Oriol Junqueras es el presidente de ERC y el de la Generalidad. Sí, afirmativo. En su tarjeta de visita no pone "president de la Generalitat", pero es lo que es de facto y del revés. Don Carles Puigdemont es el presidente in pectore e in absentia de Artur Mas, pero quien manda en Cataluña es el viceoriol Junqueras. El jefe republicano ha asumido las riendas porque Junts pel Sí, la coalición de los suyos y los convergentes, es como el pacto Ribbentrop-Mólotov.
El golpe de Estado separatista registra una réplica interna, una traición, un golpe de mano. Junqueras se ha cepillado a Himmler, Goebbels y Goering. Es Stalin a las puertas del búnker. O al revés y Puigdemont es Paul von Hindenburg en manos de Hitler. En cuanto a la solución final, eso es cosa de las Waffen SS del proceso, el Grup Koiné, 170 filólogos (170, oigan) que han decretado que en la república catalana el español idioma estará prohibido. Cliquenaquísi no lo creen.
La última evidencia palmaria delputsch contra Putschdemont (dolçacatalunya.com) es lareunión secretaentre Pedro Sánchez, secretario general del PSOE, y el antedicho Junqueras. El alero de los Estudiantes se fue a comer con el que manda en el extremo noreste tras una protocolaria visita a Puigdemont en el patio de los naranjos del Palacio de la Generalidad, selfie ineluctable de los turistas políticos en Barcelona.
Antes de ese encuentro discreto en un reservado de un restaurante barcelonés, Oriol Junqueras se había reunido con Luis de Guindos en la sala vip del aeropuerto de El Prat y comunicado con Montoro vía skipe, e-mail o teleconferencia. Entre medias, un doble de Puigdemont llamó por la radio a Mariano tengomuchotiempolibre Rajoy.
Posdata: los bonos patrióticos de la Generalidad son un mojón que no se come ni Mario Draghi. Al tiempo, don Cristóbal interviene las comunidades autónomas de Extremadura y Aragón. Dale Mariano, sigue sigue, no pares.
