Hemos dejado dicho aquí, en diversas ocasiones, que el concurso culinario de TVE sería un excelente programa de entretenimiento si sus responsables dejaran de tratar de entretener. Un espacio de estas características no necesita que un nutrido equipo de guionistas se deje las meninges cada semana para darle al espacio un perfil melodramático, sino buenos argumentos gastronómicos y un elenco de concursantes que se tome en serio su participación y compita al máximo nivel.
La primera edición de Masterchef fue ejemplar, las dos siguientes lamentables y la cuarta y última bastante mejor, porque, sencillamente, los responsables del programa decidieron que valía la pena probar con un programa de cocina que versara precisamente sobre eso.
Y en este momento de la evolución del programa llegó la versión con celebridades, y muchos temimos que íbamos a volver a los tiempos en que en el plató no se dilucidaba quién cocinaba mejor (eso era secundario), sino quién hacía más y mejor el payaso, jurado y presentadora incluidos.
El ambiente no podía ser más propicio para ello, porque un programa de televisión que cuente entre sus invitados a Loles León es terreno abonado para que un espacio eminentemente técnico como es un concurso de cocina acabe convertido en un espectáculo grotesco. Algún intento hubo por parte de la susodicha, sobre todo en la primera entrega, pero, ya fuera por responsabilidad sobrevenida o porque la precariedad laboral entre las gentes de la cultura invita a conservar los trabajos, lo cierto es que la amante frustrada de Jeremy Irons (según la anécdota de las escaleras que ha relatado unas 6.000 veces) ha sido una concursante muy digna; ver para creer.
En conjunto, la edición famoseo de Masterchef ha resultado un producto muy digno en el que los aficionados a la cocina han podido disfrutar como en la primera temporada, cuando este concurso culinario no se había convertido aún en un circo con microondas. Ahora están comenzando a seleccionar a los concursantes de la próxima temporada. En breve sabremos si los famosos han salvado Masterchef definitivamente o esto sólo ha sido un breve repunte en el curso de un declive imparable.