El pasado 13 de marzo se cumplían el 35 y 87 aniversario respectivamente del nacimiento y muerte de Félix Rodríguez de la Fuente, el naturalista que con su fantástica capacidad de comunicación cambió la mentalidad de la mayor parte de los españoles con respecto al mundo animal, su conservación y su protección. Nunca le olvidaremos.
En sus comienzos la obra y el carisma de Félix se basaron en dos pilastras fundamentales: el lobo y la cetrería. El cánido silvestre, principal proscrito de la fauna española, encontró en la amistad del naturalista una verdadera tabla de salvación. La defensa a ultranza que hizo de la especie, sus documentales sobre la manada de lobos troquelados con la que siguió la línea de investigación de la entonces recién nacida ciencia de la etología alcanzaron resonancia mundial, y cómo no, también le valieron enemistades entre sus paisanos. La posteridad le ha dado la razón y le rinde su homenaje.
Las rapaces y la divulgación del arte medieval de la cetrería sirvieron a este odontólogo de profesión y naturalista vocacional, de rampa de lanzamiento hacia la pantalla de televisión y de ella al mundo entero, ya que sus series y documentales fueron adquiridas y admiradas por numerosísimos países. Hoy día el recuerdo de Félix Rodríguez de la Fuente se extiende a la totalidad del mundo científico en lo referente a la divulgación etológica. Un verdadero fenómeno de comunicación a nivel global.
Conocí personalmente a Félix cuando yo colaboraba en Televisión Española en el espacio Zoo Loco y desempeñaba la labor de zoólogo conservador en el Zoo de la Casa de Campo. Me lo presentó su directora, la Doctora Margarita Celma cuando yo tenía en mis brazos a King, un bebé gorila que apenas nos dejaba estrecharnos la mano a fuerza de gruñidos y conatos de mordisco al recién llegado. "¡Que hermoso animal!", recuerdo que fue el primer comentario.
Nunca dejó de darme ánimos en mis colaboraciones televisivas, cuando él era el número uno de la popularidad y se encontraba en su mayor auge. Sirva este reconocimiento como tributo a esta faceta poco conocida de Félix, la de animar a quienes empezábamos y apoyarnos con su amistad y su testimonio.
Una gran noticia coincide con su aniversario
El mismo día 13 de marzo, aniversario que estamos recordando, salta a los medios una noticia que recogemos como su mejor homenaje posible. El Parlamento de la Comunidad de Madrid aprueba por unanimidad la iniciativa presentada por la Asociación El Refugio que pone fin al sacrificio de animales abandonados, alojados en las instalaciones de recogida pertenecientes a la misma y gestionados por sus servicios.
Eran decenas de miles las firmas recogidas por El Refugio en solicitud de una normativa que no implicara la muerte -vaya eufemismo lo de "sacrificio"- de los perros y gatos abandonados o perdidos que no fueran recogidos o adoptados en el plazo de diez días. Se pedía una oportunidad más humanitaria para que pudieran encontrar un nuevo amo, lo que a veces es sólo cuestión de tiempo.
Matar animales sanos de estas especies amigas del hombre y familiares como mascotas es algo de una dureza extrema, hasta el punto de que los encargados de llevar a cabo los sacrificios, personal preparado técnica y sicológicamente para hacerlo, no solía aguantar demasiado tiempo en el puesto, y a veces resultaban verdaderamente traumatizados.
Se daban casos en que algunos animales especialmente graciosos o juguetones veían como se iba retrasando la fecha de su eliminación porque quienes debían hacerlo se sentían verdaderamente incapaces. ¿Quién es capaz de matar a un animal que se lleva al verte llegar la gran alegría creyendo que le sacan para jugar o para llevarlo al parque?
No es necesario que dramaticemos más. Todo este negro capítulo está a punto de pasar al baúl de los recuerdos en la Comunidad de Madrid, y habrá que clavar con buenas tachuelas la tapa para que no volvamos a los tiempos en que llamar a las autoridades para que recogiera un animal perdido era conducirlo a la antesala de la muerte.
Los precedentes existentes en Italia, también en Cataluña, demuestran que es posible la protección "oficial" de los animales abandonados sin tener que recurrir a su sacrificio, salvo en el caso humanitario de que se encuentren irrecuperablemente enfermos. Hay que felicitar a todos y cada uno de los Parlamentarios de la Comunidad de Madrid por haber llegado a este resultado abolicionista y los que somos nacidos en la Villa y Corte nos sentimos hoy todavía más orgullosos de ser madrileños.
Pero a la labor de mantenimiento de los animales abandonados sin sacrificarlos le esperan duros trabajos y compromisos. Quienes se consideren amantes de los animales no deben relajarse y dejar las responsabilidades a cargo y cuenta de la Administración. Es preciso seguir luchando contra el abandono, divulgando lo suficiente para evitar la compra compulsiva de mascotas y trabajando en el medio rural para que no proliferen las camadas de perros y gatos nacidos de la desidia o la falta de control. Todos debemos ponernos las pilas para que la medida pueda ser verdaderamente sostenible.
Volviendo a Félix Rodríguez de la Fuente, sepamos que, siendo su mejor amigo el lobo, no podía dejar de querer a su primo hermano, el perro, de manera que el cese de los sacrificios viene a ser para su recuerdo un homenaje más. Recordemos que el accidente en el que perdieron la vida él y sus colaboradores Teodoro Roa y Alberto Mariano se produjo mientras trataban de filmar la carrera de perros de trineo más importante del mundo, en pleno corazón helado de Alaska.
Cuando se produjo la terrible desgracia, el genial Mingote nos conmovió con aquella portada de ABC en que un lobo lloroso aullaba cara a las estrellas. Seguro que hoy volvería a emocionarnos, esta vez con un gracioso perrillo sonriente.
Y no olvidemos a quien es el alma del éxito de la campaña Sacrificiozero de la que ya nos habíamos ocupado en esta sección. Nacho Paunero, un nuevo Don Quijote, vean su estilizada figura en la página Web Elrefugio, que ha hecho saltar astillas de las aspas de los molinos que giraban afirmando que no era posible evitar el sacrificio de los animales abandonados. Gracias Nacho y gracias eternas a Félix.