Nunca habían estado más cerca Madrid y Barcelona. Los 620 kilómetros de distancia, una parida en relación a La Pampa, se cubren en menos de una hora de avión o en dos horas y treinta y cinco minutos de tren y de reloj. De Sants a Atocha y viceversa. Resulta más complicado llegar desde la capital catalana a poblaciones como San Hipólito de Voltregá, en las cercanías de Vich, que a Getafe, Tres Cantos o Alcalá de Henares. Madrid, para la mayoría de los barceloneses, está más cerca que Santa Coloma de Gramanet, a pesar de que para llegar al centro de España se requiere un tren de alta velocidad sin paradas en Zaragoza y Guadalajara, mientras que Santa Coloma sólo está al final de la línea roja del suburbano condal, el fin del mundo para un habitante de TV3.
El contagio, por tanto, era inevitable. Si la política en Barcelona es una escena patética, pobre, lamentable y ahora en manos de un personaje menor, el president yeyé; en Madrid marca la pauta un aspirante frustrado a alero del Estudiantes. Puigdemont y Sánchez, Sánchez y Puigdemont. Poso y desecho de la España de los noventa, dos arribistas de incierto pasado y oscuro futuro cuya coincidencia espaciotemporal puede suponer un 98 multiplicado por dos. El desastre está garantizado, es irreversible y engorda con la pachorra de don Mariano, que ante la tesitura pasa palabra.
El móvil del prenda socialista echa humo. Le llaman emisarios de Puigdemont, colegas de Otegi, correligionarios de Iglesias, sicarios de Susana, emisarios de Fernández Vara y ninjas del pacto de la tortilla. Todo el mundo menos Rajoy, enclaustrado en su alcázar. ¿Qué pasará por la cabeza del presidente? Alguien le dijo que debía acercarse al paisanaje, mostrarse en carne mortal, demostrar de una vez por todas que no era un engendro de la serie V de extraterrestres. El consejo acabó mal, fatal: una colleja a su hijo mayor en medio de un partido del Madrid y un gancho de izquierda de un sobrino lejano de su mujer en medio de Pontevedra. La rematadera fue la Nochevieja en el casino, con los socios partiéndose la caja a la vista de O'presidente bailando "Mi gran noche" del más grande, Raphael.
Rajoy ya es carne de picadora. Circula en las redes un fake con última hora chorra en la que se dice: "Podemos, ERC y PSOE llegan a un acuerdo para investir presidente a Pedro Sánchez". Resulta tan verosímil que ni siquiera el final del gag, la imagen de Julio Iglesias diciendo "Te has cagado encima y lo sabes", parece una broma. En verdad, está a punto de caramelo.
Pablo Planas
Julio Iglesias a Rajoy: te has cagado y lo sabes
¿Qué pasará en estos momentos por la cabeza del presidente?
En España
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