El ayuntamiento de Madrid dispondrá de unos flamantes presupuestos el año próximo gracias al voto de los ediles carmenistas, la última congregación (más bien disgregación) surgida de la Iglesia de los Progres de los Últimos Días. Éxito rotundo de Martínez Almeida y Villacís, que han hecho gala de su capacidad de diálogo y vocación de consenso para salvar el escollo de la negativa de Vox a aprobarles las cuentas tal y como estaban redactadas. El partido de Abascal pretendía que Almeida hiciera honor a su promesa electoral de acabar con el proyecto de Madrid Central, tal y como aseguró tajantemente en no pocas ocasiones, y eso sí que no. Solo faltaba que se obligue a los políticos a cumplir su palabra. ¿Qué será lo próximo, impedirles enchufar a la gente del partido?
Pero lo que más ha sorprendido al votante madrileño del centro-derecha no es esta marcha atrás de Almeida con el proyecto liberticida de Carmena, destinado a dificultar la movilidad a la gente con menos recursos como corresponde a una pijo-comunista. Eso se daba por descontado desde hace mucho tiempo. Lo verdaderamente ofensivo es que la rama ultraizquierdista desgajada de la secta errejoniana presuma (con razón) de que ha dejado sin dinero público a una asociación que apoya a las mujeres embarazadas y Almeida lo haya aceptado con la mejor de sus sonrisas.
El alcalde está tan satisfecho de sí mismo que despacha el asunto con un argumento bastante grosero, impropio de un hombre de su talento. Sostiene Almeida que la negativa de Vox a aprobar las cuentas de 2022 habría abocado al ayuntamiento a prorrogar los presupuestos de 2021, en cuyo caso la subvención a la Fundación Madrina habría desaparecido también.
Sin embargo, no se entiende que una subvención que se otorga dentro de un presupuesto no pueda tramitarse si éste se prorroga. Más bien, la prórroga garantizaría que la subvención se incorporaría automáticamente al nuevo ejercicio, sin más trámite. Por otra parte, el ayuntamiento de Madrid repartió en 2021 casi 45 millones en subvenciones a entidades privadas en materia de "Familias, Igualdad y Bienestar Social", un presupuesto más que suficiente para tramitar una nueva subvención a la Fundación Madrina en caso de que hubiera sido necesario, y aún le quedarían a Almeida y Villacís más de 44 millones para repartir entre las organizaciones izquierdistas.
Almeida es muy dueño de alcanzar acuerdos con quien le interese en cada momento, faltaría más, pero debería asumir el coste político con gallardía y no torcer la verdad para evitar los reproches de sus votantes. O eso, o aprender a mentir mejor. Y rápido, que en 16 meses y 27 días hay nuevamente elecciones y la campaña ha comenzado ya.