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Pablo Molina

“Como presidente, os debo una explicación”

Nadie sabe qué quiso decir Artur Mas ni qué es lo que pretende hacer el próximo nueve de noviembre. Él tampoco.

La rueda de prensa ofrecida por el presidente de la Generalidad sobre el no-referéndum pasaría a los anales del ridículo universal si no fuera porque la trayectoria reciente del nacionalismo catalán no ha dejado espacio suficiente para anotar una nueva majadería. Nadie sabe qué quiso decir Artur Mas ni qué es lo que pretende hacer el próximo nueve de noviembre. Él tampoco. Sus esfuerzos para no aparecer como un pobre fracasado con ínfulas le han llevado a convocar una especie de botellón con papeletas al que seguramente no asistirá ni la muchachada separatista, que en lo referido al odio a España es mucho más seria que los convergentes liderados por Artur Mas y Quico Homs.

El proceso ha saltado por los aires y los dirigentes de los partidos separatistas ya no se juntan con CiU porque, al parecer, confiaban en que un personaje como Artur Mas iba a echar un pulso al Estado con todas la consecuencias. Total, que todo se ha ido al garete, como era de esperar en un tema promovido por la republicana Marta Rovira y coordinado por el convergente Quico Homs. Cuando vimos a la secretaria general de ERC pedir permiso desde la tribuna del Congreso de los Diputados para destruir España ya tuvimos una primera referencia del nivel de los que pilotaban la operación. La comparecencia parlamentaria de Rovira fue antológica, pero el desarrollo de los acontecimientos, con los diputados de la CUP chancleteando por los palacios de la Generalidad para dar soporte estético al procés, ha superado aquel espanto inicial. Artur Mas ha puesto un broche final a la altura de los protagonistas de una farsa que, con toda razón, tiene muy cabreado a Oriol Junqueras, el único dispuesto a declarar la independencia de Cataluña en cuanto llegue a la Presidencia de la Generalidad.

El mejor resumen de la rueda de prensa de Mas anunciando el botellón del 9-N, no obstante, lo ha hecho el blog Mitos y Mentiras del Nacionalismo, que simplemente ha incluido la famosa escena del balcón de la película Bienvenido Míster Marshall sin añadir ningún comentario más. "Vecinos de Villar del Río: como alcalde vuestro que soy, os debo una explicación", exclamaba el gran Pepe Isbert. Mas ha hecho lo mismo, pero lo que en la película de Berlanga tenía intención hilarante, en el presidente catalán ha sido un nuevo espectáculo de humor involuntario sólo al alcance del nacionalismo, que este martes ha protagonizado su penúltimo ridículo mundial.

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