Con la llegada de las Fiestas Navideñas, los tópicos sobre la llegada de animales domésticos a los hogares para ser acogidos con cariño y posteriormente abandonados al llegar la Semana Santa suelen volver a ocupar la atención de multitud de apóstoles del proteccionismo. ¿Qué hay de verdad en ello?
Es cierto que muchos animales llegan a las casas en estas fechas como motivo de regalo, y que en multitud de ocasiones la familia carece de preparación o de conocimientos para acoger como merece a una criatura sensible y delicada, que además suele ser un cachorro. Si es así el fracaso está casi asegurado.
La compra compulsiva es uno de los motivos del futuro desastre. Si la causa de haber tomado la decisión de adquirir un animal ha sido habernos "encantado" por su aspecto inocente o por su belleza, y no ha habido previamente una reunión entre todos los que van a convivir con él para comprobar que todos están de acuerdo, estaremos tomando el mal camino, no les quepa duda.
Basta con que el animalillo, sea perro, gato o cualquier otro miembro del Arca de Noé, tenga alguien en contra de su llegada a casa para que las cosas comiencen a complicarse a la primera travesura, destrozo o molestia que provoque el candidato a convertirse en "el mejor amigo". El abandono posterior será el desastroso final que queremos evitar.
Es muy importante saber que el animal tendrá alguien, más de una persona, encargado de su cuidado. El cuidador no debe ser un "mártir" en el que delegue toda la familia, especialmente si se trata de un perro, todos los de su especie necesitan tres paseos diarios y un buen rato de juego. Los niños, por buenas que sean sus intenciones y su entusiasmo inicial, nunca deben ser encargados del cuidado en exclusiva de ningún animal, sea cual sea su especie.
Casi nadie lo hace, pero sería muy recomendable una vista previa al veterinario o en su caso una detallada charla con el criador o con cualquier amigo que tenga experiencia en el manejo de animales similares al que hemos decidido adquirir. El veterinario suele hablar más de las dificultades y problemas que de los encantos de la futura convivencia con el futuro animal: se cura así en salud para evitar los temidos abandonos.
Si se ha llegado al consenso familiar, tenemos los conocimientos mínimos para asegurar el bienestar del animal escogido y hacemos la compra a criadores responsables, todo empezará a ir bien desde el principio, aunque a veces los comienzos son poco esperanzadores.
Los cachorros de perro o los gatitos recién destetados son más encantadores que cualquier peluche pero son animales vivos, y además bebés de especies sensibles e inteligentes que pueden mostrar signos iniciales de ansiedad por la separación de la madre y de los hermanos de camada. Perros y gatos pueden pasar las primeras noches emitiendo lastimeros quejidos, pero todo se irá arreglando con el tiempo. No hay que desesperarse.
¿Han oído hablar del truco del despertador escondido bajo la colchoneta del cachorro? Parece increíble, pero funciona. El tic-tac le recuerda el latido del corazón de su madre y ejerce un efecto tranquilizador que le lleva a dejar de quejarse y a conciliar el sueño. La conducta animal es a veces así de sorprendente.
Desde el primer momento debe comenzar la educación del recién llegado, pero recordemos aquella famosa frase a que los maestros suelen acogerse: "No pidas peras al peral joven". Es pronto para que un perrillo o un gatito se comporten como lo harán de adultos, y basta con que se empiece a habituar a no subirse a las camas, a no destrozar objetos y a reconocer su bandeja higiénica. Todo poco a poco y a su paso.
El mayor problema inicial en el caso de los perros y en menor medida el de los gatos es tener que evitar que salgan a la calle hasta que estén vacunados de las enfermedades víricas que pueden afectarles en su infancia. El veterinario establecerá un calendario que debemos cumplir, cuidando también los catarros: algunos virus aprovechan enfriamientos comunes para encontrar vías de entrada.
Es menos común, pero las alergias que algunos animales pueden producir a alguno de los miembros de la familia son una de las principales causas de fracaso, aunque en este caso lo más frecuente es que la desilusionada familia busque un nuevo dueño al animal, de manera que no es ésta una de las principales causas de abandono.
Volviendo a la pregunta con que iniciamos este comentario. ¿Durará sólo hasta las próximas vacaciones la amistad recién emprendida con tanto entusiasmo? La realidad es que el drama del abandono se produce durante todo el año en forma de goteo continuado. No es tan simple como "llegan en Navidad y se abandonan en Semana Santa", de manera que hay que tomar medidas para que un animal de compañía tenga durante toda su vida los cuidados de personas responsables.
Conviene recordar que el abandono es un delito, y que en caso de que cambien las circunstancias y no podamos seguir teniendo un animal, hay opciones como la búsqueda de nuevos amos o el asesoramiento por entidades protectoras que deberían reducir al cero absoluto las cifras de animales domésticos abandonados a lo largo del año.
Para terminar: si me permiten todavía más consejos navideños, sean rigurosos con la dieta del animal desde los primeros momentos y no cedan a la tentación de darle inadecuados dulces o a dejarle que tome comida de nuestras manos en la mesa. La salud y la buena educación del recién llegado dependen en buena medida de este detalle.
Si se superan todas las barreras que hemos querido recordar a riesgo de resultar demasiado rigurosos ¡Feliz Navidad a los humanos en compañía de sus animales!