La Junta Electoral de Barcelona ha solicitado a TV3 y al resto de los medios públicos de Cataluña que durante la campaña electoral se abstengan de llamar "presos políticos" a los golpistas presos y de usar el término exilio al referirse a Puigdemont y su corte de Waterloo. También les ha pedido que cuando hablen del Consejo por la República o de la Asamblea de Cargos Electos aclaren que se trata de entes "autoproclamados" y "autodenominados".
Tales directrices han causado gran espanto y profunda conmoción entre los afectados y en los medios privados afectos a la causa separatista, encabezados por la radio del Conde de Godó, el primer y único grande de España que financia medios de comunicación partidarios de colgar a quien concede el título de grande de España.
Como la providencia no incumbe a los medios privados/subvencionados del separatismo, estos se están hinchado a decir "presos políticos" como los niños dicen "caca" y "culo", mientras que en TV3, tele pagada por todos los ciudadanos, incluidos quienes creen que los golpistas son golpistas, se exhibía y se exhibirá durante toda la campaña un cartel con la leyenda de que la Junta Electoral prohíbe utilizar los términos exilio y presos políticos y obliga a calificar de "autoproclamados" y "autodenominados" los antecitados consejo y asamblea. Un drama. Ni en Turquía, según los más afamados analistas de la libertad de prensa a la catalana. Peor que en Corea del Norte, ha puntualizado Puigdemont, periodista de oficio y pastelero de tradición.
De modo que los periodistas de TV3, pobres, no pueden decir "presos políticos". Tremendo. Sin embargo, y en la misma Cataluña hay periodistas que no pueden decir nada, ni presos, ni políticos ni pollas en vinagre porque a la que enseñan el micro se les viene encima la marabunta cívica, festiva y pacífica, sobre todo pacífica, del independentismo a escupirles en la cara eso de "prensa española manipuladora", "fachas" y "fuera de Cataluña".
Claro que esos periodistas no importan, no cuentan, no son nadie. Y si se quejan se les utiliza, incluso con el acomplejado consentimiento de algunos de ellos, para condenar la violencia "venga de donde venga" porque la última agredida es una reportera de Telecinco pero una vez a un equipo de TV3 en una manifestación no independentista le pasó lo mismo que a los de las teles españolas en las manifestaciones independentistas. Teniendo en cuenta el número de unas y otras, cualquiera que no vea TV3 se puede hacer una cabal idea de qué tipo de periodistas corre más riesgos o algún riesgo en ese paraíso de la propaganda y la manipulación que es Cataluña. Pero el problema es que los compañeros de TV3 no pueden decir "presos políticos".