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Los enigmas del 11M

Un aplauso para Candela Peña

Aunque el tema de los Goya no me interesa poco ni mucho, al final me he tenido que ver el discurso de Candela Peña, para tratar de entender el revuelo que se ha montado. Y, para ser sinceros, no me parece que diga ningún inconveniente. Todo lo contrario.

Entiendo, del discurso de Candela Peña, que ella se opone a los recortes en sanidad y educación. Pues me parece muy bien, yo también me opongo: si hay que recortar, habrá que empezar por recortar a la casta política que nos ha llevado a la ruina. Basta ya de que nos hagan pagar a los ciudadanos la factura, mientras la casta política demuestra, un día sí y otro también, que no tiene la más mínima intención de poner fin a la juerga. Juerga en la que solo participan ellos, claro.

¿Cómo vamos a tolerar los recortes en sanidad y educación, si cada día vemos ejemplos nuevos y sangrantes de cómo la casta nos roba a manos llenas, de cómo se llevan a sus bolsillos particulares el dinero que debería emplearse en esa sanidad y esa educación que pretenden recortarnos?

Primero, que dejen de robar, y que los que han robado vayan a la cárcel y devuelvan lo sustraído. Segundo, que reformen el estado, poniendo fin a esta estafa generalizada encarnada en miles de autonomías, diputaciones, consejos comarcales, mancomunidades y ayuntamientos que se han convertido, en muchos casos, en simples chiringuitos para el trinque. Y después, si efectivamente hay que seguir recortando (que está por ver), discutimos sobre los recortes en servicios públicos. Pero primero acabemos con el robo y con el despilfarro.

Desde el punto de vista de opinión pública, cuanto más se generalice el discurso de Candela Peña contra los recortes en sanidad y educación, más posibilidades habrá de que se ponga fin al latrocinio y se reforme el estado, porque menor será la tolerancia de la sociedad frente a quienes pretenden seguir cargando el peso del ajuste en las exclusivas espaldas de los ciudadanos.

Por último, Candela Peña es la persona que se atrevió en la gala de los Gaudí a hablar en castellano, y la crucificaron por ello. Tuvo las narices de hacer ese gesto, en esa dictadura lingüística en que los nacionalistas han convertido a Cataluña, lo cual demuestra su valentía.

Y en el discurso de ayer en los Goya (si aún no lo ha visto, hágalo) yo no la veo hacer ninguna imputación injusta a nadie. Se limita a hablar de lo que ella, como ciudadana, ha vivido y de lo que a ella, como ciudadana, le preocupa. Y me parece que en ningún momento del discurso mostró la más mínima mala educación, ni el más mínimo mal gusto. Si algo puede desprenderse de su discurso es una crítica a quienes, desde los gobiernos autonómicos, han gestionado en los últimos tres años la sanidad y la educación en Cataluña. Pero hasta en eso se mostró comedida la actriz y se limitó a exponer lo que ella ha vivido, sin entrar en valoraciones políticas.

Así que, si ustedes me lo permiten, vaya desde aquí mi aplauso para esa actriz a quien no tengo el gusto de conocer, pero con la que no puedo estar más de acuerdo en las dos intervenciones públicas que hasta el momento la he oído.

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