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Pablo Planas

Radio Televisión Antiespañola

Son cada vez son más las voces que piden el cierre o la privatización de TV3. Con TVE se debería hacer lo mismo.

Son cada vez son más las voces que piden el cierre o la privatización de TV3. Con TVE se debería hacer lo mismo.
Rosa María Mateo | EFE

La señora Rosa María Mateo ha decidido poner al frente de los informativos de Televisión Española en Cataluña a una periodista, Rosa Maria Quitllet, distinguida por lucir con orgullo el lazo amarillo, que es el distintivo que usan en Cataluña las personas adictas al régimen separatista. El Gobierno, por tanto, ha entregado la televisión pública española al independentismo, pago que debía figurar en el acuerdo de investidura y que habrá tardado en ejecutarse con la excusa del coronavirus.

Que nadie espere, sin embargo, grandes cambios. RTVE en Cataluña ya era antes de este nombramiento una televisión separatista, muy separatista. El Consejo Audiovisual de Cataluña, que es el órgano censor de la Generalidad, destacaba en un reciente informe que el tiempo de palabra de las entidades y partidos independentistas en los informativos de las desconexiones de TVE para Cataluña fue del 71,7% entre mayo y diciembre del año pasado. Cierto que en TV3, nobleza obliga, la cuota independentista llegó hasta el 91,7%. Seguramente el encargo de la nueva jefa de TVE sea alcanzar a TV3 en materia de pluralidad.

En la historia reciente, RTVE en Cataluña nunca ha tenido gran cosa de española. Antes y durante el llamado Procés, ha formado parte de la comparsa mediática del independentismo a pesar de que entre 2012 y 2018 gobernara el PP y en última instancia fuera de su responsabilidad el sesgo separatista de los informativos de la televisión pública de España en Cataluña. No se le dio importancia por la escasa audiencia de TVE en la región ni tampoco se concedió relevancia a que ese sesgo impregnara la información elaborada en Cataluña para toda la nación.

Así es que el contribuyente español paga de su bolsillo una televisión pública que se dedica a darle bola al separatismo en Cataluña mientras que el contribuyente que vive en Cataluña paga el doble por el mismo servicio, pues no sólo mantiene el canal regional de TVE sino que hace lo propio con TV3.

Habrá gente encantada, pero una parte de la población que paga dos veces por el mismo material separatista no está precisamente satisfecha con los medios públicos en Cataluña, unos medios que llevan décadas ignorando o menospreciando el español, idioma de una parte no menor de la ciudadanía.

La última polémica al respecto es sumamente reveladora. El independentismo ha puesto el grito en el cielo porque en una serie que emite TV3 producida al alimón por TVE y Roures algunos personajes hablan español y catalán. Y resulta que son gente normal, no los habituales miembros del lumpen, en los que el español es parte sustantiva del trazo de la caricatura.

Dicen los talibanes de la lengua catalana encabezados por la consejera de Cultura, Mariàngela Vilallonga, que hay "demasiado castellano en TV3". Dicen también que el catalán está en peligro, que corre serio riesgo de desaparecer, que los niños no lo hablan en los patios. Después de cuatro décadas de inmersión lingüística en las escuelas y en lo que no son las escuelas reparan en que no han logrado exterminar el español.

Seguirán intentándolo, seguirán discriminando a los castellanohablantes, seguirán humillando a los camareros y dependientes que no hablen catalán, seguirán riéndose del servicio, seguirán doblando al español a los ladrones, las prostitutas, los policías y los inmigrantes. Y lo seguirán haciendo con el dinero de los vejados, con la participación de TV3, diseñada por el corrupto Pujol para eso mismo, y con la complicidad y colaboración de TVE.

También son cada vez son más las voces que piden el cierre o la privatización de TV3, que sean los partidos y los espectadores separatistas quienes se paguen el capricho. Con TVE se debería hacer lo mismo.

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