El mayor éxito del catalanismo es haber logrado establecer un sistema esencialmente corrupto que no cuestionan ni los podemistas de nuevo cuño, que deben pasar primero un examen de catalanidad. Sólo en Cataluña es posible que ante las revelaciones del sumario del caso ITV, otro trinque de los Pujolones, no se pida la dimisión inmediata de Artur Mas. Que su nombre aparezca en boca de los principales acusados como el de una especie de Señor Lobo que desactiva cualquier traba administrativa sólo ha servido para ERC le apruebe los presupuestos y pida su comparecencia en la comisión de investigación del caso Pujol, que no se llama así, faltaría más, sino sobre el fraudey la evasión fiscales.
Eufemismos al margen, Oriol Pujol, el que iba para presidente de la Generalidad, se pudo lucrar hasta de las primeras fugas de multinacionales en Cataluña dado el sesgo que tomaba la situación política. Las empresas se daban el piro y los amigos de uno de los siete enanitos ponían el cazo y pasaban el cheque. ¿Cómo podían sacar beneficio de eso? Información privilegiada, tráfico de influencias, España nos roba y un día seremos felices e independientes. Y Mas estaba por ahí, como estaba en la empresa de Prenafeta con el mayor de los Pujol y como iba detrás de Pujol en calidad de consejero jefe mientras el patriarca del catalanismo mantenía oculta su fortuna para no pagar impuestos. La obscena irrupción del nombre de Artur (así, como para los amigos) en las conversaciones donde se hacía dinero a costa de los empleos de miles de ciudadanos de Cataluña renueva su condición de testaferro en el gran timo del nacionalismo. Pero no pasa nada y él hasta presume de las denuncias por haber organizado el ataque a España en toda regla del 9-N.
Algún alma cándida podría pensar que Oriol Junqueras empieza a entrar en razón y que el hecho de pedir explicaciones parlamentarias a Mas por los negocios de un Pujol puede poner en riesgo el prusés. Que nadie se altere. El presidente de la comisión de investigación que debe interrogar al president es David Fernàndez, el líder antisistema en versión autóctona que se daba abrazos con Mas la noche del 9N.