La Liga Norte y los Auténticos Finlandeses son los únicos partidos de fuera de España que han mostrado un apoyo decidido e inquebrantable al proceso separatista catalán. Ni siquiera los nacionalistas escoceses quieren saber nada de convergentes, republicanos y mucho menos de la CUP, que aporta a la colección de adhesiones internacionales grupúsculos ilegales en sus países de origen.
En los Estados Unidos, el gran aval de la causa separatista es el congresista trumpista Dana Rohrabacher, peculiar personaje: partidario de la legalización de la marihuana, socio de la Asociación Nacional del Rifle y amigo americano de Putin. De visita en Barcelona, tras una cena con Puigdemont, el "minister" Romeva y Oriol Junqueras, tuvo una "indisposición" que le obligó a cancelar una reunión en Madrid con Alfonso Dastis prevista para el siguiente mediodía.
Julian Assange y Yannis Varoufakis también están a favor del nacionalismo, el proceso y el referéndum. El primero se niega a salir de la embajada de Ecuador en el Reino Unido para no comparecer como acusado en un juicio por violación en Suecia. Sostiene que se trata de un montaje en su contra y ya se sabe que Suecia es uno de los Estados más inseguros, totalitarios e injustos del mundo. El segundo es un bon vivant millonario que fue ministro de Economía en Grecia durante un rato, hasta que los griegos descubrieron que lo de chulear a Merkel no funcionaba y que Varoufakis se atiborraba a caviar mientras el pueblo comía orgullo internacional, que llena mucho pero no alimenta nada.
También cuentan con el campeón bolivariano Maduro, que se fotografió con una bandera separatista en compañía de cinco sonrientes activistas catalanes. Épico logro de la internacionalización de la cosa. Y, ojo, que luego está lo de Yoko Ono, otro gran reconocimiento al "pueblo catalán".
Así es que los fascistas finlandeses y padanos, más un populista estadounidense, el fundador de Wikileaks, un capitalista anticapitalista griego, el tirano venezolano y la que se cargó a los Beatles habrán estado de corazón en la sexta edición de la Diada, la Liada 2017, más fascista, populista y antisistema que nunca. Los catalanistas viven convencidos de que el mundo está pendiente del más leve de sus movimientos. "El món ens mira", se dicen unos a otros cuando montan la flashmob del Onze de Setembre. Sí, ciertamente. Pero les mira con preocupación.