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Pablo Planas

"De aquí sólo nos sacarán muertos"

Gandhi toma el té con Mandela mientras Napoleón le explica a Macià qué es lo que hizo mal en Prats de Molló. ¿Y Mas? Mas ahora se cree Mascià.

Gandhi toma el té con Mandela mientras Napoleón le explica a Macià qué es lo que hizo mal en Prats de Molló. ¿Y Mas? Mas ahora se cree Mascià.

Como cada 25 de diciembre, el nacionalismo catalán se cita delante de la tumba de Francesc Macià. Este año, en que se cumplen ochenta de su fallecimiento, la ocasión no ha sido especialmente solemne, pero sí más significativa después de las vagas apelaciones del Rey al better togheter. El presidente de la Generalidad, Artur Mas, ha aprovechado el rito floral ante la sepultura para insistir en dos cosas, por si no había quedado claro: que el año que viene se celebrará la consulta separatista y que "el pueblo de Cataluña siempre ha apostado por la convivencia, pero también por la libertad". Nadie cree que vaya a ocurrir lo primero y lo segundo es pura retórica en respuesta al Rey. En este caso, el homenaje es el mensaje.

Macià se distinguió por dos hechos sobradamente conocidos: un intento de invasión de Cataluña en 1926 y la proclamación del Estado catalán en estéreo, desde el balcón del Ayuntamiento y en el de la Diputación, actual Generalidad. El plan para invadir Cataluña fue una de las mayores chapuzas de la historia de las conspiraciones. Macià, que exigía el trato de coronel porque había servido en el Ejército, viajó a Moscú para gestionar un apoyo bolchevique que no logró y contrató a mercenarios italianos para un plan que consistía en tomar Olot y esperar a que las masas catalanas se alzasen en favor de un Estado propio. La gendarmería francesa detuvo a los conjurados en Prats de Molló y evitó lo que podría haber sido uno de los episodios más patéticos de la historia del catalanismo, que es decir mucho.

En cuanto a lo de los balcones, el 14 de abril de 1931 en Barcelona es el antecedente directo de lo que pretenden llevar a cabo Artur Mas y Oriol Junqueras, bien sea por la vía del referéndum, bien por la de unas autonómicas plebiscitarias. En el pronunciamiento de Macià de ese día están contenidos todos los discursos, declaraciones, soflamas y arengas del actual dúo sacapuntas de la política local.

Desde el Ayuntamiento, el coronel vociferó: "Pueblo de Cataluña. En nombre del pueblo de Cataluña proclamo el Estado catalán, que con toda la cordialidad procuraremos integrar en la Federación de Repúblicas Ibéricas". Acto seguido, cruzó la plaza de San Jaime y acompañado por un nutrido grupo de militantes, guardaespaldas y entusiastas tomó la Diputación, salió al balcón y dijo más o menos lo mismo, con un par de variantes: "En nombre del pueblo he tomado posesión del gobierno de Cataluña. El pueblo nos ha dado el voto para que gobernemos la ciudad (aquellas municipales del 12 de abril) y yo, en nombre de Cataluña, me hago cargo de su gobierno (el de Cataluña) y os digo que aquí nos quedamos, dispuestos a defender sus libertades. Espero que el pueblo sepa hacer lo mismo. De aquí sólo nos sacarán muertos". Después firmó la siguiente nota: "En nombre del pueblo proclamo el Estado catalán bajo el régimen de una República catalana, que libremente y con toda cordialidad anhela y pide a los otros pueblos de España su colaboración en la creación de una Confederación de pueblos ibéricos y está dispuesta a lo que sea necesario para liberarlos de la monarquía borbónica".

Tres días después, el 17 de abril, Marcelo Domingo, Nicolau d'Olwer y Fernando de los Ríos, en representación del Gobierno provisional de la República, lograron reconducir la situación y dejar el Estado catalán en Generalidad de Cataluña (España), cuya presidencia ostentó Macià hasta su muerte, en 1933. Estas hazañas no sólo son celebradas por ERC, su partido. A este genio de la jurisprudencia a la catalana le rinden tributo las instituciones en pleno, por lo que el diputado correspondiente del PP en la mesa del Parlamento catalán también acude al pesebre negro del nacionalismo. Ahí, Mas se cuadra delante de la tumba del coronel y una ráfaga de viento le alborota el tupé. Gandhi toma el té con Mandela mientras Napoleón le explica a Macià qué es lo que hizo mal en Prats de Molló. ¿Y Mas? Mas celebra la Navidad. Ahora se cree Mascià.

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