Además de dimes y diretes, de debates momificados, de maniobras partidistas en la oscuridad con aumento de afiliados y webs hostiles, de cara a cara con las sedes menores, de reproches y de ataques, lo que está evidenciando el PSOE andaluz es un gran espectáculo de división interna que habrá que ver cómo termina.
Ayer mismo, el primer presidente efectivo de la Junta de Andalucía, el jaranero Rafael Escuredo, que cobra y bien de un Consejo Consultivo que el nuevo gobierno no quiere eliminar y que ha escrito novelas y tenido un despacho de influencias, que hizo una famosa huelga de hambre mientras pelaba gambas, eso se dijo, que presumió siempre de haberse enfrentado a Felipe González y a Alfonso Guerra y que fue quien le robó la cartera blanquiverde a Alejandro Rojas Marcos, apoyó al sanchista Juan Espadas.
Cuando menos, la noticia es de calado. Lo es porque, aunque nunca tuvo demasiada influencia en los entresijos del PSOE andaluz, sí tiene audiencia pública. Pero lo es más porque ha dejado claro que no tiene nada que ver con Luis Ángel Hierro, el único candidato que lo mencionó elogiosamente en el reciente debate de primarias celebrado el martes pasado. Ha certificado que Hierro no es de los suyos. Vaya.
El aparato nacional del PSOE sanchista se puso en marcha y logró que varios presidentes de Diputación en provincias antes dominadas por Susana Díaz, sobre todo Huelva y Jaén, afirmaran públicamente su apoyo a Juan Espadas. Incluso Carlos Sanjuán, ex guerrista y ex secretario general del PSOE (¿lo recuerdan?), ha apoyado al todavía alcalde de Sevilla.
Por otra parte, José Rodríguez de la Borbolla, Pepote, que también fue presidente de la Junta de Andalucía tras Escuredo hasta que lo liquidó Alfonso Guerra sustituyéndolo por Manuel Chaves en 1990, ha defendido la candidatura de Susana Díaz expresando que "es lo mejor para Andalucía y para España", enigmáticas palabras que devuelven la candidatura de la trianera a aquel discurso antiseparatista y antigobiernos Frankenstein con el que se enfrentó a Pedro Sánchez.
El apoyo de Pepote es más incisivo que el de su antecesor porque él sí fue secretario general del PSOE andaluz y contribuyó a tejer una tela de araña interna que, en buena medida, sigue teniendo presencia en las provincias y, destacadamente, en Sevilla.
Pero en el caso de Susana Díaz mucho más significativos que los apoyos son las traiciones, muchas de ellas alimentadas por ella misma. Por poner dos ejemplos relevantes, Micaela Navarro, ex presidenta nacional del PSOE y su amiga, apoya ahora a Espadas (su jefe en Jaén, Francisco Reyes, presidente de la Diputación y ex susanista, también). Y, fíjense lo que son las cosas, hasta su ex pretoriano Miguel Ángel Vázquez, es ahora partidario de Juan Espadas.
Además, recuérdese, la madre de Carmen Chacón no tuvo piedad de la biografía política de su hija apoyando a Juan Espadas en un vídeo mientras que, en vida, Susana y Carmen no sólo fueron amigas, sino que fueron cómplices en las primarias de 2012 cuando la provincia de Sevilla, controlada por Díaz, apoyó su candidatura contra la de Alfredo Pérez Rubalcaba.
Otrosí, también ha aparecido en la campaña la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, enunciando su ya emblemático "Querido Juan", para apoyar asimismo a Espadas. El poder de Sánchez llega hasta el Hôtel de Ville de Paris. Pero ni Manuel Chaves, ni José Antonio Griñán, menos mal, por su coste político, ni Felipe González ni Alfonso Guerra, que ha tronado contra estas primarias, han hecho públicas sus preferencias si bien estos últimos siempre apoyaron a Susana Díaz.
