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Pablo Planas

El timo de la Unión Europea

Habrá que reconstruir una Unión que no es precisamente el colmo de la democracia y la eficacia.

Habrá que reconstruir una Unión que no es precisamente el colmo de la democracia y la eficacia.
Banderas de la UE ante la sede de la Comisión Europea | Archivo

Por muchas mentiras que el payaso Boris Johnson y el demagogo Nigel Farage dijeran durante su campaña para salir de Europa, no habrán sido más que las que han tenido que escuchar los españoles en general y los catalanes en particular durante las últimas semanas. Pretender que un político no mienta es como pedirle a un jugador de póquer que renuncie a los faroles, un esfuerzo abocado a la melancolía.

En cualquier caso, el principal responsable del cataclismo británico es David Cameron, el aprendiz de brujo que ha partido en dos el Reino Unido; el irresponsable que ha causado enormes pérdidas en los mercados mundiales; el memo de los referéndums cuyo prestigio entre populistas y separatistas es sobradamente conocido.

La Gran Bretaña se tiene que ir de la Unión Europea y el analismo fino se queja de que es por culpa de los viejos sin futuro, de los hooligans sin estudios, de las clases bajas y de los pueblerinos. Perfecto, que les quiten el voto y el Daily Mail y los envíen a Australia remando.

Habrá que reconstruir una Unión que no es precisamente el colmo de la democracia y la eficacia, sino una reunión de tahúres en un congreso de chupatintas y parásitos. Y no es precisamente un dato a favor que la primera medida adoptada por Merkel haya sido convidar a los ministros de Exteriores de los seis países fundadores a una cumbre de urgencia, como si la UE fuera un club de polloperas con socios de primera y asociados de segunda.

Pero es exactamente eso, y no hay más que reparar en el discurso del canciller francés, Jean-Marc Ayrault, tras el almuerzo con sus colegas. Para loar las excelencias comunitarias, dijo, tal cual, que había librado a España del franquismo, a Portugal del salazarismo y a Grecia de los coroneles. Pues muchas gracias, bwana.

Viene a cuento un párrafo de El ladrón en la casa vacía, las memorias de Jean-François Revel publicadas en 1997:

Los europeos sí que han asimilado una lección de sus crímenes contra ellos mismos: se llama Unión Europea. Pero esta unión, desde 1985 se ha desviado tanto de sus objetivos iniciales, se ha desgarrado tanto entre los intereses partidistas y ha quedado tan paralizada por la impotencia colectiva, que en este ocaso del siglo corre el riesgo de ahogarse a sí misma.

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