Dice Mas que no le importa ir a la cárcel. Y seguramente prefiera ingresar en prisión como preso "político" antes que como estafador, testaferro, cómplice necesario o "consiglieri" de los Pujol, juntos o por separado. Lo lleva claro Mas. Se le detendría en el interior de una farmacia con una media en la cabeza y una sirla en la mano y aún diría Rajoy que no concibe que el presidente de la Generalidad incumpla la ley. Debe ser humor de presidente del Gobierno, porque lo que hace Mas con una persistencia de martillo pilón es incumplir la ley de forma sistemática, con diurnidad y regodeo.
La lista de supuestos que se pueden atribuir a Artur Mas van desde la sedición a la prevaricación con transbordo en la desobediencia, la malversación de caudales públicos y la revelación de datos confidenciales, como mínimo. Pudiera ser que Mas quiera en realidad pasar a la historia como un presidente mártir, pero sólo de unos meses de cárcel, como Jaume Matas. Y dejar de perder tupé, olvidarse del "lío" en el que le metieron los hijos de Pujol y dedicarse a dar conferencias sobre lo que no se debe hacer en política.
Tal vez por eso anuncie con antelación cada paso que da, como que no va retirar la campaña y cancelar los preparativos del referéndum, en la esperanza de que a Rajoy se le agote la paciencia, suspenda la autonomía y se acabe de una vez el calvario que sufre desde que Pujol no le dejó tirar la toalla hace dos años. Pero nada, no hay manera. Rajoy ni se inmuta. Igual es que sus antenas en Barcelona no han entendido bien el mensaje y se creen que las urnas y las papeletas son una instalación de Jeff Kons.
Mas no tiene claro si es un corrupto o qué es ser corrupto, pero de lo que no le cabe ninguna duda es de que Rajoy no le cree capaz de saltarse las leyes. Si fuera por él, por Mas, a lo mejor tenía razón Rajoy. Pero es que no está solo. Anda siempre en compañía de Oriol Junqueras, las damas de la revolución amarilla y Fernàndez y Arrufat, los diputados de la versión catalana de Batasuna, de los que no sabe si le guardan la espalda o le utilizan de escudo humano. De hecho, nota algo en la espalda frío y punzante.
Este martes, a las siete, las brigadas de la Assemblea Nacional Catalana (ANC) han convocado a los catalanes frente a los ayuntamientos. Con la gente en la calle, el problema de Mas será definitivamente el problema de todos. Este es el efecto más visible de la silente, consistente y nada improvisada política del Gobierno de España en Cataluña.