Desde la publicación de su carta fundacional, en agosto de 1988, el movimiento palestino autodenominado de Resistencia Islámica, cuyo acrónimo es Hamás, ha librado una continua y sanguinaria guerra cuyo objetivo es el exterminio del pueblo judío. Esta afirmación no es una interpretación paranoica, ni fruto de una mirada fanática o de una incomprensión cultural, ni un eslogan demagógico o propagandístico. Hamás, votado por la mayoría absoluta del pueblo palestino en 2006, declara en su carta, sin eufemismos ni atenuantes, su vocación de eliminar a los judíos, literalmente, de la faz de la Tierra:
Hamás es uno de los eslabones en la lucha contra el invasor sionista. (…) El Profeta ha dicho: "El Día del Juicio no llegará hasta que los musulmanes combatan contra los judíos (matando a los judíos), cuando el judío se esconderá detrás de piedras y árboles. Las piedras y los árboles dirán: Oh, musulmanes, oh Abdulá, hay un judío detrás de mí, ven a matarlo (…) (art. 7).
Las iniciativas, y las llamadas soluciones pacíficas y conferencias internacionales, están en contradicción con los principios del Movimiento de Resistencia Islámica.
De vez en cuando se llama a convocar una conferencia internacional que busque maneras de resolver la cuestión [palestina]. Unos aceptan la idea, otros la rechazan por esto o por aquello, poniendo condiciones para acceder a que se convoque la conferencia y participar en ella. Conociendo a las partes que constituyen la conferencia, sus actitudes pasadas y presentes hacia los problemas musulmanes, el Movimiento de Resistencia Islámica no considera que tales conferencias sean capaces de satisfacer las demandas, restaurar los derechos ni hacer justicia a los oprimidos. Esas conferencias sólo son maneras de instalar a los infieles en la tierra de los musulmanes en calidad de árbitros. ¿Desde cuándo han hecho justicia los infieles a los creyentes? "Pero los judíos no estarán satisfechos de ti, ni los cristianos tampoco, mientras no sigas su religión. Di: la dirección de Alá es la dirección verdadera. Y ciertamente si sigues sus deseos, después del conocimiento que te ha sido dado, no tendrás protector ni defensor frente a Alá" (Corán 2:120).
No hay solución para la cuestión palestina si no es a través de la Yihad. Las iniciativas,las propuestas y las conferencias internacionales son todas una pérdida de tiempo y empresas vanas. El pueblo palestino hace bien en no consentir que se juegue con su futuro, sus derechos y su destino. (art. 13).
Desde 1994 hasta hoy, Hamás ha tirado miles de misiles contra civiles indefensos israelíes. Ha secuestrado decenas, asesinado casi un millar y herido miles de judíos civiles e indefensos. La única defensa con la que cuentan los judíos de todo el mundo contra Hamás y sus aliados son las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF). El odio de Hamás contra los judíos, injustificado en cualquier caso, no tiene una argumentación territorial: en agosto de 2005, el primer ministro Ariel Sharón, Z"L, ejecutó una retirada total y absoluta de judíos de Gaza, dejando la Franja en manos de los palestinos, que eligieron el gobierno por voto libre y secreto; fue el último ejercicio democrático de este pueblo. Desde entonces, son gobernados por la dictadura islamofascista de Hamás, que sigue dominando la Franja de Gaza. A la retirada israelí, que era un gesto de paz y negociación, respondieron con más misiles, más secuestros, más asesinatos. Los misiles no cesaron de caer en el sur de Israel hasta nuestros días, y a esta situación descabellada se le sumó el secuestro y asesinato de tres adolescentes israelíes por el sólo hecho de ser judíos. Debemos señalar que la Autoridad Palestina, liderada por Fatah en su feudo de Cisjordania, que mantenía una relación, aunque no pacífica, mucho menos belicosa con Israel, de todos modos se alió en un mismo Gobierno de unidad nacional con Hamás, y no lo anuló cuando la masacre de los tres chicos. ¿Cómo debía reaccionar Israel frente a esta situación? El islamofascismo no remite con apaciguamientos. Por ejemplo, hace unos pocos meses, este mismo año, la organización islamofascista Boko Haram secuestró 200 niñas en Nigeria. Muchos países del mundo se escandalizaron, pero nadie hizo nada. Las niñas siguen secuestradas, quizás ya vendidas como esclavas o prostitutas. ¿Debe Israel permitir que ese sea el destino de sus ciudadanos?
No existe democracia desarrollada que, atacada durante decenas de años por misiles, atentados y secuestros seguidos de asesinatos, reaccione distinto de Israel. Por no hablar de cómo reaccionan las dictaduras. Solamente en Siria, ya han matado a 200.000 personas en una guerra civil; la mayoría eran civiles indefensos. Pensemos en Sudán, Ruanda, Afganistán, o el nuevo califato iraquí. En ese contexto, la reacción de Israel es moderada y cautelosa. La totalidad de las muertes de civiles palestinos es responsabilidad absoluta de Hamás. Lamentamos cada muerte de cada civil indefenso, sea cual sea su identidad. Hamás coloca ex profeso a sus mujeres y niños junto a las lanzaderas de misiles, y los amenaza para que no abandonen los sitios donde Israel advierte que bombeardeará. Israel tiene el derecho y la obligación de defender a sus ciudadanos; ningún ejército de un país democrático ha encontrado hasta ahora una fórmula para defenderse de una estrategia terrorista de utilizar civiles como blancos humanos sin daños colaterales. Lo hicieron los nazis en su derrota, lo hace Hamás desde su fundación. Hamás podría acabar ya mismo con la guerra: renunciando a exterminar a los judíos, y manteniendo la paz con Israel. Los judíos no tienen esa opción: hagan lo que hagan, Hamás procurará su destrucción. Sin embargo, sin renunciar a la autodefensa, y perseverando en el sueño, la mayoría del pueblo de Israel mantiene viva la llama de la esperanza de hacer alguna vez la paz con el pueblo palestino.
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