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Pablo Molina

En defensa del trinque de fondos europeos

Hasta que no acaben con las subvenciones a fondo perdido, hay que tratar de estar bien situado en la fiesta para cortar el mayor trozo de la tarta.

El gobierno ha cumplido con su deber defendiendo en la fracasada cumbre europea el derecho de los españoles a trincar del presupuesto común. En consonancia con lo anterior, la obligación de Rajoy cuando en febrero se reanuden las conversaciones será minimizar los efectos que tendrá la disminución de los fondos que nos llegan de Europa debido a la ampliación de la UE y la necesaria austeridad en el presupuesto comunitario.

Las subvenciones financian sectores improductivos que resultan incapaces de mantenerse por sí mismos, pervierten las reglas de la competencia privilegiando a unos actores sobre otros que no gozan del favor estatal, desincentivan a los emprendedores creando barreras artificiales de entrada y suponen un coste añadido para el bolsillo del contribuyente.

Todo eso es cierto, pero la renuncia voluntaria a la depredación del presupuesto europeo, desde el punto de vista de un país miembro como España, no implica la supresión proporcional de ese coste para los ciudadanos del continente, sino su entrega a los beneficiarios de cualquiera de los países con una renta per cápita similar a la nuestra.

El trinque de los fondos europeos está institucionalizado de tal modo, que va a seguir consumiendo la mayor parte de los recursos financieros de la UE por tiempo indefinido, un hecho que no puede soslayarse a la hora valorar la actuación del gobierno en estas negociaciones presupuestarias. Además, el mecanismo subvencionador es tan delirante que, por un lado, la mayoría de países lucha por trincar el dinero que ellos mismos han aportado al fondo común y, por otro, a los beneficiarios de las subvenciones se les piden tantos y tan absurdos requisitos que, al final, trincan las ayudas públicas para poder cumplir las obligaciones que se les exigen para recibirlas, como saben bien los agricultores de la PAC.

Hasta que los gobiernos miembros de la UE no acaben con las subvenciones a fondo perdido, sustituyéndolas por ventajas comercializadoras y fiscales a los países más atrasados, la única opción razonable es tratar de estar bien situado en la fiesta para cortar el mayor trozo de la tarta presupuestaria en cuanto se ponga a tiro de los comensales.

¿Va la UE a suprimir las líneas de ayudas que se han demostrado perfectamente inútiles, eliminando esa carga del presupuesto europeo? "Por supuesto que no". ¿Va a estimular las bajadas de impuestos y cotizaciones sociales en sustitución del sistema actual de ayudas económicas? "Usted está loco". ¿Va a eliminar los delirantes requisitos que impone a las explotaciones agrícolas para luchar contra el cambio climático, cuyos costes añadidos lastran las posibilidades de comercialización de sus productos? "Jajajajaja, definitivamente ha perdido usted la cabeza". Pues entonces a trincar de los fondos europeos como un solo hombre, con Rajoy y Arias Cañete abriendo la expedición machete en ristre. Mi apoyo lo tienen.

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