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Maite Nolla

Peces en el charco

¿Pero ustedes en nombre de quién se creen que hablan? ¡Qué manía con arrogarse una representación que ni tienen ni les corresponde! Que yo sepa, entre sus funciones no está la de canalizar la opinión política de sus colegiados.

¿Quién le iba a decir a Gregorio Peces-Barba que en el año 2011 se iba a convertir en el puchin-bol de los nacionalistas? Se han acordado hasta de su señora madre. Los mismos que cada año hacen que la Diada sea una especie de noche de Walpurgis, pero de día, en la que la consigna menos ofensiva es el muy recurrente "Espanya ens roba", han encontrado en el comentario del señor Peces-Barba la forma de liberar su ira. Tal ha sido la gravedad de los hechos que a Montilla le han escrito una carta en la que pide a Peces-Barba respeto por Cataluña; y lo dice un señor que después de treinta años ocupando cargos públicos en Cataluña no aprendió catalán porque no le dio la gana. El respeto de Montilla por el catalán es proporcional al tamaño de la chuleta que le daban para firmar en los libros de honor de los ayuntamientos. Ya sé que a ustedes les debe hacer más gracia lo de Tardà o lo que diga el exvocal del Consejo General del Poder Judicial a propuesta de CiU, pero, por la cosa corporativa, les diré que yo sigo impactada ante la reacción de los decanos de los colegios de abogados de Cataluña. Los muy ilustres, ni cortos ni perezosos, dicen que "la abogacía catalana está indignada con las declaraciones de Peces-Barba". Ya me perdonarán, queridos compañeros, ¿pero ustedes en nombre de quién se creen que hablan? ¡Qué manía con arrogarse una representación que ni tienen ni les corresponde! Que yo sepa, entre sus funciones no está la de canalizar la opinión política de sus colegiados. De todas formas, ya sé que no hablan en nombre de los colegiados, que hablan en nombre de Cataluña, pero les reitero que me da que no es función de un colegio profesional meterse a políticos. Además, para ello disponen ustedes de un amplio abanico de partidos, casi todos nacionalistas, que creo que responden mejor a sus preferencias. Por si no me han entendido, les pido que si van a seguir haciendo política, dimitan ya.

La broma de Peces-Barba a mí tampoco me hace una gracia excesiva. Si al final del camino la izquierda piensa que lo mejor para España hubiera sido canjear a Cataluña por Portugal, nos podían haber ahorrado treinta años de dejación, abandono, irresponsabilidad, traición y de la guinda en forma del Estatuto de Cataluña. Porque al final la izquierda y la derecha van a confluir en un curioso punto: que Cataluña se independice por la vía de urgencia. Lo cual, desmonta las teorías de los corresponsales del periodismo nacionalista moderado en Madrid: en Madrid no se odia a Cataluña, en Madrid Cataluña no importa lo más mínimo.

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