Los socialistas han llegado a la conclusión de que España necesita un impulso ético y ellos son los más indicados para proporcionárselo. Ese fue, en esencia, el corolario del debate celebrado este lunes entre los barones del PSOE, en la reunión convocada para otorgar sus bendiciones a la moción de censura de Pedro Sánchez (a ver si hay suerte esta vez y se pega el trompazo definitivo).
De ética habló la presidenta de la Junta de Andalucía, en cuya opinión el Partido Popular "está inhabilitado" para seguir gobernando España después del escándalo del caso Gürtel. Susana Díaz cree que su partido es, en efecto, la fuerza regeneradora que necesita España en estos momentos. Díaz inició su carrera política en 1999 como concejala del Ayuntamiento de Sevilla. Allí, precisamente allí, surgió el escándalo apabullante de los ERE fraudulentos con el caso Mercasevilla, en el que se destapó una trama corrupta para cobrar ayudas ilegales cuya investigación, dirigida por la juez Alaya, se extendería más tarde a otros ámbitos hasta dar con el famoso fondo de reptiles de la Junta. 855 millones de euros desaparecidos de las arcas autonómicas y casi 500 imputados, entre ellos los presidentes de Andalucía y del PSOE Manuel Chaves y Juan Antonio Griñán, otorgan a las opiniones de Susana Díaz sobre regeneración política, qué duda cabe, una gran autoridad moral.
Emiliano García-Page, presidente de Castilla-La Mancha, coincidió con su colega andaluza en la necesidad de regenerar la democracia española a través del PSOE. García-Page ya era consejero del Gobierno castellano-manchego en 1997. Allí, precisamente allí, surgió el primer escándalo de la quiebra de las cajas de ahorro, que más tarde se convertiría en una cascada de bancarrotas en la banca pública gestionada por los mandarinatos autonómicos. Caja Castilla-La Mancha fue la primera entidad en ser intervenida por el Gobierno, que tuvo que inyectar 9.000 millones de fondos públicos para evitar la ruina de los impositores.
Pero no solo Susana Díaz y García-Page consideran que el PSOE es la fuerza providencial que España necesita en estos momentos. En eso mismo coincide Ximo Puig, dirigente desde 1983 del PSOE de Valencia, una organización política investigada por la Justicia bajo la acusación de haber reproducido exactamente los mismos mecanismos de financiación irregular del caso Gürtel.
Los tres han dado su aval a Pedro Sánchez y ofrecen a los españoles la hoja de servicios de su partido como el mejor aval para dignificar las instituciones y acabar con la corrupción. Para culminar esa empresa de limpieza democrática tratarán de hacerse con los votos partido fundado por Jordi Pujol, otros 3.000 millones a la buchaca. En la operación, redondeando el conjunto, están también los marqueses de Galapagar.
Rajoy puede dimitir tranquilo, estamos en muy buenas manos. ¿Qué podría salir mal?