El FLA es el verdadero partido de la independencia de Cataluña. Los Fondos de Liquidez Autonómica que el Estado inyecta a la Generalidad sostienen el tejido asociativo separatista, los medios de comunicación del nacionalismo y la normalidad contable de una Administración en quiebra que, eso sí, no ha dejado de pagar ni uno solo de los intereses de los bonos patrióticos que se sacó del magín Montilla cuando la mezcla de crisis, despilfarro y corrupción había esquilmado ya las arcas de la Generalidad. Esos bonos que compraba el pequeño Oleguer mientras la familia Pujol guardaba su fortuna en el extranjero y el patriarca se las daba de modelo de conducta.
Sostiene Rajoy que el Estado continuará financiando a la Generalidad porque los catalanes no tienen la culpa de los desvaríos de sus gobernantes. Nada que objetar si no fuera porque los delirios no son baratos. Puede que de buena fe el presidente del Gobierno y sus asesores crean que el dinero que regularmente pasan a la Generalidad se destina a pagar atenciones sociales, que tiene el benéfico fin de aliviar las dificultades a los ciudadanos en apuros o de prestar unos servicios que merezcan tal nombre. Pero no es el caso. El FLA del que tiran los autores, impulsores y responsables del proceso separatista cada vez que se quedan sin guita, lo que sucede con suma frecuencia, sirve para machacar a quienes no comulgan con la república catalana, ni con su fase constituyente ni con la excluyente, verdadera sustancia de una Cataluña nación que tendría entre sus efectos inmediatos la depuración radical de los catalanes que aún se considerasen españoles y el blanqueo judicial de más de tres décadas de saqueo, adoctrinamiento y erradicación de cualquier rasgo de españolidad entre los habitantes de Cataluña.
Ese dinero que Rajoy pretende convertir en zanahorias es el palo cotidiano que reciben los cientos de miles de catalanes que todavía no son independentistas, esa mayoría silenciosa de la que hablan los populares en Cataluña y que es, en realidad, una mayoría silenciada por la agitación del bloque separatista y por el Gobierno (de España) que paga la propaganda de que España nos roba.
El problema de Mas, Junqueras y la señora Forcadell ya está descontado por muchos catalanes. Con lo que no contaban es con que Rajoy, en vez de cerrar el grifo, decretara barra libre y coste cero para la Administración catalana, lo que en la práctica supone más corrupción, más nacionalismo y menos libertad. En apariencia, CiU y el PP no están de acuerdo en nada. Tras rascar, las vinculaciones entre ambos partidos son más que pura casualidad, como lo de coincidir en que los políticos ganan poco o poner el FLA al servicio de Mas.