaron en evidencia.
Aquella Egmasa en la que Espadas echó los dientes ha sido una de las empresas públicas más corruptas de Andalucía. Uno de sus más conocidos miembros, Manuel Fernández Sevilla, llegó a ser secretario general de UGT Andalucía y está actualmente imputado por los presuntos delitos que se contemplan en el caso UGT que publicó Libertad Digital. De hecho, la libertad sindical en Egmasa era tal que el 80 por ciento de sus trabajadores estaba afiliado a UGT, como publicó El País.
Le tocó lidiar en 2004, siendo presidente, con el caso del ERE de Egmasa, en el que la empresa dependiente de la Consejería de Medio Ambiente, prejubiló a más de 350 trabajadores entre 2003 y 2004 y les pagaba sus prestaciones mediante una póliza formalizada con Vitalicio Seguros que nadie había firmado, ni la la Junta de Andalucía ni ninguno de los beneficiarios. De hecho, cuando el PSOE quiso integrar a todos sus trabajadores en la Administración de la Junta, la Justicia paralizó el enjuague.
Siendo como era Egmasa un coladero de enchufados para el PSOE andaluz, como luego lo fue la Fundación FAFFE, es evidente que Espadas tenía que ser un gran conocedor de las cloacas internas del socialismo sureño. De hecho, en uno de sus cambalaches fue elegido senador por el Parlamento andaluz previendo su derrota en las elecciones municipales de 2011 frente a Juan Ignacio Zoido.
Y así fue. Cuando fue elegido candidato a la alcaldía de Sevilla fue derrotado con estrépito absoluto por Juan Ignacio Zoido, el candidato del PP, obteniendo el peor resultado de la historia del PSOE hasta el momento en Sevilla. Veinte puntos le sacó Zoido a Espadas tras 12 años de gobiernos socialistas en la capital andaluza. Cierto que luego ganó Espadas a Zoido en 2015 pero logró la mayoría absolutísima del popular.
Espadas fue amigo de Susana Diaz desde su juventud, pero es capital saber que se alineó con ella en el famoso duelo Carmen Chacón – Alfredo Pérez Rubalcaba en unas primarias decididas por un puñado de votos. Aquel posicionamiento acabó con las relaciones de Espadas con el PSOE histórico de Manuel Chaves y José Antonio Viera, también condenados en el caso ERE.
Que es un experto tejedor de la telaraña socialista lo muestra el hecho de que en la "lista de la vergüenza" que elaboramos en este periódico para dar una idea de los familiares enchufados por el PSOE aparecía como número 1 su esposa, Carmen Ibanco García, colocada en la famosa FAFFE. Tal asunto parece cabrearle mucho pero ella ya ha sido llamada a declarar ante la Comisión de Investigación del Parlamento andaluz.
Las dos colocadas siguientes de la lista eran Rocío Cabet del Castillo, ex esposa de Iván Chaves y nuera de Manuel Chaves González, ex presidente de la Junta, incrustada en Extenda al modo habitual y Esperanza Pérez Cruz, hija de Javier Pérez Royo y de la consejera de Obras Públicas, Josefina Cruz, contratada por Talentia y trabajando para la Secretaría General de Universidades de la Consejería de Innovación, Ciencia y Empresa.
En su artículo autobiográfico Quién es Juan Espadas, tras referirse, cómo no a Queipo de Llano, definió en general a los partidarios del Frente Popular como "personas de orden y amantes de la verdadera justicia". Seguramente no ha leído la historia de la Semana Santa de Sevilla durante la II República ni otros muchos libros dónde cada día más se va conociendo la verdadera historia de aquella locura.
Algunas de sus perlas ideológicas dejan un tanto perplejos si no fuera porque su promotor, Pedro Sánchez, ya lo ha dejado más que claro. Una vez dijo agudamente que no aceptaba la trampa del PP de "gestión en vez de ideología": "la ideología es el conjunto de ideas, de valores, de principios, que sustentan tu actuación, tu gestión. O el PP nos propone gestionar sin principios o es que no tiene ni idea de cómo gestionar o, lo que es peor, que no quiere decirnos con qué ideas quiere gestionar los intereses públicos".
Pero, luego, no tenía empacho en asegurar que un Defensor del Pueblo de Sevilla no podía ser de derechas porque, al parecer, sólo los procedentes de la izquierda tienen la entidad moral suficiente para servir a todos. O no conocía la historia del PSOE en Sevilla y sus sierras Norte y Sur o le estaba tomando el pelo a alguien cuando las macrocausas de corrupción incendian los juzgados de Sevilla.
