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Max Boot

El terrible coste de la inacción en Siria

Mientras Washington siga persiguiendo ingenuamente la quimera de la cooperación con Moscú, no habrá ningún intento serio de detener la sangría en Siria.

Mientras Washington siga persiguiendo ingenuamente la quimera de la cooperación con Moscú, no habrá ningún intento serio de detener la sangría en Siria.
Barack Obama | EFE

Mi colega en el Council on Foreign Relations Elliott Abrams ha escrito que la inacción del presidente Obama en Siria “será una mancha permanente en su presidencia”. Tiene razón, y las pruebas del extraordinario coste de la inacción estadounidense siguen creciendo a diario.

El coste humanitario es el más brutal: 400.000 muertos, quizás, además de millones de personas desplazadas de sus casas u obligadas a huir del país como refugiados. La cifra de víctimas mortales sigue ascendiendo mientras el régimen de Asad está sumiendo Alepo en el olvido. Se reportó que el Gobierno había bombardeado cuatro hospitales la noche del sábado 23 de julio, causando numerosas víctimas civiles.

El Gobierno francés ha acusado al régimen de Asad de crímenes de guerra comparables a los perpetrados en Sarajevo durante los años de las guerras de secesión yugoslavas, y ha demandado un alto el fuego inmediato por motivos humanitarios. La Casa Blanca también ha condenado el bombardeo de hospitales y ha vuelto a pedir a Asad que renuncie. Dada la poca disposición del presidente a hacer nada que obligue a Asad, esto no es más palabrería vacía que sólo daña aún más la credibilidad de Estados Unidos.

La manera más eficaz de que EEUU, Francia y otros países salven vidas sirias sería declarar zonas de exclusión aérea y hacer algo más para ayudar a los rebeldes moderados. Pero está claro que esto no está sobre la mesa. En su lugar, el secretario de Estado, John Kerry, está promoviendo un plan fantasioso para cooperar con Rusia en la lucha contra el ISIS.

Sí, se trata del mismo régimen ruso que bombardeó hace poco una base en el sur de Siria que utilizaban los rebeldes moderados y sus aliados británicos y estadounidenses. Y sí, se trata del mismo régimen ruso que ha explicitado una y otra vez que su única prioridad en Siria es mantener a sus aliados del régimen asesino de Asad en el poder.

Y sin embargo, Kerry insiste en la propuesta de compartir información con los rusos, con la ingenua esperanza de que se abstendrán de atacar a los grupos rebeldes moderados y se concentrarán en el ISIS y el Frente al Nusra. James Clapper, director de Inteligencia Nacional, desaconsejó públicamente este plan. Le dijo a David Ignatius, del Washington Post:

He expresado mis reservas a, por ejemplo, compartir información con [los rusos] (…) que están desesperados por obtener, yo creo que para aprovecharla en beneficio propio, para enterarse de lo que puedan sobre nuestras fuentes, métodos, tácticas, técnicas y procedimientos.

Mientras la Administración Obama siga persiguiendo ingenuamente la quimera de la cooperación con Moscú, no habrá ningún intento serio de detener la sangría en Siria. Y eso, a su vez, no sólo supone más muertes en Siria, sino más oxígeno para las organizaciones terroristas y más necesidad de abandonar Siria de desplazados, incluidos individuos peligrosos y mentalmente trastornados como el que se hizo saltar por los aires en Ansbach (Alemania), que podría haber provocado una matanza.

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