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Pablo Planas

Terrorismo y nacionalismo catalán, la sórdida conexión

El independentismo catalán celebra la salida de prisión de Otegi con mucho más entusiasmo que el vasco.

La propaganda del proceso separatista catalán martillea la especie de que se trata de un "movimiento cívico, pacífico y festivo" bautizado como "la revuelta de las sonrisas". Ese "movimiento" incluye a tipos como Carles Sastre, que participó en el comando de "Terra Lliure" que mató al empresario José María Bultó por el procedimiento de adosarle en el pecho el primer cinturón de explosivos de la historia del terrorismo. Meses después sería asesinado el matrimonio Viola, exalcalde de Barcelona, por el mismo sistema. Sastre y sus colegas habían quedado en libertad tras matar a Bultó por la amnistía del 77. Dicho Sastre fue entrevistado en TV3 hace un par de meses por firmar un manifiesto en apoyo de Mas. Se le definió como un "gran reserva del independentismo" y nada se dijo de su actividad criminal.

"Terra Lliure" cometió más atentados y asesinó en su última acción mortal a la vecina de las Borjas Blancas (Lérida) Emilia Aldomà, el 10 de septiembre de 1987. Los terroristas colocaron una bomba en el juzgado de la localidad, colindante con el domicilio de doña Emilia. Una pared le cayó encima mientras dormía.

El País informó así:

Emilia Aldomà Sans, de 62 años, falleció ayer a consecuencia de un atentado cometido por la organización independentista catalana Terra Lliure contra el juzgado de distrito de la localidad leridana de Les Borges Blanques, que tiene poco más de 5.000 habitantes. Se trata de la primera víctima mortal que se produce como consecuencia de los atentados perpetrados por esta organización desde 1980. La explosión del artefacto se produjo en la víspera de la Diada del Onze de Setembre (fiesta nacional de Cataluña), jornada que se caracteriza por el hecho de que los partidos parlamentarios han abandonado los actos de tipo reivindicativo. Varios grupos independentistas han convocado manifestaciones que han sido prohibidas por el Gobierno Civil de Barcelona.

Una "organización independentista", la misma que en el 81 le había pegado un tiro en la rodilla a Federico Jiménez Losantos por el manifiesto de los 2.300 a favor del bilingüismo. El 19 de junio del 87, ETA mató a 21 personas en el atentado del Hipercor de Barcelona. Fue la primera experiencia con coche bomba, estrategia aprobada tras una asamblea de la banda terrorista y que sería de aplicación indiscriminada fuera del territorio vasco.

En el 91, uno de los asesinos más aguerridos de "Terra Lliure" participó junto a terroristas de ETA en la matanza de la casa cuartel de la Guardia Civil en Vich. Joan Carles Monteagudo, abatido al día siguiente por la Guardia Civil, fue quien activó el mando a distancia del coche bomba que acabó con la vida de nueve personas, entre ellas Vanesa Ruiz, de 11 años, Ana Porras, de 10, y Pilar Quesada, de ocho.

ETA continuó matando en Cataluña. Entre algunas de sus víctimas, el exministro Ernest Lluch, partidario del diálogo, dos concejales del PP, un mosso d'esquadra, un guardia urbano, una decena de policías nacionales y tantos más hasta llegar a casi un centenar de personas asesinadas por la banda vasca y los Grapo.

Con todo, el ínclito Josep Lluís Carod Rovira, a la sazón presidente en funciones de la Generalidad porque Maragall estaba fuera de España, se reunió en 2004 con Josu Ternera y otros etarras para lograr una tregua en territorio catalán. A partir de ahí, el nacionalismo catalán justificó con más insistencia que el vasco el terrorismo etarra. Y a día de hoy, Joan Tardà, de ERC, y David Fernàndez, de la CUP, son los interlocutores preferentes de ETA por delante del PNV. La visita de ambos a Otegi en la cárcel indica que "Junts pel Sí", la coalición de ERC con CDC, y los antisistema, el gobierno regional catalán y su muleta parlamentaria, avalan la trayectoria asesina de la banda terrorista. Además, han pactado actos conjuntos en esa comunicación en el talego con el referente etarra, acusado del intento de secuestro y asesinato de Gabriel Cisneros, padre de la Constitución, así como del secuestro de Javier Rupérez. Y condenado por el del director de Michelin en Vitoria, Luis Abaitua.

Este martes sale de la cárcel. Le detuvo Baltasar Garzón en 2009 por seguir las órdenes de la cúpula de ETA para refundar la "izquierda abertzale" y fue condenado por la Audiencia Nacional a diez años, rebajados luego a seis. El independentismo catalán lo celebra con mucho más entusiasmo que el vasco. Un colaborador de "La Vanguardia", Xavier Antich, se refería este lunes al hecho:

El libro de (Antoni) Batista es un fresco inmenso, de un valor incalculable, de un periodista con más de 25 años de corresponsalía política en el País Vasco (para "La Vanguardia") y con fuentes de información directa de buena parte de los protagonistas de lo que eufemísticamente se ha denominado "el conflicto vasco". Permite conocer la trayectoria política de Otegi, con sus claroscuros y matices, la evolución de ETA a partir de 1978, episodios escalofriantes de torturas y maltratos policiales, las políticas de los aparatos del Estado para acabar con la izquierda abertzale y el surgimiento, la maduración y el despliegue de la vía política que conducirá al final definitivo de la actividad armada de ETA en el 2011.

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