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Pablo Montesinos

Nueva quiniela de ministrables entre malos augurios

Apagados los focos y cerrados los micrófonos, desde el PP te relatan un escenario aterrador, que da francamente miedo

Llegamos al ecuador de campaña haciendo como el primer día; hablando sobre quienes ocuparán el Consejo de Ministros de Mariano Rajoy. Es el mayor divertimento para nosotros -los periodistas-, y una vía de escape para ellos -los políticos-. Y es que, una vez apagados los focos y cerrados los micrófonos, desde el PP te relatan un escenario aterrador, que da francamente miedo.

El inicio de 2012 no va a ser fácil. Admiten en el PP que el plan de ajuste será severo porque, hoy por hoy, España no va a poder cumplir el objetivo de déficit del 4,4%. En las últimas 48 horas, sin ir más lejos, hasta dos altos cargos -en esos cafés que están salvando esta campaña popular- reconocieron que va a ser "muy complicado" que el país cumpla, a no ser que nos apretemos el cinturón hasta dejarnos sin respiración.

Tiempo de vacas flacas, y enfado por la campaña de los tuyos. "Otra vez contra Aznar (...) es lo único que les queda". En fin, que para despejarnos un poco, nosotros y ellos le damos a la política ficción. A tratar de adivinar a los elegidos. Y lo primero que descubro tras echar cuentas es que todos pensamos en los mismos.

Lo que varía es si estarán en el primer Ejecutivo, que quemará a muchos por la difícil situación, o en el segundo, cuya etapa debe ser a priori más tranquila. Miguel Arias Cañete, Alberto Ruiz Gallardón, Ana Mato, Elvira Rodríguez, Luis de Guindos, José Manuel Soria... hasta los propios populares hablan de ellos como ministrables. En el caso del último, las bases se lo reclamaron voz en grito a Rajoy en su periplo por las islas afortunadas.

También hay consenso en el número de carteras: diez, lo que obligará a fusiones. Pero hoy me quedo con las sorpresas, que las habrá. Personal de perfil técnico y con renombre fuera del país para levantar la marca España. Miembros de organismos extranjeros, embajadores curtidos (¿Javier Rupérez?), empresarios (se llegó a hablar de Pablo Isla, el de Zara)... Rajoy, mientras, guarda el secreto y hace biblia de su control total de los tiempos. Aún no toca deshojar esta margarita.

Tras dar rienda suelta a la imaginación, algunos (no yo, claro) ya llevan más de una cerveza. Así que para la cama. La caravana popular ya acusa cansancio. Hoy Miguel Gil apunto ha estado de sacarse un ojo intentándose colocar la lentilla a eso de las seis de la mañana, ya en el aeropuerto de Las Palmas. Pero bueno, en esta velocidad de crucero a la que funcionamos tampoco se está tan mal, más aún observando la hiperactividad de Alfredo no te creo.

Remato con tu pregunta. ¿Pinchazo? Hubo mucha gente en Las Palmas, pero se puede decir que no hubo agobios (he sido elegante, ¿eh?). El baile de cifras, de broma: de los 1.900 de nuestro experto Pablo Iglesias a las 4.000 que contabilizó, de aquella forma, la organización. El tema tampoco causó mucho estrés, ya te digo. Creo que Rajoy ni lo apreció; él -ya sabes- lleva tiempo a otras cosas, sin duda más importantes.

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