Independiente de conjeturas metafísico-políticas –tales como cuál es la esencia político-moral de Ciudadanos–, o sus derivaciones conspirativas –tal como quién está detrás realmente del nuevo partido–, está resultando cada vez más evidente para muchos que el grupo que lidera Albert Rivera es el único que ha hecho algo verdaderamente meritorio por resolver el bloqueo político de España. A pesar de sus desvaríos –considerar corrupta a la cúpula del PP y ser ilógicamente condescendiente con la corrupción de la cúpula socialista, que cuenta con dos presidentes nacionales en el banquillo por el caso ERE–, Ciudadanos ha logrado aportar una hoja de ruta tasada en 100 medidas que han resultado aceptables tanto para el PP como para el PSOE. Naturalmente, y en la práctica, ambos dinosaurios han hecho imposible el desbloqueo por su estreñimiento mental y político.
Sin embargo, es más que posible que los méritos de Ciudadanos les supongan un retroceso electoral en las elecciones de diciembre, si es que llegan a producirse. Las maquinarias de los partidos que taponan la democracia española son poderosas, experimentadas e incluso inquietantes. La cantinela de un PP esclerotizado sobre el lobo caótico que viene y el voto útil puede robar muchos votos a Ciudadanos. La perspectiva del susto o muerte que afecta a Pedro Nono y su partido puede originar una reacción contra la ruina inminente que afectaría asimismo a los votos de Ciudadanos. Esto es, resultaría, de cumplirse estos vaticinios, que el único partido que ha hecho algo noble por España en los últimos tiempos podría resultar seriamente perjudicado por los zarpazos que a derecha e izquierda le propinarían sus gatopardos.
Por ello, Ciudadanos tiene que actuar en Andalucía, una de las razones por la que no despega electoralmente en España. Albert Rivera es responsable de la persistencia de un régimen monopartidista que la gobierna desde 1982, hace 34 años. El pacto que firmó con Susana Díaz y que se proyecta como el bálsamo que libró a Andalucía de un pacto PSOE-Podemos no ha significado otra cosa que el mantenimiento del régimen más corrupto de la historia reciente de España. En Andalucía apenas ha cambiado nada. Es más, la ingenuidad de Ciudadanos ha conducido a que el PSOE siga manejando sin control dineros, puestos y políticas de la Junta porque Marín-Rivera no han querido entrar en el Gobierno. Esto produce la impresión de que Ciudadanos es cañón contra la corrupción del PP pero mantequilla contra la del PSOE.
La desconfianza que provoca este escandaloso comportamiento hará dudar a muchos, a mí entre ellos, de si votarlos o no en las próximas elecciones. Si viéramos una conducta firme en dirección a la regeneración, legalidad y prosperidad de Andalucía, la intención de voto podría cambiar, y no sólo en el Sur. De momento, lo que sabemos es que votar a Ciudadanos en Andalucía es sostener el régimen socialista. Hagan al menos como en Madrid, y luego hablamos. Es preciso que algo cambie para que nada permanezca igual.