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Pablo Molina

El patriotismo implantado de Bono

El nuevo secretario general del PSOE debería ser capaz de exclamar “Viva España”, ha dejado caer José Bono con ese tono cazurrón que los señoritos millonarios adoptan para hacerse querer por el populacho.

El nuevo secretario general del PSOE debería ser capaz de exclamar "Viva España", ha dejado caer José Bono con ese tono cazurrón que los señoritos millonarios adoptan para hacerse querer por el populacho. El deseo de que los socialistas demuestren algo de patriotismo es siempre pertinente, pero el consejo tendría efectos más perceptibles si su autor lo hubiera puesto en práctica cuando tuvo ocasión. Porque si bien la memoria de los electores españoles es raquítica, y la de los socialistas protozoica, no ha transcurrido demasiado tiempo como para olvidar que fue precisamente José Bono, como ministro de Defensa, el que ordenó a los alumnos de la escuela de suboficiales de Lérida que eliminaran del monte la leyenda "A España servir hasta morir" para no molestar a los separatistas catalanes a los que ahora parece detestar tanto.

Más tarde, durante la tramitación del nuevo estatuto de Cataluña, que dinamita el orden constitucional y corrompe las bases unitarias de la nación española, tampoco se le escuchó un "jejeo" más alto que otro. Es cierto que por esa época andaba azacanado en cuestiones teológicas intentando demostrar a los obispos que la ampliación del aborto encaja perfectamente en los esquemas eclesiales, como lo probaba el hecho de que él, José Bono, estaba a favor de su aprobación, pero al igual que Guerra o Leguina, otros dos patriotas de ocasión, cuando llegó la hora de la verdad apretó el botoncito del "sí" como cualquier diputado de Esquerra Republicana.

Y es que Bono es todo lo que se puede ser en esta vida sin que la condición antitética de algunas posiciones le provoque el más mínimo dilema ético o intelectual. Bono es católico y proabortista, socialista y conservador, nacionalista y separatista, monárquico y republicano, inmovilista y renovador, partidario de la corbata y defensor de la chupa de cuero, belicista y pacifista, de Zapatero y de Felipe, de Chacón y de Rubalcaba, y,  por supuesto, siempre de Pepe Bono.

Si juegas con dos barajas lo más seguro es que acabes ganando la partida. Bono, por si acaso, siempre utiliza al menos tres.

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