Existe en las Fuerzas Armadas una situación administrativa singular: la situación de reserva. Se aplica a todas las escalas –oficiales, suboficiales y tropa– y tiene en consideración exclusivamente la edad. En estos momentos, la edad de pase a la reserva está fijada entre los 58 y los 61 años.
Durante muchos años de servicio, nunca presté atención a esta situación, tal vez porque estaba aún lejana. Pero ahora, a menos de un año de cumplir los 58, he comenzado a fijarme con más atención. O quizá sea porque nuestros representantes políticos han acordado la extensión progresiva de la edad laboral y el asunto está de actualidad. Sea como fuere, es cierto que las cosas han cambiado: por una parte, el aumento de la esperanza de vida y la mejora de las condiciones laborales facilitan esta extensión y, por otra, la necesidad imperiosa de pagar los gastos de una Administración mastodóntica hacen, más que recomendable, necesario ampliar la edad de jubilación.
En estas condiciones, la situación de reserva (forzosa) que existe en las Fuerzas Armadas podría ser percibida por la sociedad como insolidaria, pues pudiera parecer un trato de favor para una parte de los ciudadanos que se van anticipadamente, mientras que el resto continúa trabajando hasta los 67 años.
Pero es que, además, esta percepción es errónea, porque para muchos militares esta reserva forzosa constituye un problema, pues aún tienen hijos estudiando e hipoteca que pagar, y la pérdida económica es notable. Podría constituir, también, un agravio comparativo, porque los militares entraron en la Administración del Estado por medio de una oposición, como el resto de funcionarios. Consecuentemente, no hay razón para echarlos antes que al resto.
Para abundamiento de dudas, resulta también contradictoria, pues se argumenta que es para rejuvenecer las Fuerzas Armadas, pero en caso de movilización general el personal en la reserva sería llamado a filas, con lo que la edad media será la que corresponda al incluir este personal en el cómputo general.
El último aspecto inquietante es la práctica que se viene produciendo por parte del Ministerio de Defensa de asignar puestos en las Fuerzas Armadas a personal en la reserva. Esta práctica no sólo resulta contradictoria, pues parece que a este personal en la reserva no le afecta la edad, sino que resulta frustrante para el personal militar en situación de actividad, que percibe esta asignación de puestos como una medida que limita sus posibilidades de promoción profesional.
En consecuencia, Tervies ha solicitado al Ministerio de Defensa la eliminación de la situación de reserva por las razones aducidas y, en su lugar, hemos solicitado que se establezcan cauces para el pase a la situación de retiro anticipado de forma voluntaria (jubilación anticipada).
En cualquier caso, no queremos que esta propuesta se vea en modo alguno como una crítica, sino más bien como una visión nueva en un asunto en el que tal vez no se ha pensado lo suficiente y que, a nuestro juicio, es una rémora del pasado.
Luis García-Mauriño (coronel), presidente de la asociación Tercios Viejos Españoles (Tervies).