Con tanto barullo y teatro, pocos perciben el problema que se presenta si gana Juan Espadas, como Sánchez ha decretado. El País de Andalucía, catedrático en socialismo, sobre todo en el andaluz, ha formulado su gravedad:
"Si gana Espadas, como él confía, se producirá durante un tiempo una bicefalia en el PSOE andaluz, donde la secretaría general, hasta el congreso de final de año, la seguirá desempeñando Díaz. La expresidenta no ha dicho si en caso de perder, algo que no contempla, dimitirá o no del cargo y si desistirá de aspirar a la secretaría general. La posibilidad de una gestora no se descarta. Espadas sabe que a partir de ese momento nada será fácil. "El fin último", ha dicho, "es el cambio y eso hay que hacerlo con acuerdo". Si Díaz gana, muchos en el PSOE creen que a Pedro Sánchez "se le abre un problema" en un momento de desgaste del Gobierno central".
En Granada, Salvador despeña aun más a Cs
Lo ocurrido en Granada es sencillo de explicar en general, aunque no en detalle. Tras las elecciones municipales, ganadas por el PSOE de forma insuficiente para formar gobierno, los tres partidos del centro-derecha, PP, Ciudadanos y Vox lograron formar gobierno por disponer de un concejal decisivo más (14 ediles por 13 de las izquierdas socialista y comunista).
Pero Ciudadanos, presente ya como socio estable de Juan Manuel Moreno en el gobierno andaluz, exigió la alcaldía con sólo 4 escaños por 10 de PP y Vox. Sebastián Pérez, ex presidente del PP de Granada, que apoyó a Pablo Casado en las famosas primarias de 2018 contra Soraya Sáenz de Santamaría, a la que defendía Juan Manuel Moreno, vio cómo el aparato regional del PP andaluz cedía a las pretensiones de Ciudadanos.
El PP andaluz renuncio al derecho que le daba su mayoría para ocupar la alcaldía. Así, Moreno y Elías Bendodo afianzaban su alianza con Ciudadanos y se quitaban de en medio a Pérez, afirma él, que, poco después, dejó el partido conservando su acta de concejal, lo que lo convierte en pieza clave de lo que pueda pasar.
Pérez dijo entonces que había llegado a un acuerdo con Salvador y la cúpula de Ciudadanos con la fórmula de dos años de gobierno para Ciudadanos y dos para el PP. Nadie le creyó hasta que apareció Fran Hervías, el lobo de Ciudadanos y su responsable de Organización, ahora en el PP, y lo certificó junto con el portavoz municipal de Ciudadanos. O sea, que sí, que hubo pacto de 2 x 2.
Desvelado el entuerto, el PP de Granada ha reclamado su derecho pactado al gobierno de la ciudad los dos años que quedan y el actual alcalde de Ciudadanos lo ha negado todo y se ha emperrado en no dejar el cargo. Como consecuencia, los ediles del PP abandonaron el gobierno e incluso 2 concejales de Ciudadanos han dejado de apoyar a su propio Alcalde, Luis Salvador.
Con esto, Salvador condena a Ciudadanos a soportar un espectáculo de dos años de desgaste moral y político manteniendo el gobierno municipal con sólo 2 concejales sobre un total de 27.
Nadie duda que el nuevo vodevil granadino con unas grabaciones escandalosas de por medio de cómo se repartieron los cargos municipales, puede terminar liquidando definitivamente a Ciudadanos en toda Andalucía donde ya las encuestas le dan un solo escaño en futuras elecciones.
Pero lo más grave es cómo puede repercutir esta trifulca en el gobierno andaluz y su futuro. Ciudadanos ya no es más que un esqueleto político. 20 de sus 21 diputados saben que no repetirán y que, si se salva alguien, será Juan Marín y algunos de sus allegados. Pero hasta la celebración de unas elecciones andaluzas, el poder de sus 21 escaños en el Parlamento andaluz es grande.
Es grande por sostener el gobierno de Juan Manuel Moreno, pero también es grande para dar pie a que un grupo de sus desahuciados se abone a la arriesgada operación de una moción de censura, junto PSOE, Podemos, IU e incluso Teresa Rodríguez, para desbaratar el gobierno del PP y Ciudadanos en un pispás.
De momento, ni Moreno ni Marín quieren que esta reyerta granadina afecte a la estabilidad de su gobierno, pero el caso es grave, tanto que hasta Vox ha desistido de su enfrentamiento con el gobierno de centro derecha y ha vuelto a su apoyo casi incondicional. Pero cuando el PSOE tenga dirección cierta, este domingo o el próximo tras sus primarias, y cuando llegue septiembre y se puedan anticipar las elecciones, ya se verá. Hay un largo y cálido verano de por medio.