En primer lugar me gustaría justificar este término que algunos animalistas rechazan hasta el punto de sentirse ofendidos: según el Diccionario de uso de María Moliner, "mascota" significa "figura o animalillo que ha de traer buena suerte a su dueño" y no cabe duda de que los animales de compañía deben ser fuente de alegría, cuando su adopción y cuidados se realizan de manera correcta. El Diccionario de la RAE reconoce, además de esta acepción, la de "animal de compañía".
El mundo de los animales de compañía que podríamos llamar "clásicos" ha sido durante muchos años sota, caballo y rey, es decir, perros gatos, canarios y periquitos, peces rojos y poco más, pero la cuestión se ha complicado bastante en las últimas décadas.
La proliferación como mascotas de nuevos animales, muchos de ellos procedentes de remotos países tropicales, hizo necesario acuñar el término NAC, que significa nuevos animales de compañía.
En algunos casos los NAC llegan al mercado aprovechando el vacío legal, ya que, como no son conocidos, no existe normativa sobre su posesión o comercialización. En otras ocasiones es necesario legislar con rapidez para regular o prohibir su tráfico y posesión, en especial cuando se trata de especies potencialmente invasoras.
Hay que reconocer que la escrupulosidad con que se intenta impedir la llegada de especies de este último grupo llega a veces a la exageración, como parece que va a ocurrir, si no ha ocurrido ya, con las más de quince mil carpas que viven en el lago de la Casa de Campo, y que van a ser sacrificadas con motivo de la limpieza de sus instalaciones. La carpa lleva entre nosotros varios siglos como pez de acuario.
Contra los excesos en este sentido, que llegaron a pretender hasta la prohibición del guppy, el más popular de los peces de acuario, cabe señalar las grandes discriminaciones que se producen, y también el alto grado de confusión entre especies realmente peligrosas y otras prácticamente inofensivas, hablando desde el punto de vista de su capacidad invasora.
Curiosidades para coleccionistas de rarezas.
En el mundo de los reptiles de terrario encontramos algunos ejemplos de animalillos que se van popularizando y cuyos dueños parecen disfrutar asombrando a sus visitantes con la rareza de sus mascotas, como en el caso de las Pogonas, unas Agamas procedentes de Australia cuya cabeza cuello y lomo orlados de espinas de hacen parecerse a un extraño dragón barbudo (los agámidos forman una familia de reptiles terrestres próxima a la de los lagartos). La verdad es que las inofensivas pogonas viven muy bien en cautividad y no presentan problema alguno.
El tema de las serpientes es punto y aparte y sólo cabe rechazar su manejo en terrario, y no hablamos exclusivamente de las venenosas. Cualquier especie de serpiente es una eficaz escapista y su aparición en la casa o en la calle supondrá un buen susto para quien la encuentre. Sobre las venenosas en particular recordemos el capítulo que les dedica una importante obra de herpetología doméstica publicada en Estados Unidos: el capítulo se llama "serpientes venenosas" y su contenido se limita a "déjalas en paz"
Las aves exóticas, frecuentes como mascotas de aquéllos que no se limitan a las especies clásicas como canarios, periquitos o diversos diamantes, han generado problemas en sus países de origen por la sobrecaza a que ha conducido su captura y comercialización. Algunos países han tenido que poner coto con urgencia a tales actividades para evitar la extinción de sus especies, tanto dentro del mundo de los pájaros como del de los loros, éstos en sus diversos tamaños.
También los peces de acuario eran objeto de capturas intensivas en la naturaleza antes de que se generalizase su crianza en cautividad, aunque hay que aclarar que algunos países sudamericanos han obtenido beneficios económicos importantes gracias a la pesca y comercialización de grandes cantidades de pececillos procedentes de la "Selva de Iguapos", cuyos suelos anegados en la estación lluviosa se secan al terminar la misma, con lo que mueren los peces si antes no son capturados.
Siguiendo con las curiosidades, algunos peces tropicales procedentes de las selvas centroafricanas, que viven y se reproducen en charcas de desecación periódica, como los llamados en acuarofilia "killis", ponen huevos perdurables que quedan en el musgo colocado por sus cultivadores en el fondo del acuario. Estos huevos, desecados, son intercambiados por correo entre sus entusiastas especialistas, y eclosionan cuando el receptor los coloca en un acuario adecuado.
Los poseedores de mascotas curiosas que comen presa viva suelen disponer también de cultivos de insectos para asegurar el alimento permanentemente: las molestias que supone este tipo de manutención deberían ser calculadas antes de iniciarse en esta gama del mundo de los animales domésticos.
El mantenimiento de grandes tarántulas implica una peligrosidad que viene filtrada por el propio mercado, ya que sólo se suelen comercializar las especies poco a nada peligrosas para el hombre. Las arañas requieren hilo térmico como calefactor y sólo comen alimento vivo, como ratones, cuya captura supone un terrible espectáculo nada recomendable para niños… ni para adultos sensibles. Para algunos, todo vale con tal de impresionar a las visitas.
Bastante más inofensivo es el mundo de los roedores, que sólo son peligrosos para los muebles o los libros en caso de que se escapen de su jaula o terrario. Antes sólo se mantenían como mascotas los cobayas o los ratoncillos de laboratorio, pero en los pasados años setenta irrumpieron con fuerza los Hamster comunes, procedentes del desierto de Siria.
Estos grandes Hamsters dorados son un trasunto del osito de peluche que todo niño querría tener, pero su tamaño los fue haciendo decaer cuando aparecieron otras especies más orientales, como los Hamster rusos, los chinos o los graciosísimos y diminutos Robororsky.
Si un niño recibe un Hamster como mascota, debe ser informado sobre la corta duración de su vida, a lo sumo tres años, de manera que podrá cuidarlo durante su periodo de cachorro y también de adulto, pero lo más probable es que tenga que atenderlo en su vejez y asistir a su muerte.
Finalmente llamaremos la atención sobre la necesidad de que cualquier animal doméstico, y muy especialmente las especies exóticas poco conocidas, deben ser llevadas al veterinario igual que los perros y los gatos. Tampoco está de más consultar con este profesional a la hora de decidir su compra.