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El malentendido separatista

Esta teoría de las buenas personas significa que los que no comulgan con sus ideas son unos desalmados capaces de cenar todas las noches mientras están en la cárcel los herederos de Gandhi.

Esta teoría de las buenas personas significa que los que no comulgan con sus ideas son unos desalmados capaces de cenar todas las noches mientras están en la cárcel los herederos de Gandhi.
Oriol Junqueras | EFE

Ahora resulta que la declaración de independencia de Cataluña fue una mera resolución sin ninguna trascendencia jurídica que, a mayor abundamiento, ni se publicó en el Boletín Oficial del Parlament (BOP) ni en el Diario Oficial de la Generalidad (DOG). Lo que viene siendo un vacile sin más, puro brindis al sol, pamema y pantomima. Eso es lo que depuso el exconsejero de Interior Joaquim Forn en el Supremo y a lo que se remiten los golpistas.

Según esta tesis, el delito no se habría llegado a consumar. Ni siquiera habría sido una tentativa, toda vez que no consta en los registros oficiales de las instituciones catalanas. No cabe por tanto mayor injusticia que ser juzgado por algo que ni siquiera pasó exactamente. Es decir, que sí se votó una propuesta de resolución en la que se afirmaba que Cataluña era un "Estado independiente en forma de república", en virtud de los resultados de un referéndum ilegal celebrado 27 días antes, pero, cosas de la vida, como no lo dejaron por escrito en el BOP ni, ojo, en el DOG, la conclusión es que no hay caso, si acaso un malentendido.

En TV3 no sólo se suscribe esta peculiar teoría sino que se aportan unas imágenes en las que se ve perfectamente cómo el secretario general del Parlament y un letrado de la Cámara, los dos funcionarios de mayor rango, se ausentan de la Mesa durante la votación, lo que restaría aún más importancia a lo sucedido. Es directamente sensacional. Tras haber despreciado cinco requerimientos del Tribunal Constitucional, la ausencia de dos funcionarios en el momento filipino es convertida por el golpismo en argumento de peso para considerar papel mojado la proclamación de la república.

Además de tener la cuestión burocrática a favor, los encausados contarían con otro factor de calado: que son buenas personas, tal como declaró Junqueras en su sermón del Supremo. O sea, que un grupo de gente que no haría daño ni a una mosca, según dicen, está en la cárcel o en rebeldía por haber dicho en sede parlamentaria que Cataluña es una república como podrían haber dicho que Cataluña es un truño.

Esta teoría de las buenas personas no sólo significa que los golpistas se consideran unos santos varones, sino que quienes no comulgan con sus ideas son unos desalmados capaces de cenar todas las noches mientras están en la cárcel los herederos de Gandhi, Mandela, Luther King y Walesa. Insisten mucho en ello porque, como lo volverán a intentar, según han dicho también, conviene que la gente se vaya haciendo a la idea de quién es buena gente y quién sobra en la república del pío Junqueras y el pillo Puigdemont.

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