Pablo Iglesias estuvo este lunes en el programa de cachondeo de la mitad seria de A3Media. O sea, en El Hormiguero, que desde hace unos meses es el areópago donde se ventilan los grandes asuntos que afectan al país. Allí acuden periódicamente los políticos más destacados del momento a ser entrevistados por Pablo Motos, pero, sobre todo, a intentar hacerse pasar por personas entrañables, ingeniosas y muy divertidas, en la convicción, tal vez acertada, de que eso les va a rendir importantes réditos electorales.
Los líderes nacionales, con la sola excepción de Mariano Rajoy (el presidente es más del Follonero), acuden al programa de Motos cada vez que tienen la ocasión, porque en un país en permanente Estado de Elección cualquier aparición en un programa de máxima audiencia vale su peso en oro, es decir, en votos.
Ahora bien, esa media hora televisiva en horario estelar, con una audiencia cercana a los cuatro millones de votantes potenciales, tiene un precio que los protagonistas han de pagar durante el desarrollo del programa, cuando Pablo Motos los pone a hacer el ridículo y el público del plató celebra lo natural y enrollada que nos ha salido la actual clase dirigente; no como antes, que eran castuzos, y tan aburridos que sólo iban a que los entrevistara Piqueras en el telediario de Telecinco.
Sólo hay dos políticos que se han tomado en serio las majaderías que Pablo Motos les ha invitado a hacer delante de toda España: Soraya Sáez de Santamaría, absolutamente disciplinada cuando la puso a bailar la sintonía del programa (no se equivocó ni una vez, ¡qué memorión!, ¡qué tía!), y Pablemos, que anoche tomó los palicos y se puso a tocar unos timbales haciendo todo tipo de visajes, como si en lugar de hacer el nota en un programa de entretenimiento estuviera interpretando una pieza para piano y orquesta especialmente compleja en la Scala de Milán.
Sorprende que una cadena de televisión se tome en serio al líder de una vulgar banda de agitadores universitarios que ha prometido acabar con las televisiones privadas en cuanto llegue al poder y cuyo bagaje intelectual es producto de una mezcla mefítica de Stalin y Paulo Coelho. En La Sexta hacen la pelota a los podemitas y en A3 les dan también mucho cariño. Tanto que, al final del programa, Motos deseó a Pablemos lo mejor en estas negociaciones con Snchz "por el bien de todos los españoles". Lo más deprimente de todo es que fue el único momento del programa en el que la estrella de Antena 3 hablaba completamente en serio.