En realidad, esta defensa proviene de una indignación mayúscula. Se presenta en los medios, ayer mismo en Antena 3 TV, a Jesús Gil y su herencia como los causantes y artífices de la corrupción en Marbella de la que la Pantoja y el examante habrían sido continuadores. Pero eso es mentira. No defiendo lo que la Pantoja y su noviete de ocasión hicieron con el dinero de Marbella, naturalmente. Yo mismo denuncié en su día las corruptelas de Jesús Gil cuando escribía para el diario El Mundo y lo contado reposa en su hemeroteca. Pero ni Jesús Gil ni, mucho menos, la Pantoja fueron los inventores ni los introductores ni los fundadores ni los inspiradores de la corrupción en Marbella. Defiendo, por ello, muy relativamente a la Pantoja (incluso a Jesús Gil) ante ese sambenito y afirmo que la gran chambelana de la corrupción en la Costa del Sol fue la Junta de Andalucía gobernada por el Partido Socialista Obrero Español y algunos relevantes miembros de este partido. Lo explicaré.
El PSOE de Andalucía –no digamos nada del PSOE nacional– intentó presentar la operación Malaya como algo absolutamente externo a sus andanzas. Es más, pretendieron introducir en la conciencia de los españoles la siguiente consigna: "La corrupción de Marbella es obra de Gil y de su partido, el GIL, y de nadie más". Tan es así que incluso Wikipedia, en 2010, cuando se le preguntaba por los alcaldes de Marbella, nos daba el siguiente resultado: Jesús Gil, Julián Muñoz, Tomás Reñones, Marisol Yagüe y Ángeles Muñoz. Larga mano tienen algunos, vive Dios.
Jesús Gil aparecía como el más antiguo, como el primer alcalde de la democracia, pero los hechos son testarudos. Jesús Gil llegó a la alcaldía de Marbella tras ganar democráticamente las elecciones municipales en 1991. Entonces, ¿quién gobernó antes que Gil y el GIL? Pues tomen nota porque parecen haberse esfumado por orden de la superioridad. Por ejemplo, Alfonso Cañas y Francisco Parra, militantes del PSOE y hechos desaparecer del mapa político por el propio PSOE andaluz y su régimen a causa de sus denuncias de la corrupción socialista años antes de GIL. Vean la lista de alcaldes de Marbella desde 1979, que ya apareció correctamente en la misma web:
- 1979-1983: Alfonso Cañas Noguera (PSOE).
- 1983-1987: José Luis Rodríguez Sánchez (PSOE).
- 1987-1991: Francisco Parra Medina (PSOE).
- 1991-1995: Jesús Gil Gil (GIL).
- 1995-1999: Jesús Gil Gil (GIL).
- 1999-2002: Jesús Gil Gil (GIL).
- 2002-2003: Julián Felipe Muñoz Palomo (GIL).
- 2003-2007: Julián Felipe Muñoz Palomo (GIL), Marisol Yagüe Reyes (GIL), Tomás Reñones (GIL),
- Diego Martín Reyes (Comisión Gestora, PSOE).
- 2007-…: María Ángeles Muñoz Uriol (PP).
Pues hagamos sitio a la verdad de los hechos. El socialista Alfonso Cañas, el primer alcalde marbellí de la democracia, pidió a la Fiscalía Anticorrupción que investigara el enriquecimiento de los concejales de las dos primeras corporaciones, incluidos los del PSOE. También denunció al entonces presidente del Gobierno, Felipe González, la corrupción que destacados personajes socialistas practicaban en Marbella, pero no fue escuchado. Es más, dijo tener una lista de personalidades relevantes del socialismo español que le habían propuesto operaciones urbanísticas dudosas, pero ni siquiera la dirección andaluza del PSOE le hizo caso.
Manuel Chaves dijo una vez que los maletines volaban en Marbella en tiempos de Gil, pero fue el socialista Cañas quien dijo alto y claro que existían "corruptelas, sobres y maletines para la concesión de licencias urbanísticas", y que había un triángulo Sevilla-Marbella-Córdoba en el que desaparecía el dinero. Cañas dimitió por no ser capaz de soportar la presión de personajes que esperaban de él una actuación corrupta similar a la que obtuvieron de su sucesor en el cargo y compañero de partido (PSOE), José Luis Rodríguez, denunciado por irregularidades por su antecesor. Digamos como colofón provisional que el otro alcalde socialista anterior a Jesús Gil, Francisco Parra, que sustituyó a Alfonso Cañas, fue fichado por la alcaldesa Yagüe, luego en prisión, para formar parte de su equipo.
Pero además es que hubo y hay un sumario judicial, que fue archivado porque prescribió –prescripción judicial, que no política ni moral–, en el que fueron imputados altos cargos de la Junta de Andalucía. La historia es bien sencilla y mejor conocida que la precedente. Para conseguir determinados favores urbanísticos, Jesús Gil tuvo que entregar a determinados personajes socialistas 220 millones de pesetas, luego encogidos misteriosamente hasta 85. Por esta denuncia, la Fiscalía, no en tiempos de un Gobierno del PP sino en tiempos de un Gobierno de Felipe González, logró la imputación del consejero de la Junta y militante del PSOE Jaime Montaner y del exvicepresidente socialista de la Junta, José Miguel Salinas. Aquellos hechos se remontaban a 1986, cuando en Marbella, Andalucía y España gobernaba el PSOE. O sea, Gil no inventó la corrupción en Marbella, sino que la aprendió de otros.
Posteriormente, ya en marcha la operación Malaya, se descubrió la participación en el entuerto de Isabel García Marcos, José Antonio Jaén y Belén Carmona, todos ellos del PSOE hasta entonces. Y llamó mucho la atención que el PSOE andaluz quisiera recuperar para su nueva Ejecutiva al exalcalde de Marbella José Luis Rodríguez, denunciado por irregularidades.
En defensa (muy relativa) de la Pantoja e incluso de Jesús Gil, hay que decir con toda claridad que ellos no inventaron nada. Ya estaba todo inventado por quienes tenían y tienen la responsabilidad de gobernar Andalucía desde 1982. La Pantoja, amiga de Gaspar Zarrías, va a entrar en la cárcel de aquí a un pispás. Y lo merece. Pero muchos otros lo han merecido y lo merecen y probablemente nunca estarán entre rejas.