
La fauna del Mar Menor no está desapareciendo. Todo lo contrario: en los últimos años se han multiplicado las toneladas de capturas, para alegría de los pescadores que faenan en la laguna salada. Más de un millón de kilos de doradas, lubinas y langostinos en un año dan fe de que el Mar Menor está más vivo que nunca. Vaya esto por delante para desmontar el alarmismo fomentado por las organizaciones habituales, que se refieren a este asunto como si el Mar Menor fuera un lodazal ponzoñoso rebosante de veneno capitalista, donde la vida se extingue a pasos agigantados.
El Mar Menor está lleno de vida y lo va a seguir estando porque ni siquiera los políticos del PP y el PSOE actuando coordinadamente en su contra, como llevan haciendo durante décadas, van a ser capaces de vencer a la Naturaleza. Lo que sí está en mano de ambos partidos es montar un nuevo espectáculo vergonzoso, acusándose mutuamente de un problema medioambiental del que son igualmente responsables.
Llama la atención la burda estrategia de los populares murcianos, resumida en el mantra con el que tratan de eludir toda responsabilidad en cualquier crisis: la culpa es de Sánchez. Total, el PP lleva tan solo 26 años gobernando ininterrumpidamente la región de Murcia y no ha podido concretar aún su proyecto.
El Mar Menor recibe aportes excesivos de nutrientes a través de las ramblas que recogen el agua sobrante de la agricultura y toneladas de residuos urbanos procedentes de los ayuntamientos de la zona (también gobernados por PP y PSOE), que a estas alturas no cuentan aún con un control eficaz de sus redes de alcantarillado. Esas parecen ser las principales causas de episodios de mortandad de alevines como los que se han producido recientemente, pero ni a socialistas ni a populares les interesa afrontarlas desde su origen, porque eso supondría reconocer que son los culpables de las escabechinas periódicas que arroja el mar a la orilla.
En su lugar, ambos partidos ponen a los agricultores en el disparadero como únicos responsables de un problema que solo les atañe de manera tangencial, y además son los primeros en tratar de resolvero. La estrategia es coherente en el caso de los socialistas, que tratan por todos los medios de acabar con el trasvase Tajo-Segura. En última instancia, si se prohíbe la agricultura en el Campo de Cartagena ya no hará falta traer más agua a esta tierra, que es lo que busca el PSOE en toda España (y también el PP, con la excepción de las agrupaciones de Murcia, Alicante y Almería).
Sin ideas, sin principios y paralizados por el pavor a salir del consenso progre que han abrazado con leyes y decretos a gusto de la izquierda, los populares tratan de capear el temporal (nunca mejor dicho) gritando por las esquinas que toda la culpa es de Sánchez. No será raro que cuando les pregunten respondan con un "ese Mar Menor del que usted me habla", como Rajoy cuando le mentaban a su tesorero. Pero la Naturaleza sigue su curso y la gota fría de este otoño puede causar un destrozo histórico en el Mar Menor, llevándose por delante una joya de la costa mediterránea y el futuro político del PP de Murcia. Un partido de ninis que saltaron de las juventudes al cargo público y, décadas después, ahí siguen, cobrando del presupuesto sin otro horizonte laboral.