Aunque defiende que a las personas honradas se les nota en la cara, no se sabe qué pensará Susana Díaz, a cuyo lado ha estado hasta que fue tentado por los demonios de La Moncloa. Ha estado actuando de "equilibrista" desde hace unos años, que si sí que si no, hasta ayer mismo en que por fin dio su bendición a Pedro Sánchez y aceptó bregar con la áspera Susana en la provincia donde ambos se han criado en una Andalucía dividida.
Su gestión en la alcaldía sevillana es defendida por Podemos y Ciudadanos, pero ha tenido en el sector hostelero una oposición ahora más contenida. Por ejemplo, los barrios más pobres de Sevilla ocupan titulares en el informe del Instituto Nacional de Estadística.
De hecho, seis barrios sevillanos Polígono Sur, Los Pajaritos-Amate, Torreblanca, Cerro-Su Eminencia, La Oliva y Polígono Norte-Villegas siguen estando entre los 15 más pobres de España (de los que 12 son andaluces), los dos primeros ocupan el primer lugar de la pobreza urbana nacional. Pero Espadas negó los datos y negó al INE al que sugirió la idea de cambiar de métodos porque dejaba fuera la realidad de muchas familias.
A pesar de figurar como experto en clima y medio ambiente, se ha contado que en 2019, cuando Isabel Camargo, una de las portavoces de la plataforma Salva tus árboles, se disponía a intervenir en la sesión plenaria dentro del turno ciudadano de preguntas un micrófono indiscreto grabó a Espadas que caracterizaba a la portavoz vecinal como "un peligro público" y, al finalizar su intervención, llegaba a afirmar rotundamente que "había que haberlos matado". Luego rectificó su "frase inconveniente", de la que habrá tomado nota Susana Diaz.
Su funambulismo político llegó a su máximo histórico en septiembre de 2020 cuando decidió nombrar Hijos Adoptivos de la ciudad de Sevilla al arzobispo Juan José Asenjo "por su trabajo y diligente servicio a la ciudad de Sevilla" y a Alfonso Guerra, socialista histórico y claramente enfrentado con Pedro Sánchez en sus políticas y alianzas. No se olvide que Susana Díaz elogiaba a la Duquesa de Alba para compensar.
Juan Espadas y Susana Diaz tienen el mismo ADN político si bien la trianera cuenta con un perfil muy partidista mientras que Espadas ha dispuesto de una trayectoria más administrativa en la Junta de Andalucía. Tras meses de incertidumbre, tanto María Jesús Montero como Carmen Calvo, se han librado del "marrón" andaluz. Otro precandidato, menor, Felipe Sicilia, de Jaén, no ha superado los mínimos exigidos de prestigio y reconocimiento general.
El problema es que ni Susana Díaz ni Juan Espadas dan una imagen de cambio, ni siquiera climático, para un PSOE andaluz dividido internamente, acosado en los juzgados por sucesivos casos de corrupción y sumido en una carencia de ideas y proyectos que, ,por si fuera poco, debe tragar con las irregulares distribuciones de los fondos públicos que exigen los socios separatistas de Pedro Sánchez.
Hay una duda en el ambiente que es oportuna. ¿Está Pedro Sánchez asumiendo una derrota en Andalucía con el fin de vengarse y quitarse de en medio a la mosca cojonera de Triana que le quitó el sillón de Ferraz hace casi 5 años? Si Susana Diaz está ligada al PSOE de la corrupción, Juan Espadas también y ya se verá en cuanto comience la precampaña de las primarias. Pero Susana Díaz conoce perfectamente el aparato socialista sureño y Juan Espadas tampoco, lo que le resta posibilidades.
De todos modos la pregunta que se abre paso por su procedencia y tino es si Pedro Sánchez ha contemplado la posibilidad de una derrota en la estructura del PSOE andaluz. Susana Diaz hubiera tirado la toalla de tener claro que no tiene opciones. No lo ha hecho. Si en el mes de junio, Susana Díaz se reconstruye como secretaria general del socialismo andaluz y como candidata socialista a la presidencia de la Junta, tras Cataluña, Murcia y Madrid, Sánchez volvería a ser señalado como perdedor, pero esta vez en casa propia.
Y en ese caso, ¿qué más cosas sería capaz de reconstruir Susana Díaz en un partido que se atreve a abrir expedientes a Joaquín Leguina y a Nicolás Redondo y que tiene en su seno a importantes disidentes como Felipe González, Alfonso Guerra y muchos otros?